Hoy, 17 de octubre se celebra el DIA Mundial para la erradicación de la
pobreza. Hay suficientes motivos para que no pase desapercibido en nuestro país.
En el año 2010 (ultimo con cifras disponibles) 11.666.827 personas de
nuestro país estaban consideradas población en riesgo de pobreza o exclusión
social (indicador AROPE- “At Risk of Poverty and or Exclusion” diseñado por la Unión
Europea); 9.486.616 estaban situadas bajo el umbral de la pobreza; 1.813.813 se
encontraban en situación de privación material severa. En ese año la frontera
del umbral de la pobreza en España se situaba en unos ingresos de 7.800 euros
anuales.
Tres años después, con una profunda y prolongada crisis económica, los
datos no habrán mejorado, sino que habrán empeorado. El crecimiento del paro,
la precarización de las condiciones de trabajo, la perdida del poder
adquisitivo de los salarios y los recortes sociales en educación, sanidad,
servicios sociales y dependencia, son
factores indudables que están presionando para el crecimiento de la Pobreza y
la Exclusion Social en España.
Si de la información global nos vamos a los de las tres nacionalidades
históricas sumidas en campañas electorales, descubriremos datos sorprendentes, también
del año 2010. 600.918 gallegos, 330.692 vascos y 1.430.587 catalanes están en
riesgo de pobreza o exclusión social. 460.341 gallegos, 246.867 vascos y
1.104.419 catalanes están bajo el umbral de la pobreza. Y 111.305 gallegos,
43.945 vascos y 270.956 catalanes se
encuentran en situación de privación material severa.
Es suficiente población afectada para que éste fuera un tema central de
las actuales campañas electorales, por no decir el central. ¿Y donde están los
debates? ¿Dónde las propuestas? ¿Qué
dicen los nacionalistas de uno y otro lado al respecto?
Es verdad que el tema de la pobreza esta algo más de “moda”, en los medios
de comunicación en los últimos tiempos. Pero curiosamente el énfasis se esta
situando en lo que se llama el “empobrecimiento de las clases medias”. Parece
que eso es lo que importa y no tanto la pobreza estructural y cronificada, generación
tras generación, en la que encuentran centenares de miles de familias de
nuestro país. Esa pobreza estructural y cronificada que no se redujo ni un ápice a lo largo de los 11 años de gran
crecimiento económico que vivimos en España desde 1996 al 2007.
Es evidente que la caída del nivel de vida de sectores de las clases
medias es un síntoma elocuente de la gravedad y extensión de la crisis económica;
que es una realidad que no podemos despreciar ni ignorar. Pero seguramente es un fenómeno
temporal, del que saldrán la inmensa mayoría de los sectores de las clases
medias afectadas, aunque ello suponga situarse en unos niveles de vida
inferiores y más austeros que antes de la crisis.
Más grave que esa realidad es la evolución de los trabajadores pobres.
Sectores de la clases obrera que en los últimos decenios fueron paulatinamente
mejorando sus condiciones de vida, gracias a la lucha sindical, los convenios
colectivos y las mejoras en los sistemas públicos de protección social y que
ahora de forma brusca han vuelto a un pasado de precarización laboral,
deterioro de condiciones de vida y recortes de derechos sociales. Estos
trabajadores pobres sí que tendrán muchas mas dificultades para salir de esta
situación a medio plazo, máxime si prosigue la feroz campaña publica y
privada de destrucción del movimiento
sindical, el mejor garante de sus derechos.
La agresión a una parte de las clases medias debería posibilitar una amplia alianza estratégica y pacto social
entre las clases medias y el movimiento obrero, como la que dio lugar en la
segunda posguerra mundial a la creación y desarrollo de los Estados de
Bienestar Social. Pacto social en defensa de las políticas sociales, los
servicios públicos, el desarrollo sostenible
y la participación social
La izquierda política y social deberíamos priorizar en nuestro trabajo
el construir esa amplia alianza social, mano a mano con las ONGS, movimientos
sociales y con los sectores de la Iglesia Católica claramente comprometidos con
la lucha contra la pobreza y la exclusión. Porque esa lucha va a ser larga y difícil,
ya que exigirá profundos cambios económicos, fiscales y sociales que los
intereses dominantes no van a aceptar tranquilamente.
Hoy es un buen día para encontrarnos todos en la calle defendiendo ese
objetivo.
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