Es sabido que Ángela Merkel antes de adoptar cualquier compromiso importante para su país, solicita previamente el aval político del Parlamento Alemán. Es una buena practica democrática, pero al parecer solo necesaria para algunos gobiernos. Para otros no es conveniente, p.e. para Grecia. El gobierno griego ha ido asumiendo a lo largo de los últimos meses terribles compromisos de ajuste económico y recortes sociales, como no se han conocido nunca en ningún estado democrático, salvo en situaciones de guerra o posguerra. Grecia ha quedado endeudada y condicionada para varias décadas y generaciones. Por circunstancias de origen distinto pero con consecuencias parecidas, Alemania conoció la destrucción de la República democrática de Weimar y el ascenso del nazismo.Pero los gobernantes europeos quieren que los griegos acepten la cura de caballo que se les impone. con aplausos y la sonrisa en los labios.
Es lógico admitir que para superar los gravisimos errores cometidos por los gobiernos griegos (principalmente de la derecha), por su sistema financiero y también por la extensión de la corrupción y el fraude, del incumplimiento fiscal y de la economía sumergida que han estado tan arraigados en la sociedad griega, los que van a pagar una parte de la factura, los países del euro y muy en particular Alemania y Francia, pongan condiciones y que incluso están sean muy exigentes. Lo contrario seria mandar un malisimo mensaje a otros países con dificultades económicas o con relajadas políticas fiscales.Pero una cosa es exigir a Grecia una buena gestión económica, sacrificios para todos y no solo para trabajadores y clases medias y otra muy distinta acogotar a un país. Es cierto que los países del euro han ido flexibilizando su postura e incrementando su ayuda a Grecia, pero a la vez han elevado el listón de los ajustes que están exigiendo.
Papandreu tiene difícil salida. Con cinco huelgas generales, manifestaciones y disturbios permanentes, dificultades para mantener la mayoría parlamentaria, etc.ha decidido tirar por la calle de en medio convocando un referéndum. No olvidemos que las crisis políticas se solventaron en Portugal, Irlanda y ahora en España, con elecciones anticipadas, que no es lo mismo que un referéndum, pero que también es una forma de recabar la opinión ciudadana. ¿Que hubiera sido mejor para Grecia? ¿Elecciones anticipadas? ¿Referendum? ¿O seguir aguantando el gobierno la contestación social como si tal cosa?.
El dilema de Papandreu tiene mala respuesta, sea cual sea la elegida. El riesgo del referéndum es evidente. Si saliera SI, el gobierno griego y los países del euro saldrían políticamente reforzados. Pero a tenor de la respuesta de Merkel, Sarkozy y los demás, y de las bolsas, todos dan por descontado un resultado negativo en el referéndum. Al menos son conscientes del trágala al que esta sometido el pueblo griego.Si sale NO, una de dos o se renegocian las condiciones con la zona euro, lo que parece poco verosímil dado lo mucho que ha costado llegar hasta aquí, o Grecia sale del euro, viéndose abocada a una crisis política, económica y social de dimensiones hoy no evaluables.También Argentina vivió una durisima crisis hace diez años y hoy esta en claro camino de recuperación. Los procesos no tienen porque ser iguales, pero tampoco hay que pensar que fuera del euro no hay salvación.
No sabemos en estos momentos que efectos surtirán las amenazas de Merkel, Sarkozy, y los demás. Papandreu tendrá que hilar muy fino y elegir la opción menos mala. Pero en todo caso es una vergüenza que el sistema financiero y las grandes empresas nos hayan conducido hasta este punto y que la Unión Europea haya reaccionado tarde y mal. Y a todo esto en algún momento habrá que pedir responsabilidades a los culpables griegos de haber conducido al país a esta debacle.
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