He vuelto de Xativa, del entierro de Manolo Casesnoves, repleto de sentimientos y sensaciones que supongo tardare tiempo en ordenar y asimilar. Afortunadamente la enorme tensión emocional del entierro se ha relajado despues en la comida rodeado de mis bellisimas primas. Los primeros minutos en la Seo me han resultado insoportables. Tantas veces he estado sentado allí, los primeros años en sus baratas sillas de nea, después, ya en los sesenta, en los solidos bancos de madera, en los que, cuando se iban donando por las familias adineradas de Xativa, figuraba en una chapa en latón el nombre de los benefactores (la pequeña historia cotidiana de aquellos años era así). Nunca pensé que tendría que asistir al funeral de Manolo.Durante la misa he estado dando vueltas a lo mismo: según nos hacemos adultos vamos asumiendo la muerte, pero dentro de un cierto "orden". Aceptas que tus abuelos se mueran, mucho después que sean tus padres, tus tíos y hasta ahí, vale. Incluso cuando han muerto amigos o amigas tras una larga lucha con el cancer, como Elisabeth o Nacho Salorio, te vas haciendo poco a poco a la idea o cuando han matado amigos entrañables e inolvidables como Javier Sauquillo o Luis Javier Benavides, tardas en asumirlo pero al final lo sitúas en el marco de la lucha por unos ideales. Pero que se te mueran los de tu generación, que estaban llenos de vida, eso es ya mucho mas difícil de asimilar. Jamas se me paso por la cabeza que Manolo se moriría algún día
Es cierto que Manolo no era de mi generación por edad, pero sí por forma de ser y de sentir. Mas próximo a mis padres cronológicamente, sin embargo era como un hermano mayor, con el que había muchas complicidades explicitas o implícitas. Desde hace muchos años nos veíamos esporádicamente y siempre, afortunadamente, por iniciativa de el, pero era como si nos hubiéramos seguido viendo día tras día. Como aquellas lejanisimas noches en la replaza del secano de mis padres en Bixquert, cuando daba gusto en pleno mes de agosto respirar a las doce de la noche el aire de los pinos, mientras oíamos el "All my loving" de The Beatles que trajo su hermana Nieves de Inglaterra o cuando Chimo tocaba la guitarra y Manolo y José Enrique cantaban "Siboney", o cuando yo no le quitaba los ojos de encima a Adelita, que a pesar de ser todavía una niña era un imán para mi. Y esta mañana en la Seo me daba cuenta de que una etapa importantísima de mi vida se había acabado con la muerte de Manolo.
Pero no quiere ser excesivamente nostálgico en este post. Porque hoy ha habido otros hermosos motivos de reflexión. Cuando ha entrado el ataúd de Manolo en la Iglesia envuelto con la bandera de la II República Española y un clavel rojo encima. O cuando Adela ha leído el poema de Kavafis. Hasta las palabras de mi primo José, sacerdote o de Chimo, sacerdote que ya oficio su boda de 50 aniversario. No me suelen gustar nada las homilías en los funerales, creo que suenan a manual o lugares comunes que en lugar de reconfortar provocan mas tristeza. Hoy ha sido distinto, sonaban humanas, cercanas, creíbles, cariñosas. Se lo he dicho luego a José. Como ambos recordaron allí estábamos gente muy diversa, de ideas muy diferentes, que se simbolizaban en esa bandera tricolor y en esa maravillosa imagen de la Virgen de la Seo, (bajo un cuadro de la cual dormí en mi cuarto de la casa de Bixquert durante cerca de 15 veranos). En la cabeza y en el corazón de Manolo coexistían, supongo que con sus mas y sus menos, ambos sentimientos. Hoy hemos asistido armoniosamente a esa convivencia de una bandera republicana en una Iglesia Colegiata. No creo que haya habido muchas experiencias de ese tipo en nuestro país, menos aun en estos tiempos turbios que vivimos. Mucho mejor le hubiera ido a nuestro pais y mucho dolor nos hubieramos evitado. Manolo lo ha logrado. Otra razón para estarle reconocido y agradecido.
Un ultimo apunte. La vida de Manolo tuvo un inmenso soporte. Su mujer Finita. Siempre a su lado y dándole todo su amor, su ternura y su alegría.Son de esos amores intensos que tan bien reflejaban en la pantalla Katherine Hepburn y Spencer Tracy.
Por casualidad he llegado a su articulo en el año 2.021. Me ha gustado su forma de describir los actos que se realizaron en la Seo y me ha conmovido tantos recuerdos, también los de Bixquert que siempre fue lugar de deseo de los setabenses por lo que significaba de estatus social en mi ciudad Xativa. Cuando yo era pequeño, de eso hace muchos años, vivía enfrente de la farmacia Casesnoves con entrada por la plaza del mercado (antes Unificación) y por el carrer botigues (antes de Calvo Sotelo) y Consuelo, Mari Nieves, Tito y Emilio eran, entre otros, mis amigos y vecinos. Y fuí a la escuela de D. Leoncio y de los Padres, pero no recuerdo a nadie que se llamase Hector Maravall, al que supongo familia de la Farmacia Maravall, en la calle dels Hostals. No sé si este escrito mío le llegará despues de tantos años, pero se lo envío como agradecimiento por haber descrito de modo sencillo pero magnifico un recordatorio a la memoria de Manuel Reciba un cordial saludo.
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