martes, 13 de marzo de 2018

ASESINATO DE GABRIEL Y PRISION PERMANENTE REVISABLE



Cada cierto tiempo se producen crímenes atroces que provocan fuertes y emotivas reacciones en sectores de la opinión pública. Lo vimos hace unas semanas con el asesinato de Diana Queer y lo estamos viviendo ahora mismo con la muerte de Gabriel Cruz.
Los intentos de casi linchamiento de la presunta culpable han llenado las portadas y reportajes de los medios de comunicación, especialmente de algunos más propicios al sensacionalismo. Si la agresión a una presunta criminal nunca puede ser admisible ni justificarse como reacción lógica de dolor y condena, menos aún puede entenderse que se aproveche el clima emocional para hacer jugarretas electoralistas por parte de medios de comunicación, de dirigentes y grupos políticos.
Nadie debería agitar el malestar y fomentar incluso bajas pasiones, que sabemos dónde empiezan, pero nunca donde acaban.
Aunque seamos muchos los que nos quejamos de que las cárceles están muchísimo más llenas de condenados por delitos individuales de sangre o de tráfico de drogas, que por delincuentes de cuello blanco, en sus diversas modalidades, es evidente que nuestra legislación penal, reformada con cierta frecuencia y casi siempre con pretensiones de endurecimiento, así como nuestro sistema judicial, cuentan con suficientes y a veces excesivos instrumentos para perseguir los delitos y castigar con firmeza a los y las criminales.
Recuerdo cuando en los primeros años de la transición democrática, hubo varios indultos no estrictamente políticos y algunas reformas legales que actualizaron y moderaron las leyes autoritarias heredadas del franquismo o incluso del siglo XIX, se desataron campañas sobre el presumible aumento de la violencia y la delincuencia y a un supuesto “miedo a salir de casa” que nos había traído la democracia, algo que nunca se llegó a demostrar.
No son nuevos, por tanto, los intentos de aprovechar crímenes horrendos para endurecer la legislación penal, algo que igualmente surgía cada vez que ETA acometía alguno de sus muchos actos terroristas.
La petición de estos días de “la prisión permanente revisable”, o dicho en lenguaje de la calle, “la cadena perpetua”, por gente indignada ante el asesinato de un niño, que puede ser entendible aunque nunca justificable, no puede ser aprovechada políticamente para arañar más votos.
Hay que recordar que esa nueva figura legal, aprobada en la anterior legislatura con los únicos votos favorables del PP, ha sido fuertemente cuestionada por juristas y expertos, por jueces y fiscales, y por la mayoría de los partidos políticos, que recientemente pidieron su supresión, en este caso con el voto en contra del PP y la incomprensible abstención de “Ciudadanos” (olvidando sus pretensiones de ser un partido moderno, liberal, avanzado…).
Los políticos de la derecha y centro derecha, que compiten por ver quien es más duro con ese crimen, saben de sobra que con la actual legislación penal el castigo para la persona culpable va a ser tremendo, ya que se dan, en principio, muchas circunstancias agravantes para ello. Y por tanto lo que se pretende no es tanto castigo como venganza: “que se pudra y muera en la cárcel, que bien merecido lo tiene”.
Una sociedad democrática avanzada como la nuestra, no puede asumir esas posiciones. Al igual que en el pasado logramos erradicar la pena de muerte, tenemos que asumir que la cadena perpetua en la práctica destierra cualquier perspectiva de rehabilitación, de arrepentimiento, de recuperación para la vida social; un derecho que todas las personas, incluidos los y las criminales más horrendos, deben tener. Y no valen argumentos justificativos, de que la condena puede ser revisada, que lo puede ser, pero en un contexto de difícil aplicación. Como también hay que tener presente que esta reforma legal se produjo en un momento de ascenso del terrorismo yihadista, algo muy distinto a lo que pueden ser los crímenes de individuos particulares.
De ahí que resulte todavía más inaceptable que en las filas del PSOE, un partido que a lo largo de su historia ha tenido grandes juristas, grandes defensores y luchadores por los derechos humanos, surjan dudas ante esta cuestión y temor a perder votos si aparecen con una “imagen débil”.
La prisión permanente revisable debería desaparecer de nuestro Código Penal y desde luego bajo ninguna presión emocional ni interés electoral partidista, ampliar su campo de aplicación.
Ya estamos teniendo diversos retrocesos en materia de aplicación del Código Penal y de la legislación vigente, como acaba de poner de relieve el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, como para dar más y más contundentes pasos en esa dirección de limitación de derechos.

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lunes, 5 de marzo de 2018

VIVAS, LIBRES, UNIDAS POR LA IGUALDAD: 8 DE MARZO



El movimiento obrero, los sindicatos de clase y los partidos de izquierda vienen celebrando desde ya un lejano año 1911, el 8 de marzo como el día de la mujer trabajadora. Las organizaciones feministas que se fueron desarrollando a lo largo del siglo XX, se sumaron a este día de lucha y reivindicación.

