jueves, 27 de noviembre de 2014

RENOVACION GENERACIONAL, CON IDEAS


Creo que hay una amplia coincidencia en considerar que nos encontramos en un momento decisivo en la historia de nuestro país, en que tenemos que afrontar de manera ineludible grandes retos políticos, económicos y sociales, que van  a condicionar para bien o para mal el desarrollo de nuestra sociedad en las próximas décadas.

La globalización, la salida de la crisis económica, la lucha contra el paro, la reducción de la desigualdad, el modelo de Estado (monarquía constitucional o república), las nuevas reglas de convivencia entre los pueblos de España, la consolidación de las políticas de bienestar social, la regeneración política…No son tareas fáciles y requieren ideas, voluntad, entusiasmo, capacidad de dialogo y pacto.

Todo hace pensar que la generación que protagonizó la modélica transición política de nuestro país y la inmediata posterior que consolidó el estado democrático, impulsó la políticas sociales y la plena integración en Europa, esta totalmente agotada y es incapaz de asumir esas tareas.

Hay por tanto que afrontar la renovación generacional, que en mi opinión debe ser profunda y generalizada, un cambio que es algo muy distinto a una mera liquidación por derribo o a una simple sustitución  de caras y edades, que sería un “quítate tu, que me pongo yo”.

Esta renovación generacional ha empezado ya de manera evidente. Ha cambiado el monarca, el Secretario General y la mayoría del equipo de dirección del PSOE, los máximos responsables de algunas de las mas grandes empresas del país, lo hubo en el PNV y han anunciado su marcha el coordinador de IU, el Secretario General de UGT y el líder de Anova, Xosé Manuel Beiras. Por no hablar del equipo de dirección de PODEMOS, aunque estos últimos para elaborar su programa económico ha echado mano de dos economistas no precisamente jovencitos. Y sin duda habrá más cambios, incluso en el propio PP.

Renovación generacional que debería situarse más bien por debajo de los 40 años, que por debajo de los 50 y que sin duda tenía que haberse empezado a preparar bastante antes y no esperar a que empiecen a crujir todas las costuras del sistema democrático.

Hay quien puede pensar que es un riesgo muy peligroso que problemas tan difíciles y complejos tengan que ser afrontados por gente joven con limitada experiencia y desconocida o insuficiente preparación. Pero no esta mal recordar que en 1977, con retos igualmente formidables, buena parte de la clase política, económica y sindical era joven o incluso muy joven, si bien hay que admitir que en 1977 hubo una excepcional combinación de jóvenes y maduros: Felipe, Suárez, Fraga, Carrillo y tantos otros y entre todos tejieron un consenso que permitió sacar nuestro país hacia delante.

Pero en mi opinión sería un grave error concluir que con bajar 20, 25 o 30 años la edad media de nuestros dirigentes políticos, económicos o sindicales ya tendríamos la solución. No es una cuestión de lifting o de imagen. Es imprescindible que lleve aparejada  la renovación de ideas, de propuestas, de programas.

Es cierto que hoy hay nuevas maneras de relacionarse y comunicarse, pero el debate de ideas no es asimilable a quien manda más o mejores tweets o wasaps. Y las ideas nos surgen de la nada ni de un momento  ocurrente que tenga alguien.

No necesitamos eruditos, ni coleccionistas de masters, sino personas preparadas, con formación sólida, con información rigurosa, con conocimiento de la historia de nuestro país y del mundo, con referencias ideológicas (algo muy distinto a ser meros recitadores de catecismos de izquierda o de derecha) y en la medida de lo posible con experiencia laboral y de gestión.

Gente que sepa que va a tener que gobernar uno de los estados más desarrollados y más complejos políticamente del mundo y que ello no se puede hacer con frases hechas, slogans o lugares comunes. No les va a ser nada fácil lidiar con los exportadores chinos, con la troika, con los poderes institucionales  de la Unión Europea, con las multinacionales, con los grandes fondos inversores internacionales, por no hablar de los altos cuerpos de la Administración del Estado, el poder judicial, los grandes medios de comunicación. Y no vale decir que movilizaran a la ciudadanía las veces que haga falta para vencer las resistencias y pensar que será así de sencillo.

