Cuando estudie Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, en
segundo curso teníamos la asignatura de Economía Política. La impartía el
Profesor Jesús Prados Arrarte. Tenía un indudable pasado demócrata. Había
apoyado siendo estudiante la sublevación
republicana de Jaca de 1930 y durante la guerra civil había tenido una
actividad militar destacadísima. En 1962 participo en el llamado Contubernio de
Munich, primer intento de colaboración de toda la oposición antifranquista.
Todo ello le había acarreado diversas represalias.
En sus clases defendía claramente las teorías de Keynes y el libro de
referencia que utilizábamos era el “Curso de Economía moderna” del
norteamericano Paúl Samuelson. Aquellas nociones de economía política estaban a
años luz de lo que representaba la política económica de la dictadura. Pero a
la izquierda radical de la facultad nos parecía el colmo del reformismo socialdemócrata
y claro no había peor adversario que precisamente un reformista que intentase
engatusar.
Así que ni cortos ni perezosos, la célula del FLP, secundados por la FUDE, los prochinos y los acratas,
decidimos hacerle “un juicio critico” a Prados Arrarte. Recuerdo que antes se
lo habíamos hecho al Pr. Luis Sánchez Agesta, Catedrático de Derecho Político,
que después llegaría a ser uno de los teóricos en los que se apoyaron Adolfo Suárez
y el Rey para revestir de legalidad el desmontaje del franquismo.
Los “juicios críticos, era un invento de los estudiantes radicales
franceses para “desenmascarar” a los profesores que pasaban por progresistas y
en su opinión no lo eran. Experiencia
que la izquierda del movimiento estudiantil madrileño acogió con fervor en
aquel efervescente curso 1967-1968. El pobre Prados Arrarte no entendía nada
del montaje que le hicimos, precisamente los que el creía que estaban en su
mismo bando y no sirvió de nada las explicaciones que nos dio sobre su pasado y
su presente.
45 años más tarde, estoy convencido de que todos o la mayoría de los
que participamos en ese juicio inquisitorial, nos aferramos a Keynes como a un
clavo ardiendo y nos hubiera gustado tener a Prados Arrarte como Ministro de Economía
en lugar de los que hemos tenido en los últimos 25 años.
Este largo preámbulo viene a cuento de lo que han avanzado las ideas
conservadoras en nuestro mundo y lo que han retrocedido las progresistas. Hoy
Keynes, un economista centrista, con algunas tendencias que podríamos calificar
como suavemente socialdemócratas, ha acabado situado a la izquierda de un
espectro ideológico en el que por supuesto Carlos Marx ni aparece.
Y volviendo al debate de 1968, ¿realmente estaba tan equivocado Marx y
era tan certero Keynes? Sinceramente
creo que no. Que la sustancia del pensamiento económico de Marx sigue siendo
valido, aunque sin capacidad de aglutinar a la mayoría de la ciudadanía en los
estados desarrollados. Mientras que las teorías reformistas de Keynes siguen
siendo muy insuficientes, pero en cambio son un buen programa de acción para
aglutinar una amplia alternativa de centro izquierda en un país como el
nuestro.
En esas estamos. Y ahora parece que el FMI y Christine Lagarde,
asustados por la evolución de la crisis, se alejan del neoliberalismo y
defienden una combinación de ajuste e inversión publica productiva, con ligeros
aromas keynesianos. Bueno. Mas vale tarde que nunca, sobre todo si tenemos en
cuenta que de los errores cometidos con sus exigencias en el Cono Sur
Latinoamericano tardaron en rectificar casi diez años.
Así que si el Pr. Prados Arrarte, fallecido en 1983, levantara hoy la
cabeza, se encontraría situado de nuevo en la izquierda, como cuando era Capitán del
Estado Mayor del Ejercito Republicano.
P.D. (A pesar de los pesares, Economia Politica fue una de las asignaturas que mas me gusto en toda la carrera de Derecho y Prados Arrarte no fue vengativo y me puso un notable)
P.D. (A pesar de los pesares, Economia Politica fue una de las asignaturas que mas me gusto en toda la carrera de Derecho y Prados Arrarte no fue vengativo y me puso un notable)
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