La historia de Grecia en el siglo XX no ha podido ser más trágica. Sometida parcialmente al imperio otomano, asolada por dictaduras, invadida por nazis y fascistas, una guerra civil tras la liberación, después abandonada por Stalin y colonizada por el ejercito ingles y el norteamericano, restauración de una monarquía de ultraderecha, nueva dictadura militar….y cuando por fin se había asentado la democracia, un gobierno de la derecha genera una terrible crisis económica de la que van a tardar años en recuperarse. Y siempre unos mismos perdedores: los trabajadores griegos.
Una historia que da para muchas obras dramáticas. Quizás el artista que mejor ha reflejado esa trayectoria de su país ha sido el director de cine Theo Angelopoulos, fallecido hace unos días en un estupido accidente de tráfico.
El cine de Angelopoulos aunque ha tenido muy buenas criticas y acogida en festivales europeos, fuera de Grecia es para minorías, tanto por sus contenidos, (muy vinculados a la historia del país, aunque posteriormente se amplio al conjunto de la península balcánica), como por su formato con lentos planos secuencia, gran presencia de simbolismos, una gran desnudez formal. En España se han estrenado una parte de ellos, aunque solo tuvieron una cierta repercusión “Paisaje en la niebla” de 1988 y la “Mirada de Ulises” de 1995 con una extraordinaria interpretación de Harvey Keitel.
Angelopoulos, que fue militante del Partido Comunista, realizo en la década de los 70 una serie de películas de hondo contenido político, la mas importante de las cuales fue “El viaje de los comediantes” de 1975, justo al finalizar la dictadura de los coroneles y en mi opinión y en la de la critica especializada su mejor y mas monumental obra.
Es una película de casi cuatro horas, sombría, dura y triste en sus contenidos, sin ninguna concesión comercial. Pueblos vacíos y sin vida, gentes que van andando deprisa y que mas bien parecen huir, cielos encapotados, lluvia, niebla y nieve (no parece que estemos en la luminosa y mediterránea Grecia), paisajes invernales, pobreza. Gran parte de las escenas transcurren por la noche, o en casas y habitaciones con muy poca luz. Eso sí con el frecuente acompañamiento de la música tradicional o popular. En ese escenario se desenvuelve la vida de un grupo de comediantes que van de un pueblo a otro, en condiciones modestísimas y sin que nunca se vea su publico.
Y la violencia omnipresente. La dictadura de Metaxas, la invasión nazi y fascista, la resistencia de la guerrilla comunista, la invasión anglo-norteamericana, la represión de la guerrilla, la “recuperación” de los colaboracionistas con los nazis, los grupos paramilitares anticomunistas, el golpe electoral de un nuevo dictador militar. La tortura, la delación, las ejecuciones, el matonismo, la violación, las cárceles. Y el silencio de la población, solo roto por disparos o por la presencia de llamamientos electorales de la candidatura del dictador. Todo ello sin apenas imágenes sangrientas o de violencia explicita.
La película va tomando fuerza a medida que va avanzando, desde una primera hora mas compleja de seguir, con continuos saltos en el tiempo y mas atenta a los problemas personales del grupo de comediantes, hasta la ultima hora y media mucho mas explícitamente política y centrada en la ilusión de la liberación y el engaño y posterior represión de la resistencia. En todo caso hay que seguirla con mucha atención por esos frecuentes cambios en el tiempo y hay que tener al menos unos conocimientos de la historia de Grecia en esos 15 años que van desde 1937 a 1952
Solo hay un breve momento de respiro: la alegría de la liberación, las manifestaciones de bienvenida a los ejércitos Aliados y la concentración de una manifestación comunista, aunque rota por el ataque de los soldados ingleses y policías griegos.
Hay otras escenas que también erizan la piel. Como los monólogos frente a la cámara de tres de los miembros del grupo de los comediantes, la disputa entre comunistas y fascistas en un baile, la violación de una de las comediantes o el desarme de los guerrilleros. Hay una presencia de nuestra guerra civil, recordadando en varias ocasiones la canción del “Ejercito del Ebro”, y comparando el trágico destino de nuestros dos países en su lucha contra el fascismo.
Puede ser un lugar común decirlo pero la película es un impresionante friso histórico que enlaza con las grandes tragedias del clasicismo griego. Si vencemos nuestros malos hábitos de consumo de cine y televisión de mucha acción, nos sentamos cómodamente, podremos disfrutar con una grandiosa pelicula
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