Con el paso de los años hasta instituciones internacionales como la ONU han apoyado a esta conmemoración.

Todos los 8 de marzo quienes luchan por la igualdad de derechos, sin discriminación en el empleo y en el salario, han salido, hemos salido, a la calle con las banderas y lemas morados. Estas luchas han dado resultado. Hoy la situación de las mujeres en los países democráticos y socialmente avanzados, tienen ya poco que ver con la realidad de los primeros años del siglo XX. Aun y así la plena igualdad sigue siendo un objetivo no alcanzado plenamente, ni en lo laboral, ni en lo político, ni en lo cultural y educativo, ni en la convivencia familiar y en lo religioso.

Pero a la vez que se ha progresado en derechos, se han acentuado, o han emergido con mayor claridad, las diversas formas de violencia de genero.

Este año la lucha por la igualdad ha dado un importante salto cualitativo: un paro internacional de dos horas por turno. Y en nuestro país el lema unitario recoge la expresión “VIVAS, LIBRES, UNIDAS, POR LA IGUALDAD”, añadiendo, como no podía ser de otra manera, la lucha contra las diversas formas de violencia de genero.

Lamentablemente esta iniciativa no ha contado con un apoyo unánime en nuestra sociedad y peor aún, ha habido criticas infundadas, manipulaciones y burlas, incluso desde ámbitos gubernamentales.

La movilización va a ser un gran éxito en ese camino sin vuelta atrás por la igualdad. Y sin olvidar que aún hay cientos de millones de mujeres y niñas que en numerosos países sufren una brutal discriminación y violencia, que se inicia en la más tierna infancia y dura toda la vida.

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LA DIGNIDAD DE LOS POLITICOS



Hace unos días asistí a un acto de homenaje en memoria de Javier Martínez Lázaro (Tito), un gran juez progresista. En las numerosas intervenciones que se sucedieron, las dos frases más repetidas fueron “ojalá los políticos de hoy fueran como Tito” y “fue un hombre que siempre buscaba consensos y tendía puentes entre posiciones distantes”. Fue un líder estudiantil en los últimos años del franquismo, militante del PCE, periodista, abogado laboralista de CCOO, juez, miembro de Jueces para la Democracia, del Consejo del Poder Judicial… y siempre mantuvo una coherente lucha por mejorar las condiciones de vida de la gente.

Como Tito hay y ha habido muchos hombres y mujeres en la lucha política, dignos, responsables, honestos, rigurosos, coherentes con sus ideas, trabajando por la gente, especialmente por las clases populares.

Sin embargo, la imagen que recibimos todos los días a todas horas es corrupción, ineficacia, lejanía, ir a lo suyo, en definitiva, aquello que resumió muy bien el 15-M cuando hacía referencia a “la casta”. He terminado por ver solo un programa de televisión, “El intermedio” y es soportable por la inteligente e intensa dosis de humor con que trata el cumulo de noticias tremendas y es entonces cuando recuerdo aquella vieja canción de Peret, “Es preferible reír que llorar”. Otras veces viendo “El intermedio”, pienso que García Berlanga se quedó bien corto en sus geniales películas retratando las clases dominantes de nuestro país.

Es normal preguntarse cómo se ha llegado a esta situación de desfachatez, de sensación de impunidad, de avaricia sin límites, en muchos casos por parte de personas que ya estaban muy bien situadas económicamente y que son capaces hasta de timar a sus consuegros como uno de los implicados en el caso Palau de Barcelona.

¿Cómo es posible la red tan amplia de complicidades, de silencios, de permisividad, que en algunas zonas de nuestro país alcanzó a numerosas personas, que en muchos casos se beneficiaron en mayor o menor medida de las anchas pirámides de corrupción?. Y lo más increíble de todo ¿como esas arraigadas, sistemáticas, duraderas conductas, apenas han pasado factura a quienes las han practicado o tolerado?

La desideologización, la falta de cultura política, de conocimiento de la historia, de comprensión de los retos de un mundo globalizado y complejo, que caracteriza a buena parte de la sociedad española y a buena parte de sus elites gobernantes, puede ser una explicación. Las ideas, los modelos de sociedad, las propuestas de transformación y por supuesto los principios morales y religiosos, se han desdibujado tanto en la izquierda como en la derecha.

No me gusta ser “abuelo cebolleta” y añorar melancólicamente el pasado, pero lo cierto es que la transición y los primeros años de la construcción de la democracia la protagonizaron en la izquierda, en el centro y en la derecha, gente que tenía ideología y luchaba por sus ideas. Y repito en la izquierda, en la derecha y en el centro. Tuve la suerte de conocer y tratar a muchos de ellos y la inmensísima mayoría estaban en la política no por ganar dinero sino por defender sus principios. Para no hablar de mis amigos comunistas, citare tres ejemplos para mi inolvidables: Jerónimo Saavedra, Fernando Abril Martorell y Antonio Garrigues Walker. Socialista y ugetista el primero de ellos, bien alejados de mis ideas los otros dos (Garrigues había sido nada menos que miembro de la Comisión Trilateral), y sin embargo lucidos y conscientes luchadores políticos para hacer de España un estado moderno, democrático y mas justo y solidario.

