Una parte de la izquierda estamos
sumidos en el debate de cual será el mejor camino para desalojar en los
ayuntamientos a los actuales gobiernos de la derecha. Sin duda una reflexión
necesaria, pero que debería evitar la visión cortoplacista y pensar en un
futuro algo mas amplio. Y desde luego no caer en autoengaños de pensar que
estamos ante la formula mágica para construir unas nuevas mayorías municipales.
Porque en estos tiempos lo que esta en
juego no es solo si vamos a lograr unas nuevas mayorías progresistas en las
Corporaciones Locales, sino también si
vamos a ser capaces de dar un nuevo impulso a nuestro sistema político para
fortalecer la democracia.
En esa dinámica han surgido, con
parecidas denominaciones, lo que podríamos llamar la vía “GANEMOS”, como
instrumento aglutinador de colectivos sociales dispuestos a lograr una mayoría
alternativa a los gobiernos de la derecha.
Es cierto que en el ámbito municipal los
diversos movimientos sociales han jugado muchas veces un papel importante,
sobre todo para crear un ambiente favorable a alternativas progresistas y a
movilizar el voto ciudadano a su favor. Las asociaciones de vecinos, las AMPAS,
algunos Colegios y Asociaciones de Profesionales, grupos ecologistas, los
sindicatos, etc. han estado detrás o delante de proyectos de renovación
progresista de nuestros pueblos y ciudades. No es por tanto algo que se haya
inventado ahora, al amparo del 15-M y movilizaciones similares.
Lo radicalmente nuevo es que una parte
de esos colectivos sociales no aspira
solo a las propuestas y a la movilización social sino sobre todo al protagonismo político de la
alternativa de cambio. En otras palabras quieren presentar candidaturas, ganar
y después, se supone, gobernar los
Ayuntamientos. Es decir ocupar el papel y la función que hasta ahora venían
ejerciendo los partidos políticos.
Más aun, el discurso de muchas, no
todas, pero muchas, de las gentes que están participando en las asambleas y
actuaciones de “Ganemos” es marcadamente antipartidos, recurriendo de forma más
o menos explicita al discurso de “la casta”. E incluso a veces hasta algun@s
intervinientes casi tienen que pedir disculpas por pertenecer a un partido (por
cierto de izquierda y casi siempre de la izquierda a la izquierda del PSOE) y
se buscan el subterfugio vergonzante de que ell@s están ahí a titulo
personal. Y ese es un camino peligroso
para la democracia y para la izquierda.
Estamos ante un deseo de cambio de
consecuencias importantes e imprevisibles, que buscaría desplazar a los
partidos, por supuesto de la izquierda,
porque a la gente de la derecha ni se les pasa por la cabeza tal aventura y podríamos
preguntar ¿Quién y cómo se va a gestionar la alternativa a los partidos de la
izquierda?
Por otra parte, a algunos o a bastantes,
les esta pasando con “Ganemos”, lo mismo que con “Podemos”. Se deslumbran y en
lugar de abrir una seria y rigurosa reflexión sobre a qué déficits de la democracia responde el fenómeno
“Podemos” y que cambios hay que afrontar en el comportamiento de las fuerzas políticas,
tiran por la calle de en medio y echan por la ventana “el niño y el agua
sucia”. Ahora nuestros males y nuestras impotencias en el ámbito municipal se
van a resolver montando “Ganemos” en todas partes.
Pues en algunos sitios es posible y
hasta deseable que así sea y en otros muchos, la mayoría, no.
Lo malo es que una parte, no menor, de
IU, sumida en el desconcierto, abrumada por la irrupción de Podemos, en plena
crisis de identidad y confianza, se ha subido a ese carro.
En mi opinión la formula “Ganemos”, debe
ser sobre todo un instrumento de convergencia política y social de propuestas y
de movilización, para que sean asumidas y defendidas por los partidos políticos
progresistas en sus programas y después rigurosamente cumplidas si llegan a
gobernar.
Tenemos que pensar que una alternativa
real a la derecha solo se podrá construir, en la inmensa mayoría de los pueblos
y ciudades, con la convergencia del PSOE, IU, otras fuerzas de izquierda
alternativa, Equo, Compromis, A Nova, Chunta….y desde luego Podemos. Convergencia
que en general se produciría tras las elecciones municipales y solo en contados
lugares, especialmente en pequeños municipios, con carácter previo.
Lo importante aquí y ahora es lograr
programas de cambio progresista con los que se comprometan y que recojan, con
mayor o menor precisión, las fuerzas políticas de la izquierda. Y es en ese
proceso de elaborar y presentar las alternativas de cambio donde los
movimientos sociales y desde luego los sindicatos, pueden y deben jugar un papel
decisivo.
Debemos ser muy conscientes de que la
derecha tiene un solidísimo suelo electoral y no va a ser fácil ganarles en las
urnas. De ahí que sería nefasto cometer errores estratégicos que fragmentaran
el voto progresista, que desconcertaran a la ciudadanía que quiere un cambio o
que no lograran la movilización electoral.
La formula estrictamente electoral
“Ganemos” podría convertirse en muchos lugares en un espejismo que no
trascienda mucho mas allá del actual espacio de las izquierdas alternativas y así
no se gana a la derecha. Tenemos que lograr entre ocho y diez millones de votos
y esos desde luego no están, ni por asomo, en el ámbito en el que se mueven la mayoría
de los diversos “Ganemos”.
No se trata, por supuesto, de menospreciar o de inhibirse ante las
iniciativas “Ganemos”, todo lo contrario. Los “Ganemos” tienen mucho y muy
positivo trabajo que realizar en estos meses de elaboración de programas
ilusionantes de transformación, de preparar el terreno para posteriores
alianzas de gobierno, de lograr un voto masivo por el cambio y después ser un
factor de control y presión para que los programas sean cumplidos.