No, no nos podemos permitir que un gobierno que encarne la renovación generacional sea apabullado, ninguneado o puenteado por poderes e intereses no democráticos. No podemos encaminarnos a pocos años vista a una frustración generalizada de expectativas de cambio, que seguramente capitalizarían los poderes más conservadores e insolidarios.

Por ello les tenemos que dar a los nuevos dirigentes jóvenes nuestro voto de confianza  sin reticencia alguna y a la vez exigirles que se preparen ellos y sus equipos desde ya para afrontar esas responsabilidades políticas, económicas, sindicales, sociales, etc. en las mejores condiciones posibles. Y ello exige, igualmente, que desde ya se les empiece a dar espacios de poder cada vez mas amplios y efectivos 

La renovación es buena, natural  e inevitable, pero mucho mejor que sea con ideas renovadas, sólidas, rigurosas, fundamentadas. Y en ese camino los viejos podremos y debemos echar una mano, siempre que sea necesario.

viernes, 21 de noviembre de 2014

¿CONSTRUIR UN NUEVO SINDICATO?




Ha habido en nuestro país diversos intentos de crear sindicatos. Desde los que protagonizaron sectores afines a la derecha nacionalista catalana, hasta los que en diversos momentos propició la derecha gobernante, primero la UCD y después el PP, incluso en fechas muy recientes. Los resultados están a la vista.

Ahora se habla de la construcción de un Sindicato, más o menos ligado a PODEMOS, como respuesta a lo que consideran deterioro del sindicalismo de CCOO y UGT. Ellos sabrán. Pero les convendría echar un vistazo a la historia del movimiento obrero.

Como es sabido, en España y en los países de nuestro entorno, construir un sindicato nunca ha sido tarea fácil ni mucho menos rápida. En la mayoría de los casos el soporte de opciones políticas ha sido decisivo, tanto en los sindicatos de origen comunista, socialista o democratacristiano; incluso en el caso de los sindicatos de orientación anarquista, contaron con el impulso de organizaciones libertarias. Desarrollar un sindicato ha requerido históricamente un tremendo esfuerzo militante, un lento y sistemático trabajo organizativo y unas referencias ideológicas básicas, que solo pudieron  ser impulsadas desde una sólida organización política. Por supuesto hay alguna peculiaridad, como es el caso de las Trade Unions británicas que fueron las que crearon el Partido Laborista.

A diferencia de la decisión de crear un partido político, que es una opción abierta dirigida al conjunto de la población, la creación de un Sindicato pasa inevitablemente por la implantación y el trabajo en las empresas durante largo tiempo.

Es verdad que la historia no tiene por qué repetirse miméticamente y que las circunstancias cambian, pero aun y así conviene recordar lo sucedido en nuestro propio país. Además de los dos grandes sindicatos históricos, UGT y la CNT, la única experiencia más reciente de construcción de un sindicato de masas, ha sido CCOO. Por supuesto existen tres sindicatos de carácter  nacionalista, ELA-STV,  LAB y CIG,  muy vinculados a opciones políticas nacionalistas y con exclusiva implantación territorial en el país Vasco y en Galicia respectivamente. Hay otra opción sindical, USO, de implantación muy reducida y pequeños sindicatos corporativos especialmente en las administraciones públicas.

Por mi edad y mi trabajo tuve ocasión de asistir al difícil proceso de construcción de las CCOO. Eran tiempos de ilegalidad, pero en sus orígenes la mayoría de los sindicatos se forjaron en la clandestinidad o en una tolerancia restringida. Es conocido que Comisiones Obreras fueron fruto del rechazo cada vez mayor a finales de los años 50 del siglo XX de la administración sindical falangista por parte de muchos trabajadores  y de la lenta aparición o reaparición de militantes comunistas en los grandes centros de trabajo. Las iniciales Comisiones Obreras no fueron obra exclusiva de los comunistas, participaron también cristianos con vocación social, falangistas desengañados o trabajadores sin adscripción ideológica, pero dispuestos a defender sus derechos. Sin embargo lo que dio continuidad, organización y coherencia a ese incipiente movimiento sindical fue el trabajo de los comunistas.