También conocí a muchos y excelentes altos funcionarios y cargos públicos, que yo resumiría en la persona de Adolfo Jiménez, largos y decisivos años Secretario de la Seguridad Social, con el que discutía, a veces con mucha dureza, pero del que sabía sin genero de duda que luchaba como yo por un Sistema de Seguridad Social solidario y sostenible. Adolfo, que era independiente, pero no apolítico, se afilió al PSOE el mismo día en que este partido en el año 1996 perdió las elecciones generales, algo que hoy parecería inconcebible.

Era una clase política que en absoluto participaba de esa desgraciada frase que se atribuye a Felipe González de que “gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones”, ni tampoco de lo que dijo Alfonso Guerra “el que se mueva no sale en la foto”. Dos terribles opiniones que estoy seguro hicieron temblar a socialistas tan valiosos y honrados como José María Maravall, Matilde Fernández o Gregorio Peces Barba.

Insisto que ha habido y hay muchos políticos dignos, pero la dignidad no viene del aire, se construye y se garantiza día a día, año a año. Requiere formación cultural, sustento ideológico, principios morales, talante dialogante y voluntad de negociación, trabajar en su profesión antes y después de ser cargo público, salir y escuchar a la gente normal y corriente, ir al cine, al mercado, al centro de salud, de tapas, a pasear por un parque, poner la lavadora y el friegaplatos, hacer la cama, llevar a los niños al cole, hacer los deberes y jugar con ellos…



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sábado, 24 de febrero de 2018

ME PONGO AL DIA


En junio del 2011, tan cerca y ya tan lejos, empecé mi blog. Han sido casi 760 entradas de muy diversos temas: actualidad política, sindicalismo, estado de bienestar, música, opera, cine, pintura, viajes, recuerdos de mi vida....Unos tuvieron buena acogida, otras menos y otras muy escasa. Aunque siempre he sentido el apoyo de seguidoras y seguidores incondicionales y sobre todo amables y cariñosos. 

Pero el mundo va muy rápido y los cambios son inevitables. Me paso a un nuevo y mucho mas ambicioso formato, mezcla de pagina web y blog en world press. He tenido la inmensa suerte de conocer a un profesional creativo, innovador y al día, que me ha diseñado la nueva oferta (Paco Fernandez; paco.fdez74@gmail.com). 

Este es un anuncio de cambio, y de forma inmediata empezare a publicar. 

Gracias por vuestro apoyo y nos vemos en https://hectormaravall-blog.com/


Hector Maravall

viernes, 16 de febrero de 2018

INTERMON OXFAM: EN DEFENSA DE LAS ONGS SOLIDARIAS



Soy socio de Intermón Oxfam desde hace bastantes años y muy probablemente lo seguiré siendo. Cuando me apunté a esta ONG, hubo quien me dijo que cómo lo hacía, siendo una organización mas o menos vinculada a la Iglesia Católica y en concreto a los Jesuitas. A pesar de que desde hace mucho tiempo es una organización laica e independiente, ni me importaba antes ni me importa ahora.

El terrible escándalo sexual que han protagonizado algunos de sus miembros y dirigentes, de características parecidas a otras que tuvieron como artífices a militares en misión de paz o a cooperantes civiles, es una vergüenza y hasta un delito que debe ser castigado con absoluto rigor,  además de que Intermón Oxfam tome las medidas oportunas para que nunca más se vuelva a repetir.

Pero también resulta vergonzoso que aprovechando esas practicas intolerables y la hasta cierto punto tardía y dubitativa reacción de la dirección de I.O., se ha desatado una campaña en algunos países y muy en especial en España, atacando a esta ONG y cuestionando su actividad. El escandalo les ha venido de perlas a quienes llevan mucho tiempo molestos por sus informes, o siendo señalados por su responsabilidad en la falta de apoyo a la cooperación internacional con el hambre y la miseria en el Tercer Mundo o con el crecimiento de la pobreza y exclusión, como consecuencia de las políticas neoliberales frente a la crisis, caso evidente en lo que se refiere a nuestro país.

Intermón Oxfam es una ONG incomoda, porque no tiene pelos en la lengua, porque es rigurosa en sus denuncias y en sus propuestas, y porque no se limita a dar la vara, sino que desde hace mucho realiza programas de cooperación en numerosos países del mundo con resultados muy positivos bien contrastados.

Es cierto que muchas ONGS levantan suspicacias tanto en el ámbito de la izquierda como en la derecha, por razones, claro está, muy distintas. La derecha quisiera que se limitaran a ejercer su trabajo sin meterse en más líos de denuncias políticas, económicas o sociales, no hablar de causas ni de responsables. Y en la izquierda hay quienes consideran que las ONGS hacen caridad, ponen parches a la explotación capitalista y viven de unas subvenciones o ayudas que estarían mucho mejor empleadas por parte de la gestión pública.

