Hoy es sábado y me tocaba escribir de cine, pero no debo, resultaría una frivolidad.
Las malas noticias se acumulan. El genocidio económico y social contra el pueblo griego. La manipulación de lo que esta sucediendo en el mundo árabe. La reforma laboral. El retroceso en derechos civiles. La condena a Garzon....
Reconozco que Baltasar Garzon nunca ha sido santo de mi devoción. Convivi con el varios meses como miembro del Consejo de Dirección de la Ministra de Asuntos Sociales Cristina Alberdi y resultaba cargante su paternalismo prepotente. No me gusto nada su salida estrepitosa y vengativa del gobierno de Felipe Gonzalez y su revancha contra la cúpula del Ministerio del Interior, al margen de que estos fueron unos delincuentes. Tampoco he compartido su papel determinante en la ilegalización de Batasuna y en la persecución de Arnaldo Otegui. Y en general no me gusta su afán por los medios de comunicación como juez-estrella.
Pero la Sentencia del Tribunal Supremo inhabilitandolo en la practica de por vida me parece un terrible castigo ejemplarizante y un aviso para todos aquellos jueces o fiscales que quieran meter las narices en territorios vedados, sea corrupción política, mafias financieras y/o urbanísticas, memoria histórica o crímenes contra los derechos humanos. La derecha judicial y sus acólitos supuestamente progresistas no toleran que nadie se salga de la raya y menos aun ahora en que casi todos los gobiernos de nuestro país están en manos de las derechas..
Sin duda el análisis mas impresionante que he leído estos días sobre la condena a Garzon es el que ha publicado mi antigua e inteligente compañera de Nueva Izquierda Mercedes Gallizo en El País del 10 de febrero. Escribe cosas impresionantes y escalofriantes sobre la extensión de la corrupción en los poderes lácticos de nuestro país y de las estrechas connivencias entre corruptos, abogados, jueces y mas gentes. Mercedes Gallizo nunca ha sido una radical y sabe muy bien de lo que habla al haber ostentado durante dos legislaturas la responsabilidad de las Instituciones Penitenciarias. Sus criticas apuntan alto, pero que muy alto. La lastima es que el gobierno de Zapatero ha tenido tiempo suficiente para ir cercenando esas redes de corrupción y no lo ha querido hacer con contundencia. Es mas, coloco de presidente del Tribunal Supremo y del Consejo del Poder Judicial a un melifluo representante de la derecha judicial y del conservadurismo católico. De esos polvos de hacer todo a medias, tarde y mal, vienen estos lodos de una tremenda involución derechista.
Así que el domingo habrá que ir a manifestarse, otra vez. Aunque me temo que en los próximo años vamos a estar todo el día en la calle. Ya hay otra convocatoria para el domingo 19 contra la reforma laboral, de la que escribiré mañana.s
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