Fueron casi 20 años de trabajo y lucha en las empresas lo que permitió que en 1977 se pudiera dar el paso a la creación formal del sindicato. En ese tiempo unos muy pocos miles de activistas se dedicaron a defender sin tregua a l@s trabajadores. Recuerdo perfectamente cómo venían a los despachos laboralistas trayendo a compañer@s, a menudo con miedo y desconfianza, para reclamar unas horas extras, una sanción, un despido, unos pluses no pagados o una invalidez no reconocida. Cómo esos militantes obreros se empapaban y eran auténticos expertos en la legislación laboral para sacar el máximo provecho en la defensa de los intereses de sus compañero@s. Cómo estaban pendientes de cualquier problema para apoyarles, para plantearlos ante el empresario. Cómo sufrían las represalias laborales y desde luego policiales, por esa labor.

Y comprobamos que poco a poco los empresarios más espabilados  empezaron a aceptar que tenían que entenderse y negociar con aquellos militantes de CCOO, si querían que funcionara su empresa.

Sí, construir CCOO fue un camino muy laborioso, con mucho sacrificio, mucha constancia, al principio con frecuentes derrotas, pero que fue decisivo para lograr la democracia y el avance de los derechos laborales y sociales en España. Y después, ya en democracia, el trabajo sindical siguió siendo duro y complicado. El convenio colectivo se convirtió, como no podía ser de otra forma, en la espina dorsal de la acción sindical. Los Convenios son en definitiva la razón de ser del sindicalismo  clase y la vara de medir la utilidad y el papel del mismo.

Negociar un convenio colectivo y sobre todo lograr un buen convenio,  no es llenarse la boca o los panfletos de magníficas reivindicaciones. Requiere formación, información, experiencia, capacidad de saber hasta dónde se puede llegar y dónde no se puede ceder y eso no se aprende en los libros ni en las tesis doctorales. Conseguir un buen  convenio requiere una arraigada presencia en los centros de trabajo, para ir creando las condiciones que permitan que lo que se reivindique esté asumido por el conjunto de la plantilla y que los negociadores cuenten con el  respaldo de sus compañer@s.

Y también tiene todas las características de un Convenio Colectivo la negociación con las Administraciones Públicas, con los gobiernos, en materia de políticas sociales, económicas, laborales, fiscales, etc.

Esa es la experiencia real del sindicalismo hasta hoy.

Es cierto que hay un fuerte deterioro de la imagen de los dos grandes sindicatos y que hemos cometido errores de bulto. Es verdad que la acción sindical, tras siete años de crisis y seis millones de parados, es dificilísima y con resultados a menudo muy insuficientes. Como también es evidente que hay una fuerte, sostenida y relativamente exitosa campaña desde múltiples frentes contra el sindicalismo de clase, para asegurar que la salida neoliberal de la crisis se imponga sin cortapisas.

Es verdad. Los sindicatos de clase tenemos que hacer un profundo cambio para superar nuestras limitaciones y errores. Tenemos que adecuar nuestra acción sindical a las nuevas realidades de la globalización, de los cambios tecnológicos, de las transformaciones en las formas de producción y en las nuevas vías de comunicación y relación en la sociedad. Efectivamente tenemos mucho que hacer, pero sin olvidar que el sentido de nuestra función sigue estando de manera fundamental en nuestra labor cotidiana en los centros de trabajo.

En ese proceso de cambio que ya estamos empezando, sería muy bueno contar con el estímulo, las ideas y el trabajo de compañer@s vinculados o simpatizantes de PODEMOS.  Sería mucho más eficaz y efectivo que intentar montar un sindicato por su cuenta.



viernes, 14 de noviembre de 2014

LOS ARBOLES DEL 9-N Y EL BOSQUE DE LA CRISIS


Las derechas gobernantes en Madrid y en Barcelona están decididas a llevarnos a un callejón sin salida. Y mientras el mundo se mueve y se transforma por días, por horas, nosotros estamos absortos en una polémica propia del siglo XIX y nos mantenemos al margen de los grandes debates que se están dando sobre el panorama postcrisis o p.e. sobre el trascendental y muy complejo acuerdo que se está negociando entre la Unión Europea y los Estados Unidos, de enorme trascendencia para nuestra economía.