Admito que, en mi caso, procedente de una ortodoxa tradición política y sindical, pensaba algo parecido. Tuve la oportunidad como Director General del IMSERSO de conocer la realidad de las ONGS. De la cantidad de papeletas que nos resolvían a las administraciones públicas, fuera por la insuficiencia de nuestros recursos, centros, programas, etc. o por las dificultades de tramitación urgente y diversificada de las posibles soluciones.

Por no citar más que unas pocas, recuerdo con admiración la gestión de Caritas, Cruz Roja o Andalucía Acoge, cuando el tremendo conflicto de El Ejido (Almería) y los campamentos infrahumanos de inmigrantes en Ceuta y Melilla. O el apoyo recibido del MPDL en la guerra de los Balcanes. O la colaboración en numerosos proyectos de accesibilidad, empleo especial, integración social, etc. de personas con discapacidad por parte del CERMI. O la respuesta inmediata de las ordenes religiosas integradas en LARES, ante la demanda no cubierta de plazas residenciales para mayores gravemente dependientes. La presencia constante de Mensajeros por la Paz para resolver problemas urgentes no suficientemente contemplados en el ámbito de actuación del IMSERSO……

También conocí algunas ONGS, contadas con los dedos de la mano, que eran ineficaces, que abusaban de sus relaciones o presiones políticas, o que no tenían una gestión clara. Pero eran una ínfima minoría, de las que el propio movimiento asociativo se desmarcaba. Y es verdad p.e. que en los años 90 Cruz Roja padeció una mala gestión en su cúpula política, pero la organización remontó pronto y bien y fue decisiva en la atención a los inmigrantes sin papeles.

No solo no he vuelto a ser reticente con las ONGS, incluidas las vinculadas a la Iglesia Católica, sino que soy firme partidario de poner la X en la casilla del IRPF destinada a su financiación y así lo he hecho con mi declaración siempre y así lo he defendido públicamente.

Por último, me parece una desvergüenza que el ministro Montoro, corresponsable de un gobierno que se ha caracterizado por eliminar prácticamente las ayudas a la cooperación al desarrollo y que milita en un partido corroído por la corrupción, se atreva a criticar a Intermón Oxfam. Una razón más para seguir colaborando con I.O., lo que no es óbice de una firme exigencia de sanción y erradicación de prácticas como las que hemos conocido en estos días.



miércoles, 7 de febrero de 2018

UN GOBIERNO PARALIZADO


Es sabido que algunos presidentes republicanos de los Estados Unidos no eran capaces de hacer dos cosas a la vez. Ya no tienen esa exclusiva. A nuestro gobierno le pasa algo similar.

En casi año y medio de legislatura no han sido capaces de gobernar, más allá de las tardías y equivocadas actuaciones ante el conflicto independentista. No voy a minusvalorar la tremenda importancia e implicaciones de todo tipo del conflicto político y social en Cataluña y la necesidad de resolverlo cuanto antes y de la mejor manera. Pero siendo una evidente prioridad política, social y económica, no se puede limitar la acción de gobierno a este problema, por muy importante que sea (y encima sin una estrategia coherente y sensata).

La realidad de España, de Europa, de nuestro mundo globalizado, no puede esperar a que por fin se solucione el conflicto independentista, que por otra en el mejor de los casos va a tardar años en resolverse.

Si por algo se caracteriza esta época que nos ha tocado vivir, es por el tremendo dinamismo de los cambios políticos, económicos, tecnológicos, sociales, medio ambientales…que exigen prospección, información, debate, toma de decisiones, actuaciones, evaluaciones, replanteamientos, visión a medio y largo plazo. Y como dice el refrán “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”. Nuestro gobierno esta dormido, pero lo malo es que la corriente nos puede llevar a todo el país.

En estos 15 meses el gobierno ni ha legislado y lo que es peor ha boicoteado las iniciativas políticas de los grupos parlamentarios, incluidas aquellas que incluso ha apoyado su peculiar socio de gobierno y a la vez rival, Ciudadanos.

La parálisis gubernativa también nos tiene alejados de los debates europeos, donde cada vez tenemos menos influencia, incluso el presidente del gobierno no se ha molestado en ir a la Conferencia de Davos, que más allá de la opinión que nos merezca su composición y actitudes, sin duda es un foro de gran importancia política y económica. Macron y Merkel llevan meses proponiendo iniciativas para dar un nuevo impulso a la Unión Europea y no se conoce aportación alguna de nuestro país al respecto.

Se están produciendo importantes reequilibrios geopolíticos y económicos, con una presencia cada vez mas activa de China y en segundo lugar de la India, y aquí no tenemos nada pensado al respecto.

