Una de las marchas del pasado 25S, iba encabezada por la pancarta “Que
se vayan todos”. La pregunta inmediata sería ¿y que venga quien? Es una frase
que hubiera hecho las delicias de muchos de nuestros antepasados anarquistas.Y sobre todo le habrá encantado a Rajoy, porque él ya no es el único malo de la película, lo comparte con 349 diputados mas.
Hoy, entre buena parte de la izquierda no es políticamente correcto
criticar a quienes se mueven en el entorno del 25S, los que lo promovieron o lo
apoyaron. Como tengo un pasado de militancia de extrema izquierda, cuando serlo
podía conllevar algo más que una manta de palos, no tengo el menor complejo
para escribir lo que pienso al respecto.
El nuestro, es un país muy complicado, con una historia en que la
tragedia ha prevalecido sobre la convivencia y en la que la izquierda con
frecuencia perdió sus batallas, entre otras razones por no saber controlar y
distanciarse de los radicales que había en sus filas. La quema de conventos en
1931, algunas decisiones precipitadas, mas de forma que de fondo, contra la Iglesia Católica, las sublevaciones anarquistas en el campo, todo
ello hábilmente manipulado por la reacción, dieron paso al triunfo de la CEDA y
de las derechas en 1933. En la guerra civil, las represalias en la zona
republicana por el hecho de ser burgués, el desorden, las ocupaciones de
propiedades, la persecución y asesinato de religiosos, facilito que las clases
medias republicanas y los católicos republicanos, que los había, se fueran
desentendiendo de la defensa de la república contra el golpe militar y la
intervención nazi-fascista.
Solo cuando logramos amplias alianzas precisamente hacia el centro
político, como el Pacto de San Sebastian en 1930, el Frente Popular en 1935, en
la Transición o con la Constitución, logramos salir adelante.
No se trata de comparar épocas afortunadamente bien distintas, pero
tampoco olvidar una historia, que tampoco es tan lejana. Como no debemos
despreciar la manipulación mediática política del Orden Publico.
Estos últimos días hemos visto hasta la saciedad en las televisiones (y
esto no es una coincidencia inocente) y en la red las imágenes de las cargas en
Neptuno y alrededores (y también no lo olvidemos, las agresiones a policías).
Un despliegue informativo que ni de lejos hubo en un acontecimiento de mucha
mayor importancia como fue las mareas y la concentración del día 15S de los
sindicatos y la Cumbre Social.
Es seguro que ante las imágenes de los palos policiales muchísima gente
se habrá indignado, y habrá acentuado su posición critica frente al gobierno
del PP. Pero no me atrevería a asegurar si han sido mas o menos, que los que se
han sentido asustados por el desorden en la calle y han compartido las tesis de
la Delegada del Gobierno de Madrid y del
Ministro del Interior. En otras palabras tras la inundación de imágenes de
Neptuno, habría que ver si han aumentado o disminuido las intenciones de voto
al PP, porque en definitiva de eso se trata.
Por eso la izquierda, mas a la izquierda, debería dejarse de
contemplaciones con la minoría del 25S y aledaños y decir tajantemente que por
ahí ¡ni agua! Que no queremos a Rajoy pero mucho menos a un discípulo de
Berlusconi. Que en absoluto todos los políticos y todos los diputados son
iguales. Que cuidadito con la tabla rasa y los procesos constituyentes, a ver
si nos sale mal la jugada y nos quedamos sin la Constitución progresista de
1978.
Y cuanto antes nos desmarquemos mucho mejor. Escuché ayer a Candido Méndez
decir que los sindicatos griegos, poco sospechosos de moderación tras 26
huelgas generales convocadas, les han contado a los sindicatos españoles que el
auge de la extrema derecha griega ha salido de las concentraciones frente al
Parlamento griego, donde se utilizaban parecidos argumentos que aquí.
Así que mucho ojo. Aunque en la izquierda española tenemos un problema
que no nos gusta que nadie nos rebase por la izquierda y hoy hay pocos en este ámbito
dispuestos a hablar clarito.
Una cuestión que la horrorizada la pequeña burguesía ilustrada (sea esta de izquierdas o de derechas) muestra por los aparentes "vacios de poder" que se dan en procesos de crisis política como la que estamos viviendo en España es la falta de perspectiva de visión y (omisión) desde la perspectiva de la lucha de clases. Al negar esta ven imposible una decidida lucha por el cambio radical (en el sentido de analizar la raiz de los problemas, para resolverlos)
ResponderEliminarPor ejemplo El compañero Maravall aduce que hablar de "periodos constituyentes" puede traer la deriva de provocar un involución que acabe con la progresista constitución de 1978.
Hay, sin embargo, ciertos análisis previos que quiza - habría que tener en consideración.
1.- El periodo "constituyenyte" que ciertamente y realmente se ha dado en España en años recientes (desde el inicio de la crisis 2008 hasta la actualidad la ha producido y provocado el centro derecha español PSOE PP y la derecha nacionalista que ha modificado la "progresista constitución espñaola del 78" sin consulta popular alguna al cuerpo electoral.
2.- El triunfo de la derecha en noviembre de 2010, no ha hecho nada más que profundizar en ese periodo constituyente que en la realidad arrnaca en Europoa y en el mundo con el Consenso de Whasington donde el lema "que se vayan todos" se articulaba de diversa manera: "Todo para la sociedad civil, menos Estado, privatización de los servicios sociales y traspaso de las reentas del trabajo a las rentas del capital". Estamos hablando de los años 80 y al compa´s de la desaparición de la Unión Sovietica, que se produce finalmente el 1978.
Desde estos tiempos y enlazando diversas crisis cíclicas del capitalismo, deviene la crisis sistémica de 2008, donde la sacralización de la lucha contra el déficit y la deuda ha dado al traste en España con el empleo (úna tasa de paro 25%) y una agudización de los problemas sociales de integración social y de la vivienda ( se dan del orden de 400 desahucios diarios en el país) con la agravante). La burbuja inmobiliaria y bancario de origen privado que ha provocado de forma ilegítima mas de 2/3 de la deuda pública española la estamos pagando doblemente mediante nuestros impuestos y por los recortes en niestros derechos sociales, laborales, sanitarios, pensiones, enseñanza, culturales, de recortes a los necesarios créditos a familias y PYMES para el normal desenvolvimiento de la economía.
Claro seguir aduciendo que el hablar de periodo constituyente puede traer problemas de populismo es no querer ver el sentido de la lucha y seguir negando la esencia de la lucha de clases.
Pero es un problema de los que todavía creen en los acuerdos por arriba saltándose los protagonistas principales las fuerzas sociales y populares a las que es cierto:
Hay que ganarlas para la política de cambio. Ud, verá Sr Maravall donde está su lado de la barricada. En si son galgos o podencos o si estos ya han llegado a la meta de forma fraudulenta.