La movilización del 9-N fue muy importante por dos razones. En primer lugar porque sacar en torno a 2 millones de personas a la calle no es cualquier cosa, aunque se cuente con un impresionante y sostenido despliegue de apoyo gubernamental de la Generalitat y con la ayuda inestimable de la sucesión de torpezas del gobierno de Rajoy; pero siendo una grandisima movilización que sería un grave error minusvalorar, ha quedado lejos de ser mayoritaria. En segundo lugar porque pasarnos semanas y semanas debatiendo sobre qué hacer el 9-N, ha conseguido que ni en España ni en Cataluña la ciudadanía se entere de los presupuestos para el año 2015 y que el debate parlamentario sobre los mismos, el tema mas importante de cada año parlamentario, pase sin pena ni gloria o todo lo mas con las cuchufletas del Ministro Montoro. Presupuestos que en Cataluña van a tener una reducción de nada menos que 4.000 millones de euros.

Así que todos los que parten el bacalao en Madrid y Barcelona están contentos. Los que no deben estar tan contentos son los millones de parados de nuestro país, cuya situación esta en lista de espera dentro de las prioridades de los dos gobiernos neoliberales.

Y después del 9-N, Rajoy más de lo mismo y Artur Mas, ídem; viendo como pueden sacar tajada electoral del desastre que han provocado.

Tenía la ingenua confianza que el PP iba a moverse algo. Me había animado el razonable articulo conjunto de los exministros Josep Piqué (PP) y Jordi Sevilla (PSOE) publicado en El País y también me había sorprendido gratamente la moderación del portavoz de Societat Civil Catalana, José Ramón Bosch, al que tuve ocasión de escuchar hace unos días, oponiéndose a cualquier medida de judicialización de la consulta y llamando a la negociación política. Vanas ilusiones. Las cada día mayores incertidumbres de la recuperación económica, mas la ristra de escándalos de corrupción,  obligan a Rajoy a seguir poniendo el foco en el reto independentista.

¿Y la izquierda qué hacemos? Seguimos sin encontrar nuestro espacio diferenciado de unos y otros. El PSOE esta condicionado por su ambivalencia: por una parte el respaldo, en exceso legalista, a las posiciones del gobierno estatal y por otro el apoyo matizado a los socialistas catalanes. Pedro Sánchez intenta diseñar una posición mas autónoma de la que tenía Pérez Rubalcaba o a la que sigue teniendo Susana Díaz, pero no termina de tirar hacia delante. Es cierto que no son  nada fáciles los equilibrios de diversa índole que deben mantener los socialistas, pero tendrían que realizar una campaña mucho mas capilar y extensa en el conjunto del país, sobre como ven ellos la reforma constitucional, el modelo federal y el proceso de pronunciamiento de la sociedad catalana. Y los socialistas deben ser muy firmes en la oposición tajante a las querellas u otras medidas judiciales contra el gobierno catalán, eso sí sin caer en algunos excesos como los del expresidente Montilla y su declaración de amor a Artur Mas.

En cuanto a Izquierda Plural, lo primero que debería tener en cuenta son los resultados de la famosa consulta en el cinturón industrial de Barcelona, donde los nacionalistas han patinado cosa mala. Por mucho que se empeñen una parte de las cúpulas de ICV y de la CONC (UGT en Cataluña es un caso perdido para la sensatez) la clase obrera catalana no está por el independentismo y sobre todo no está por hacerle el caldo gordo al gobierno ultraliberal de Artur Mas. Es verdad que las tensiones internas en ICV y en la CONC bordean la ruptura interna, pero su ambigua postura no contribuye a dar la batalla ideológica al nacionalismo neoliberal y tampoco genera suficientes apoyos entre las clases trabajadoras catalanas,

¿Y que decir de PODEMOS? Seguimos sin saber cual es su propuesta al respecto, además de nadar y guardar la ropa.

Mientras, crece la desigualdad social en toda España, incluida Cataluña. Sigue cayendo la protección económica a los desempleados. La atención a la dependencia sigue atascada. El crédito no llega a las PYMES, los autónomos y las familias. No hay respuesta a las recomendaciones de organismos internacionales que nos dicen que hay que reducir la desigualdad salarial, pero a la baja. Los servicios sociales están desmantelándose. Los jóvenes de clase media siguen haciendo las maletas camino de la emigración.