La revolución tecnológica cada día más acelerada, está cambiando y va a cambiar aún más y más rápidamente las comunicaciones, las relaciones empresariales, la educación, los transportes, las formas de producción y trabajo, los movimientos de capitales…etc. Y aquí estamos saliendo de la crisis con innumerables bares, cafeterías, fruterías, negocios de esoterismo, tiendas de alimentación alternativa, gimnasios, locales de cuidados estéticos, de uñas y pestañas…

Mientras, la inversión en I+D+I está bajo mínimos, el sistema educativo cada vez está respondiendo menos a las necesidades de los nuevos procesos productivos, volvemos paulatinamente a la burbuja inmobiliaria empezando por el desmadre de los alquileres, rehuimos un debate en serio sobre las necesidades energéticas, pasamos de adoptar medidas estructurales en relación al cambio climático o ralentizamos infraestructuras esenciales como el corredor mediterráneo o la Y vasca y nuestras pequeñas y medianas empresas se mueven en la confusión o la ignorancia sobre cual va a ser el modelo productivo de nuestro país.

En definitiva, estamos saliendo de la crisis en buena medida con la inestimable ayuda del Banco Central Europeo, del terrorismo islámico que nos rebota millones de turistas, y de la coyuntural contención del precio del petróleo. Nuestro gobierno no se ha molestado en abrir una seria reflexión y debate público sobre la crisis y la salida de la crisis y sobre todo en relación al nuevo modelo productivo que nos evite volver a las andadas. Esta debería ser una de las prioridades del Congreso de los Diputados, donde por cierto se han sucedido una serie de comparecencias de altos responsables públicos y privados relacionados con el sector financiero de nuestro país y es vergonzoso que se hayan ido de rositas tras haber admitido (menos Rodrigo Rato), los graves errores y equivocaciones cometidos en la gestión de la crisis económica y bancaria.

Pero no solo es urgente debatir y diseñar un nuevo modelo productivo, es que también hay que abordar con urgencia y rigor, las consecuencias sociales de casi 10 años de crisis. Una gravísima ruptura del modelo de relaciones laborales, con la precarización del empleo, con la cronificación de amplios colectivos en situación de pobreza y/o exclusión social, con la aparición de la nueva realidad de trabajadores pobres, con la explotación del empleo joven y la desigualdad salarial entre hombres y mujeres. El deterioro del Sistema Nacional de Salud y del Sistema Educativo, la debilidad del Sistema de Atención a la Dependencia, el insuficiente desarrollo de los servicios sociales o los déficits de vivienda digna y accesible. Se demora el análisis y propuestas ante los riesgos que el aumento del paro y la precarización laboral esta produciendo en nuestro Sistema de pensiones.

Los costes sociales de la crisis ni se pueden dejar a ver si el mercado lo va resolviendo o peor aun acostumbrarse a convivir con una parte importante de la población marginada y excluida del crecimiento económico y del bienestar social.

Este gobierno no puede seguir paralizado. Los partidos parlamentarios de la oposición e incluso los socios-rivales del gobierno, tienen que reaccionar o el precio que pagaremos en los próximos años la ciudadanía española será muy elevado y posiblemente irreversible.












sábado, 20 de enero de 2018

"LOS ARCHIVOS DEL PENTAGONO": EXCELENTE PELICULA POLITICA DE SPIELBERG


Con toda razón, Steven Spielberg esta considerado como uno de los grandes directores de la historia del cine, aunque como otros genios también haya realizado alguna película olvidable. Con “The Post”, traducida en España como “Los archivos del Pentágono”, en mi opinión ha alcanzado otra de sus cimas creativas.

Por desgracia cada día es menos frecuente encontrar películas políticas de calidad. Esta es quizás la mejor película política de los últimos años. Con un añadido, es una obra de profundo contenido ideológico, intensa, y a la vez muy dinámica y entretenida. Consigue hacer pensar y disfrutar. Claro que para ello cuenta con una actriz fuera de serie como es Meryl Streep, con una interpretación llena de matices que engancha desde el primer momento. Como también resultan excelentes Tom Hanks, superando su acartonamiento interpretativo de sus ultimas películas, y el resto de los protagonistas.

La película es una profunda defensa de la libertad de prensa frente a la manipulación de gobiernos con actitudes autoritarias; una denuncia absoluta de la intervención norteamericana en Indochina desde principios de la década de 1950 hasta principios de la década de los 70 y una critica a las manipulaciones de presidentes republicanos como Eisenhower y Nixon y demócratas como Truman, Kennedy y Johnson.

Spielberg no revela nada que no supiéramos en sus aspectos generales, pero desarrolla a la perfección los entresijos del funcionamiento de los grandes medios de comunicación y su relación con los gobiernos y con el telón de fondo de la financiación de los mismos.

El magnifico guion pone de relieve la complejidad de las actitudes personales y corporativas de periódicos de las características del Washington Post o del New York Times; la dificultad de tomas de decisiones en temas de enorme trascendencia y repercusión. Spielberg y sus actores, huyendo de planteamientos simplistas o maniqueos, desmenuza de manera soberbia las dudas, las presiones, las esperanzas, los miedos, la valentía, de todo un gran periódico, desde la propiedad hasta los trabajadores de las rotativas, así como las amenazas y represalias políticas, judiciales y económicas desde el poder.

