miércoles, 17 de octubre de 2012

ERRADICAR LA POBREZA: OBJETIVO PRIORITARIO




Hoy, 17 de octubre se celebra el DIA Mundial para la erradicación de la pobreza. Hay suficientes motivos para que no pase desapercibido en nuestro país.

En el año 2010 (ultimo con cifras disponibles) 11.666.827 personas de nuestro país estaban consideradas población en riesgo de pobreza o exclusión social (indicador AROPE- “At Risk of Poverty and or Exclusion” diseñado por la Unión Europea); 9.486.616 estaban situadas bajo el umbral de la pobreza; 1.813.813 se encontraban en situación de privación material severa. En ese año la frontera del umbral de la pobreza en España se situaba en unos ingresos de 7.800 euros anuales.

Tres años después, con una profunda y prolongada crisis económica, los datos no habrán mejorado, sino que habrán empeorado. El crecimiento del paro, la precarización de las condiciones de trabajo, la perdida del poder adquisitivo de los salarios y los recortes sociales en educación, sanidad, servicios sociales y dependencia,  son factores indudables que están presionando para el crecimiento de la Pobreza y la Exclusion Social en España.

Si de la información global nos vamos a los de las tres nacionalidades históricas sumidas en campañas electorales, descubriremos datos sorprendentes, también del año 2010. 600.918 gallegos, 330.692 vascos y 1.430.587 catalanes están en riesgo de pobreza o exclusión social. 460.341 gallegos, 246.867 vascos y 1.104.419 catalanes están bajo el umbral de la pobreza. Y 111.305 gallegos, 43.945 vascos y 270.956  catalanes se encuentran en situación de privación material severa.

Es suficiente población afectada para que éste fuera un tema central de las actuales campañas electorales, por no decir el central. ¿Y donde están los debates?  ¿Dónde las propuestas? ¿Qué dicen los nacionalistas de uno y otro lado al respecto?

Es verdad que el tema de la pobreza esta algo más de “moda”, en los medios de comunicación en los últimos tiempos. Pero curiosamente el énfasis se esta situando en lo que se llama el “empobrecimiento de las clases medias”. Parece que eso es lo que importa y no tanto la pobreza estructural y cronificada, generación tras generación, en la que encuentran centenares de miles de familias de nuestro país. Esa pobreza estructural y cronificada  que no se redujo  ni un ápice a lo largo de los 11 años de gran crecimiento económico que vivimos en España desde 1996 al 2007.

Es evidente que la caída del nivel de vida de sectores de las clases medias es un síntoma elocuente de la gravedad y extensión de la crisis económica; que es una realidad que no podemos despreciar ni  ignorar. Pero seguramente es un fenómeno temporal, del que saldrán la inmensa mayoría de los sectores de las clases medias afectadas, aunque ello suponga situarse en unos niveles de vida inferiores y más austeros que antes de la crisis.

Más grave que esa realidad es la evolución de los trabajadores pobres. Sectores de la clases obrera que en los últimos decenios fueron paulatinamente mejorando sus condiciones de vida, gracias a la lucha sindical, los convenios colectivos y las mejoras en los sistemas públicos de protección social y que ahora de forma brusca han vuelto a un pasado de precarización laboral, deterioro de condiciones de vida y recortes de derechos sociales. Estos trabajadores pobres sí que tendrán muchas mas dificultades para salir de esta situación a medio plazo, máxime si prosigue la feroz campaña publica y privada  de destrucción del movimiento sindical, el mejor garante de sus derechos.

La agresión a una parte de las clases medias debería posibilitar  una amplia alianza estratégica y pacto social entre las clases medias y el movimiento obrero, como la que dio lugar en la segunda posguerra mundial a la creación y desarrollo de los Estados de Bienestar Social. Pacto social en defensa de las políticas sociales, los servicios públicos, el desarrollo sostenible  y la participación social

La izquierda política y social deberíamos priorizar en nuestro trabajo el construir esa amplia alianza social, mano a mano con las ONGS, movimientos sociales y con los sectores de la Iglesia Católica claramente comprometidos con la lucha contra la pobreza y la exclusión. Porque esa lucha va a ser larga y difícil, ya que exigirá profundos cambios económicos, fiscales y sociales que los intereses dominantes no van a aceptar tranquilamente.

Hoy es un buen día para encontrarnos todos en la calle defendiendo ese objetivo.








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