Así que sigamos en el laberinto de Rajoy y Artur Mas, que ya otros decidirán por nosotros (y ahí si que no valen referéndums de ningún tipo) cual es el futuro que nos espera tras la salida de la crisis.








domingo, 9 de noviembre de 2014

IZQUIERDA UNIDA TIENE FUTURO....SI SE LO TRABAJA



Resulta una nefasta paradoja que una de las consecuencias de la irrupción de PODEMOS en la escena política de nuestro país esté siendo el profundo debilitamiento de IU, precisamente una fuerza política que a lo largo de muchos años ha luchado por el fortalecimiento de la democracia y por el desarrollo de las políticas sociales.

De esta realidad no hay que echarle la culpa a PODEMOS; ellos van a lo suyo y por cierto haciéndolo muy bien en función de sus objetivos. En la crisis que esta viviendo IU la mayor responsabilidad está en una parte de sus dirigentes y militantes que han entrado en un proceso de perdida de confianza en la viabilidad del partido y en la  dificultad  del sector que apuesta por la continuidad inequívoca de IU para difundir una propuesta convincente que justifique esa continuidad.

La banalización de los debates  políticos en la que estamos inmersos, unida a la urgencia por desplazar en las urnas a la derecha gobernante y el tremendo espejismo en los meses anteriores a las elecciones europeas, cuando muchos dirigentes y militantes de IU llegaron a pensar que íbamos a desplazar al PSOE y a convertirnos en el referente mayoritario de la izquierda española, nos ha conducido a un estado de nervios y a unas prisas irrefrenables.

Hay quienes ven como única solución imitar a PODEMOS. Los hay que corren detrás de cualquier movilización, se suman a todas las pancartas y se apuntan sin discriminar a todas las campañas. Todo ello nos esta impidiendo abrir una reflexión serena y rigurosa sobre el futuro de IU.

Vaya por delante que después de 47 años de militancia política, no sacralizo ni siglas ni partido. Pero desde luego tengo clarísimo que o la izquierda tiene sólidos y arraigados partidos, o no tiene nada que hacer frente a la derecha y sus diversas formas de ejercer el poder. Por supuesto que es muy importante ganar las próximas elecciones, pero hay que pensar en el día después y si IU se diluye u obtiene ínfimos resultados, para la izquierda será mucho más difícil trazar alianzas de gobierno y gobernar.

¿La izquierda en España necesita un partido como IU, con un programa transformador, con experiencia, con arraigo social? ¿o esa opción existe ya o se esta construyendo fuera del ámbito de IU? En mi opinión no existe. El PSOE es una opción de izquierda moderada, imprescindible y decisiva para el cambio político en nuestro país y con quien hay que entenderse si queremos realmente desplazar a la derecha. Pero es una opción distinta a lo que ha representado, representa y tiene que seguir representando IU. Y ¿PODEMOS? Todavía no sabemos, e imagino que ellos muy bien tampoco, cual va a ser el espacio político de esta nueva fuerza, que se presenta como ni de izquierdas ni de derechas, que quiere ocupar la centralidad del mapa político y que según reconocen aun les queda muchísimo camino por recorrer para consolidarse como un partido ¿socialdemócrata? ¿republicano radical? ¿azañista?

Que IU  en teoría sea necesaria y tenga espacio propio, no quiere decir que lo consiga y que sea capaz de evitar su descomposición.

La segunda pregunta que deberíamos hacernos es quienes y para qué necesitan especialmente la presencia y la acción de IU. Considero que son tres los ámbitos sociales a quienes deberíamos dirigirnos prioritariamente.

En primer lugar l@s trabajador@s y muy en especial l@s afiliad@s a CCOO y UGT. L@s mism@s que en buena medida no se sienten identificados con muchas experiencias negativas de los gobiernos socialistas, pero a quienes tampoco les convence el radicalismo de propuestas y gestos de algunos dirigentes y organizaciones de IU. Las reivindicaciones sociolaborales, de las condiciones de trabajo, del empleo, deben ser una de las grandes prioridades de IU y no es que en el papel no lo sean, pero en la práctica cotidiana con frecuencia se ven desplazadas por otras muchas pequeñas y coyunturales batallitas. El camino no es solo decir que se está de acuerdo con CCOO y UGT y que se asumen sus reivindicaciones o estar presentes en las manifestaciones.