Es pura historia de la lucha por la democracia, con hechos y personajes reales, que sucedieron hace mas de 40 años, pero cuya vigencia es absoluta en nuestros días, como muy bien ha quedado de manifiesto en los enfrentamientos entre Donald Trump y la prensa demócrata norteamericana. Como también es de enorme actualidad e interés el papel que los jueces pueden y deben desarrollar en la interpretación de los principios constitucionales, con rigor e independencia política.

Habrá quien considere que aquellos años dorados de la gran prensa liberal norteamericana han quedado atrás, arrastrados en buena medida por los cambios en la propiedad familiar de los periódicos y sobre todo por los cambios tecnológicos y el predominio de las redes de internet y las nuevas formas de comunicación, mucho mas expuestos a la manipulación y al simplismo de los mensajes, frente al rigor y la profesionalidad de un periodismo solvente.

Spielberg es implacable con el presidente Nixon, en tantos aspectos parecido a Trump, y las últimas imágenes de la película enlazan con el siguiente escandalo protagonizado por aquel presidente, el Watergate, que a la postre provocó su dimisión.

En todo caso salí del cine pensando que ojalá nosotros en España hubiéramos tenido y tuviéramos ahora unos medios de comunicación como el Washington Post y el New York Times. Realidades como la corrupción hubieran sido denunciadas mucho antes y con mayor contundencia, por no hablar de otros abusos de los diversos gobiernos, grandes empresarios e instituciones de nuestro país.

 En definitiva, una gran película, que recomiendo absolutamente, de algo menos de dos horas en las que ni en un minuto decae el interés y la atención y que debería ser proyectada y comentada en los colegios y universidades.





jueves, 18 de enero de 2018

¿Y SI GANARA CIUDADANOS AL PP?


Tuve ocasión de escuchar a Albert Rivera hace varios años, cuando aún su actividad política se limitaba a Cataluña. Resultaba interesante su forma ágil de comunicación y su discurso mezcla de socialdemocracia light y liberalismo moderado. Tiempo después escuché a Inés Arrimadas, como joven promesa de Ciutadans y la impresión fue todavía de mayor sorpresa.

Cuando su proyección se fue ampliando por el conjunto de España, hubo muchas voces en la izquierda que les calificaron como la marca blanca del PP y como la alternativa de las clases dominantes al previsible desgaste de Rajoy y su gobierno. Incluso hay quienes hoy dicen que Ciudadanos son más peligrosos que la derecha tradicional encarnada por el PP, ya que mostraban una imagen amable y renovada, que podía generar más simpatías en el electorado y ponerlo más difícil a la izquierda.

Nunca he compartida esa visión de la política de que mas vale enfrentarse a una derecha reaccionaria y corrupta que a un centro derecha modernizado, que en el fondo enlaza con la idea de “cuanto peor, mejor”.

Es cierto que Ciudadanos se ha ido desmarcando de su inicial propósito de ocupar el espacio de centro-centro, lindando con el PSOE y disputando a los socialistas sus votantes más moderados. De hecho, en su último Congreso se despojaron de la referencia socialdemócrata, para situarse de manera mucho mas contundente en el centro derecha, fijando su prioridad en atraer al votante moderado de la derecha, harto de la corrupción y de la parálisis gubernamental del PP.

En todo caso Ciudadanos ha sabido jugar con inteligencia su papel de partido bisagra. Apoyando al PSOE en Andalucía o al PP en Madrid y Murcia. Pactando un Acuerdo con el PSOE, que en mi opinión era moderadamente positivo, para la investidura de Pedro Sánchez (que como todos recordamos fracaso por el voto en contra decidido por Pablo Iglesias) y más tarde un Acuerdo con el PP para la elección de Rajoy. Es muy legitimo que muchos consideren este juego a dos bandas como puro oportunismo, pero es muy típico de los partidos centristas en todos los parlamentos democráticos.

Esa actitud flexible en las alianzas, el no estar implicados en ningún caso de corrupción al no haber tenido todavía oportunidad de gobernar, y la posición tajante en el conflicto independentista de Cataluña, les has sido muy rentables en los últimos meses, tanto en las elecciones como en las encuestas.

Pero ese crecimiento de Ciudadanos, en mi modesta opinión, no va a suponer a corto plazo el desmoronamiento del PP y su sustitución política por el Partido de Rivera. A diferencia de lo que sucedió con la UCD de Adolfo Suarez, el PP es un partido muy implantado en España, salvo en Cataluña, con amplia estructura organizativa, con muchos miles de militantes y cargos públicos, con estrechísimas relaciones con las clases dominantes de nuestro país y hoy por hoy con el firme apoyo de la mayoría de los medios de comunicación. Y como hemos visto bastante resistente a los escándalos de corrupción, que la mayoría de su electorado no castiga mucho.

