Tras el gran éxito de la concentración de ayer sábado en Madrid, de no haber pillado una insolacion en la Plaza de Colon y de haber tenido en casa a mi nieta Violeta, no puedo estar mas contento. Así que este domingo voy a hablar de música y de mi artista favorito desde hace muchisimos años: Bob Dylan.
Con 71 años, acaba de publicar su disco oficial numero 35: “Tempest”. Lo primero que tengo que decir es que este no es un disco fácil, aunque muchos podrán decir que casi ningún disco de Dylan lo es. Ni tampoco es de esos discos que enganchan a la primera. Hay que escucharlo con tranquilidad e ir descubriéndolo.
Al abordar un nuevo disco de Bob siempre existe el riesgo de compararlo con sus muchas obras maestras. “Tempest” no lo es; aunque es un buen disco, sin duda mucho mejor que la inmensa mayoría de los que se publican al año. Tiene diez canciones, una de ellas de casi 14 minutos, otra de 9, tres de más de 7 y otras tres de más de 5. No son por tanto canciones pegadizas o con estribillos que se te queden. De ellas, seis son grandes canciones y cuatro muy normalitas. No es una mala proporción, pero a Dylan siempre se le exige más y más.
Dylan demuestra, una vez mas, que conoce bien la música popular norteamericana de la primera mitad del siglo XX, empezando por el blues y el folk más tradicional. Así como otros discos anteriores un sonido más diverso, con mayor incidencia rockera e incluso de texmex, este se sitúa preferentemente en la onda del blues. Hay otras canciones mas en la orbita folk, con algún ligero toque fronterizo o country, con el acordeón o el violín de David Hidalgo, el líder del grupo texmex Los Lobos.
Los arreglos son mas sobrios que en sus últimos discos. Instrumentalmente no es un disco tan brillante, aunque si tiene un sonido muy compacto y sólido, con un grupo acompañante que suena perfecto.
La voz de Dylan en este disco, como ya sucedía en los últimos, suena cascada, aguardentosa, pero tiene un encanto especial, como ya la tenía en su primer disco de 1962. Bob no es Sinatra ni Elvis, pero su voz encaja perfectamente en sus canciones.
Las letras, también nos llevan al Dylan de los años 60, con largas y complejas historias, incluyendo una reflexión sobre la película Titanic (“Tempest”) y sobre la muerte de John Lennon (“Roll on John”).
En definitiva estamos ante un disco que gustara sobre todo a sus seguidores, pero que no tiene mucho gancho comercial, por lo que tengo ya mas dudas de cómo andará de ventas, aunque no creo que esto le importe mucho a Bob.
(Si quieres ver un comentario mas amplio sobre este disco y sobre otras articulos sobre musica, te recomiendo que visites la siguiente wiki en la que colaboro habitualmente con el nombre de "rockyboy": caravaneros.wikispaces.com/caravaneros. Es un una formidable pagina de musica)
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