Los sindicatos españoles y las
organizaciones sociales que colaboran con ellos en la denominada Cumbre Social
lo tienen difícil.
Las reformas legales, los presupuestos, las medidas adoptadas tanto por
el gobierno de España como por los de casi todas las Comunidades Autónomas, que perjudican a
la inmensa mayoría de la ciudadanía y que se reiteran una y otra vez, no pueden
dejarse sin adecuada y suficiente respuesta.
En los últimos meses, se han realizado dos Huelgas Generales y
numerosos huelgas y paros sectoriales, se han convocado innumerables manifestaciones y concentraciones. No se
puede decir que no haya habido frecuentes y diversas iniciativas de movilización
social. No todas han tenido la respuesta necesaria y esperada, pero la
tendencia ha sido de incremento sostenido de la participación.
Es esta una lucha a medio plazo. El gobierno del estado y los autonómicos
no van a cambiar fácilmente sus políticas, más aun con la presión que tienen
desde los mercados financiaros y de las instituciones internacionales. Por ello
los resultados, que en toda movilización se buscan y esperan, no van a
producirse de manera inmediata.
Por eso los sindicatos y sus aliados sociales han ido modulando la
respuesta. En los últimos meses se han sucedido grandes manifestaciones, la
Marcha a Madrid y la Concentración en la Plaza de Colon y de manera muy
reciente la campaña de exigencia de un Referéndum sobre las políticas del
gobierno de Rajoy. Esta última es una iniciativa inteligente, que conlleva un ímprobo
trabajo organizativo en las calles y centros de trabajo y que contribuirá a
sensibilizar más a fondo a la ciudadanía sobre las razones de nuestra oposición
a esta política económica y social y a explicar que son posibles otras
alternativas.
La absoluta insensibilidad y la actitud ofensiva del gobierno y también
la presión de las organizaciones más radicales, no dejan mucha capacidad de
movimiento a los sindicatos y sus aliados sociales. La pretensión de los
nacionalistas de una y otra tendencia a centrar todo en la cuestión de la
identidad nacional, camuflando las políticas económicas y sociales que vienen
realizando, exigen situar el protagonismo de la movilización social contra las políticas
neoliberales en el centro de los debates.
Por su parte, la Confederación Europea de Sindicatos ha convocado una
jornada de movilizaciones sociales para el día 14 de noviembre, contra las políticas
neoliberales y en solidaridad con las luchas de los trabajadores del Sur de
Europa. Los sindicatos españoles han concretado su participación en esa jornada
europea con la realización de una nueva Huelga General.
Hay quienes están entusiasmados con la idea; parece que su objetivo en
la vida es hacer una huelga general detrás de otra.
La Huelga General es un gran sacrificio y un tremendo esfuerzo para
quienes la realizan. Los trabajadores en activo se juegan mucho, más aun en una
situación de máxima facilidad para el despido y de inmenso desempleo. En el
manual de todo sindicalista y desde luego en la historia del movimiento obrero,
esta escrito que es en periodos de
crecimiento económico, de expansión del empleo, cuando hay mas capacidad de movilización y de éxito de las
huelgas generales; por el contrario en periodos de grave crisis y de altos
niveles de paro, es cuando mas cuesta realizar huelgas.
No podemos olvidar que la acumulación de movilizaciones en los centros
de trabajo, con las consecuencias económicas y disciplinarias que ello puede
acarrear, no facilita la realización de una tercera Huelga General. Por eso
resulta intolerable frivolizar alegremente con la Huelga General. Va costar
mucho, muchísimo, sacarla adelante con éxito y no podemos cerrar los ojos a esa
realidad. Porque en mi opinión, esta huelga (y en principio ninguna) puede
sacarse a piquetazo limpio, y con todos los medios de comunicación (muy
mayoritariamente adversos) encima.
La Huelga General tiene que servir para avanzar, para aglutinar, no
para que dirigentes y activistas nos demos el gustazo. No puede ser un
boomerang que lanzamos al gobierno y que de vuelta nos da en toda la cara y nos
tira al suelo.
La Huelga General del 14 de noviembre no va a ser el final de nada, por
eso no nos puede dejar sin aliento, porque después habrá que continuar movilizándose,
ya que el 2013 va a ser otro año muy difícil. Por ello algunos, entre los que
me encuentro, no teníamos muy claro que decisión tomar. Razones para una huelga
general las hay más que de sobra, cuestión distinta es si hay condiciones
adecuadas para convocarla y que sus resultados sean razonablemente satisfactorios.
Tenemos a favor el respaldo por primera vez de prácticamente todo el
sindicalismo de España y el apoyo de numerosas organizaciones sociales, así
como la coincidencia con la convocatoria europea. En contra, el miedo que
hay en amplios sectores de trabajadores
y la sensación que tienen otros muchos de que no se va a conseguir nada, ya que
el gobierno no va ceder.
La decisión ya esta tomada. Unos la compartirán más y otros la
compartimos menos. Pero ya no hay vuelta atrás y ahora de lo que se trata es de
lograr que sea un éxito. Esto requiere mucha, mucha labor de explicación al entorno
de cada uno de nosotros para convencer de las razones para la participación.
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