Sin embargo, Ciudadanos no tiene esas solidas bases de las que goza el PP. Es un partido de clases medias, de profesionales, de jóvenes sin mucha carga política o ideológica, pero sin gran implante en la España profunda, ni en los pensionistas, ni en amplios sectores de la derecha más tradicional, y además sin ninguna experiencia de gobierno, que es algo que valora mucho el votante conservador.  Es evidente que con el tiempo el partido de Albert Rivera puede ir superando esas limitaciones y terminar por desbancar al PP de su posición hegemónica en el voto de la derecha y podría suceder que las clases dominantes y los medios de comunicación fueran paulatinamente confiando mas en ellos que en el PP, pero no va a ser cuestión inmediata.

Lo que si resulta evidente es que Ciudadanos va a ser el partido decisivo para la gobernabilidad de España, tanto para la continuidad del gobierno del PP, como para una posible alternativa moderada de centro izquierda liderada por el PSOE.

Así las cosas, sinceramente yo prefiero sin lugar a dudas que el voto de la derecha moderada y del centro derecha vaya a Ciudadanos que al PP. Prefiero una derecha dialogante, moderada, modernizada, que, a un partido reaccionario, inmovilista y con amplias zonas de corrupción. Con un centro derecha como el que hoy encarna Ciudadanos, nos será mucho más fácil a la izquierda entendernos para temas decisivos como la reforma constitucional, la consolidación del estado de bienestar social, el reimpulso de la Unión Europea o nuevos avances en una sociedad más laica, que sin mayorías parlamentarias muy cualificadas no podremos lograr.

Si tener un centro derecha de esas características nos quita algunas banderas a la izquierda y nos lo pone más difícil para afinar nuestras propuestas y lograr apoyo electoral, pues tendremos que espabilarnos. Lo que seria un craso error, es que por nuestra cerrazón echáramos a Ciudadanos de manera definitiva en los brazos del conservadurismo español.  



martes, 9 de enero de 2018

GARANTIZAR EL SISTEMA DE PENSIONES DE FORMA EFICAZ Y ESTABLE


Una propuesta esbozada por Pedro Sánchez, secretario general del Psoe, sobre la reforma de las pensiones, ha vuelto a generar una previsible polémica, al hacer referencia a un nuevo impuesto al sistema bancario para ayudar a la financiación del sistema público de pensiones.

Algunas observaciones al respecto. Merece la pena saludar el reiterado interés del PSOE y en especial de Pedro Sánchez, de abordar cuanto antes un imprescindible proceso de retocar el modelo de pensiones públicas de nuestro país. Sin embargo, da una cierta sensación de insuficiente reflexión sobre el alcance de ese posible nuevo impuesto (que en todo caso es solo una parte, y no la mas importante, de las propuestas que vienen haciendo los socialistas al respecto), sobre todo cuando era previsible el revuelo que se va a montar. Cuando se propone una iniciativa arriesgada políticamente, y establecer un impuesto a la banca sin duda lo es, los riesgos políticos deben compensar los resultados esperados. Con una banca como la que tenemos en España y con unos medios de comunicación mayoritariamente de derechas, hacer esa propuesta para conseguir 800 o 1000 millones de euros, menos del 1% del gasto en pensiones, es realmente poco adecuado. No es que el sistema financiero no debiera contribuir al bienestar social, más aún tras las ayudas públicas nacionales e internacionales que ha recibido, es que, si abres ese melón, al menos que merezca la pena. Y en mi opinión, tal y como parece estar diseñado, lo merece muy poco.

Para empezar a abordar el tema, hay que repetir una vez más, que la estabilidad financiera de la Seguridad Social no es tarea fácil ni económica ni políticamente. La mayoría de las reformas, o mejor sería decir “contrarreformas” del sistema de pensiones de los últimos diez años, se ha centrado sobre todo en un recorte del crecimiento del gasto presente y futuro. Es evidente que sería irresponsable no analizar la evolución del gasto y afrontar cómo es posible su contención en términos razonables, sin generar un recorte generalizado presente o futuro: la necesidad de abordar un mejor tratamiento de pensiones como las de viudedad, creadas en una época socioeconómica muy diferente a la actual; o la ubicación más adecuada de prestaciones que tienen mucho más que ver con políticas de apoyo a las familias o a la natalidad, que con el sistema de pensiones y que por lo tanto requerirían una financiación diferente a las cotizaciones, situándola estrictamente vía impuestos.

Pero más allá de reajustes de cierta importancia en la racionalización del gasto, insisto siempre sin recortar derechos legítimamente adquiridos tras largos años de cotización, el centro de atención debería ser la obtención de ingresos.

El crecimiento del empleo, la mejora de los salarios, y en primer lugar del salario mínimo, y la lucha contra la económica sumergida y la defraudación en las cotizaciones, son elementos decisivos para incrementar los ingresos de la Seguridad Social. Sin embargo, tanto el incremento del empleo como la mejora de los salarios, no se puede garantizar legalmente de forma eficaz, salvo en lo que se refiere al aumento del Salario Mínimo, que sí está en manos del gobierno y recientemente se ha firmado un acuerdo positivo, aunque modesto, al respecto.