La organización de IU, sus militantes y dirigentes deben visualizarse, y no solo en campaña electoral, en los centros de trabajo. IU ha desaparecido hace muchos años de los centros de trabajo, lo que no hizo el PCE cuando era clandestino. Hay que dirigirse a los cuadros de CCOO y UGT para intentar afiliarl@s. Resulta increíble que en la mayoría  de las direcciones de CCOO, a todos los niveles,  apenas hay afiliad@s a IU y no digamos en UGT. Las direcciones de IU deben marcarse como una prioridad organizativa su implantación en los sindicatos, donde además hoy por hoy no hay competencia.

En segundo lugar, IU debe dirigirse y trabajar con las ONGs del ámbito social y solidario. No los chiringuitos radicales, sino las grandes organizaciones implantadas en el ámbito de la cooperación al desarrollo, a la discapacidad, a la lucha contra la pobreza y la exclusión, al apoyo a las personas mayores, las organizaciones de profesionales de las políticas sociales (trabajador@s sociales, psicolog@s, terapeutas, gerontolog@s….). Con la inmensa mayoría de todos ellos IU puede compartir programas, valores, iniciativas. Sin embargo les tenemos olvidados, cuando no mostramos recelos. Sé muy bien que acercarnos a ellos, tras años de indiferencia no es nada fácil ni rápido, pero es imprescindible, eso sí descartando cualquier pretensión de manipulación o protagonismo. Y ojo o lo hacemos nosotros y ya, o lo hará PODEMOS, ahora que están en las cresta de la ola.

Y el tercer colectivo, son l@s catolic@s con vocación social y solidaria, que son much@s y muy activ@s y en algunos casos coinciden con los anteriores. La Iglesia Católica puede estar comenzando un proceso de renovación, del que la izquierda debe estar muy interesada que se desarrolle y consolide, mas aun en un país como el nuestro.

He tenido la ocasión muy recientemente de participar en un Congreso organizado por Caritas-Foessa. Todo lo que allí se ha dicho, podría caber en el programa social, económico y fiscal de IU. He visto decenas de jóvenes voluntari@s, de profesionales, incluso de religios@s, defendiendo una sociedad justa e igualitaria. ¿Por qué vamos a renunciar a encontrarnos y trabajar con ellos?

Yo que Cayo Lara o que Gaspar Llamazares hubiera mandado una representación de IU al referido Congreso y hubiera pedido inmediatamente después una entrevista con la dirección de Caritas para que nos explicaran el VII Informe sobre la Situación social de España, un documento formidable, ponernos a su disposición y colaborar con ellos para intentar  sacar adelante sus propuestas. Y lo mismo con Intermon-Oxfam.

Es evidente que para IU sería un cambio de chip notable dirigirse a este ámbito, pero con el tiempo, con inteligencia y sin afán manipulador, podríamos tener ahí un sector de confluencia más potente y real que algunas iniciativas convergentes que se airean por ahí y que no tienen nada por debajo. No olvidemos que el PCI de Enrico Berlinguer llegó donde llegó en los años 70 en buena medida por su apertura a los católicos italianos.

Si lográramos a medio plazo abrir un camino de relación y mutua influencia con esos tres amplísimos sectores sociales, el futuro de IU y sobre todo su utilidad política estaría asegurada. Como no lo estará es convirtiéndonos en la marca blanca de PODEMOS.





martes, 4 de noviembre de 2014

LOS GRANDES EMPRESARIOS EN HALLOWEEN: ¿"TRUCO O TRATO?"


El llamado Consejo Empresarial para la Competitividad, que agrupa algunas de las más grandes empresas de nuestro país, ha presentado un plan de reactivación económica, creación de empleo y reformas estructurales y presupuestarias. Da la impresión de que estos grandes empresarios se han dejado influir por el espíritu de “Halloween” y nos preguntan a la ciudadanía si “¿truco o trato?”.  Y tras haberlas leído mi impresión es que hay sobre todo “truco”. Veamos.