En cambio,  en lo que se refiere a la persecución de las diversas formas de fraude en las cotizaciones, la propia Administración de la Seguridad Social tiene sobrada experiencia, si hay voluntad política en sus máximos responsables para mejorar su persecución, como se demostró hace 30 años con la creación e impulso de las Unidades de Recaudación Ejecutiva y otras medidas de reforzamiento normativo y de medios personales y materiales de la Tesorería de la Seguridad Social. Seguramente un buen funcionamiento de la represión del fraude daría a medio plazo muchos mejores resultados que el nuevo impuesto a la banca anunciado por Pedro Sánchez.

Pero además de esas actuaciones, hay que afrontar otras vías de incremento de los ingresos.

En mi modesta opinión, habría que descartar la financiación parcial del sistema de pensiones a través de aportaciones sistemáticas y estables de los Presupuestos Generales del Estado. La función redistributiva que tienen los PGE está fuertemente escorada hacia el apoyo a un segmento de la población, las personas mayores de 65 años, sobre todo en el ámbito de la sanidad, servicios sociales y dependencia. Dado el punto de partida de los años 70 y 80, en que ser viejo era sinónimo de desamparo y pobreza, era imprescindible tal prioridad presupuestaria. Afortunadamente hoy las personas mayores de nuestro país son las que globalmente mas han mejorado sus condiciones de vida y han reducido en mucha mayor medida las situaciones de riesgo de pobreza. Es, por tanto, el momento de sin perder esos avances, fijar como prioridad la situación de las y los jóvenes. La adecuada formación educativa y profesional, el acceso a la vivienda, el apoyo a la inserción laboral, la ayuda a la natalidad y al cuidado de los hijos…deben ser objetivos fundamentales de las políticas sociales. En definitiva, no se deberían retraer nuevos recursos de los PGE para sostener el sistema de pensiones.   

Hay que afrontar que el actual modelo de cotización responde a unos criterios ya desfasados, tanto en lo que se refiere a las cotizaciones empresariales como las de los trabajadores por cuenta ajena, funcionarios y autónomos. El modelo de cotización debe superar los criterios tan rígidos y uniformes que les caracterizan y amoldarse a la enorme diversidad del mercado de trabajo, público, privado y autónomo. A título de ejemplo, no tiene ya ninguna lógica que proporcionalmente coticen con el mismo parámetro empresas intensivas en mano de obra y empresas de reducida plantilla y alta productividad; pequeños talleres o comercios y empresas multinacionales como Zara, Movistar o el Banco Santander; pequeños autónomos y prestigiosos profesionales liberales de elevados ingresos…y un amplio etc.

En lo que se refiere a las cotizaciones de los trabajadores, hay que abordar el peliagudo tema del incremento selectivo de los tipos de cotización. Más importante que el destope de las cotizaciones, que hay seguir manteniendo paulatinamente, hay que incrementar el tipo de cotización a partir de determinado nivel salarial, que bien podría fijarse desde los 1000 euros mensuales, elevando algunas décimas el tipo, incremento que iría aumentando progresivamente en la medida que fueran mayores los ingresos. Incremento del tipo de cotización que podría entrar en vigor de forma paulatina y que al final podría establecer el tipo máximo de cotización para los salarios más altos al menos en el 6%; y en función de sus resultados se debería reevaluar periódicamente.

Es evidente que es una medida que no caerá bien a todo el mundo, por lo que los sindicatos de clase deberían implicarse a fondo en su explicación y defensa, bajo la idea de que es mejor garantizar el futuro de las pensiones con una mayor contribución, redistributiva y solidaria, durante la vida laboral y evitar los riesgos de recorte futuro. Estoy convencido de que la mayoría de la gente compartiría este tipo de reforma, para garantizar el futuro de unas pensiones dignas.


Es evidente que la diversificación en las cotizaciones hace más compleja la gestión de la Tesorería General de la Seguridad Social y de los instrumentos de control del mercado de trabajo. Igualmente es muy posible que un sector empresarial, en connivencia con sus trabajadores mejor retribuidos, busquen fórmulas para ocultar o camuflar una parte de los ingresos reales. Sabemos que las Administraciones Públicas por costumbre son reacias a la diversidad en la gestión y prefieren la homogeneidad, pero con los enormes avances tecnológicas e informáticos actuales, gestionar bien la diversidad es posible.


En definitiva, reformar el sistema de cotización es una vía, solidaria, redistributiva y eficaz, (desde luego no exclusiva) para incrementar los ingresos del sistema de pensiones. Eso sí, hay que tener la firmeza y coherencia política y sindical para asumir este tipo de propuestas, que en todo caso exigirían una ejecución escalonada en el tiempo, pero que sin duda en lo inmediato levantarían críticas e incomprensión desde ámbitos oportunistas, demagógicos o simplemente desinformados.