Lo primero que llama la atención es quienes protagonizan la propuesta. Entre otros los dos grandes Bancos, BBVA y Santander, que siguen cerrando el crédito a las familias, a los autónomos y a las pequeñas y medianas empresas. Y por supuesto Telefónica, que lleva años reduciendo sus plantillas y mandando a casa a personal muy cualificado en cuanto llegan a los cincuenta años.

Podríamos pensar que más vale tarde que nunca. Que ahora que tantos están pidiendo perdón por los desmanes que se han cometido a su alrededor, también las grandes empresas españolas se suman a este acto de contrición. Falsa percepción. Ni piden perdón, ni tienen penitencia, ni hacen propósito de la enmienda.

Resumiendo la propuesta, se puede decir que hay obligaciones y/o sacrificios para todos, menos para ellos. Ni una sola iniciativa de apertura del crédito bancario, de inversión en I+D+I, de asumir una presión fiscal equiparable a la que tienen las grandes empresas en los estados mas avanzados de la Unión Europea, de combatir las diversas formas de evasión de capitales o de camuflaje de beneficios.

Escriben una magnifica carta a los Reyes Magos que se concreta en la creación de nada menos que  2’3 millones de empleos de aquí al año 2018. Señalan en que sectores se podrían crear: aflorando 800.000 empleos sumergidos; mejorando el nivel educativo (200.00 empleos); desarrollando la economía digital y adlateres (130.000); apostando por la internacionalización de las empresas (700.000¿?); una política energética sostenible (100.000); aumentando el tamaño de las empresas y su productividad (400.000);  y para “redondear”, crecimiento económico en general (600.000). Ni el Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba hizo unas cuentas de este estilo. En todo caso esto sería la parte positiva,  “el trato” que proponen.

¿Y cómo  se pueden cumplir estos objetivos? Es entonces donde descubrimos el “truco”. P.e. en el sector energético, reduciendo la factura de las empresas y fomentando el “fracking”. Otro ejemplo, en la educación con un mayor control de las becas e introduciendo la competencia entre los centros educativos. También nos dan algunas pistas de cómo van a aumentar el tamaño de las empresas, p.e. con mayor flexibilidad laboral para el traslado geográfico o rebajas fiscales.

Pero lo sustancial del “truco” es la propuesta de reducir en 30.000 millones el gasto público, nada menos que el 3% del PIB. Y también dan claras pistas: implantación mas acelerada de la reforma de las pensiones, plan de privatizaciones para recaudar nada menos que 35.000 millones de euros y como ya queda muy poco sector público que privatizar, a lo mejor estar pensando en vender el Museo del Prado.

Igualmente hay propuestas de cambio en los ingresos fiscales, reduciendo los impuestos directos, que en principio son los más progresivos, y aumentando el IVA que pagamos todos por igual. Proponen la reducción de 17.500 millones de euros de gasto corriente del sector público, mediante la restructuración de las Administraciones Públicas, lo que en cristiano quiere decir echar a decenas de miles funcionarios y personal laboral a la calle.

Y no podía faltar, claro esta, la referencia a los falsos parados que defraudan, al simultanear el cobro de las prestaciones de desempleo y el trabajo en la economía sumergida.

Por supuesto hay llamamientos al control del fraude fiscal, a la lucha contra la economía sumergida y a que se cambien las actitudes frente al fraude. Pero en estas materias se quedan en la filosofía y no descienden a la letra pequeña.

A estas alturas de la vida no me gusta nada hacer demagogia y menos aun ser radical, pero con propuestas como estas, puras recetas neoliberales,  no cabe más que la indignación.

Luego dirán que los de PODEMOS no concretan su programa económico o que lo que dicen es inviable. Esto es verdad, como bien puso de manifiesto la entrevista de Jordi Evole con Pablo Iglesias hace unos días. Pero supongo que buena parte de la población española preferirá de lejos las propuestas de PODEMOS, antes que la nueva cura de caballo neoliberal que nos proponen algunos de los mayores responsables y beneficiarios de la crisis que estamos soportando.

En definitiva estos grandes empresarios, en lugar de apostar por el “trato”, por una negociación seria con los sindicatos y con los gobiernos, prefieren, una vez más, el “truco”. Este es el capitalismo que tenemos. Que nadie se asombre del cataclismo electoral que puede producirse.