Nos habíamos llegado a creer que Santiago, su persona, su palabra, su
pensamiento, siempre iban a estar presentes. Celebramos su 70 aniversario, el
80. el 90 y estábamos seguros que celebraríamos el 100 y muchos mas.
Seguro que no puedo aportar nada de interés a las muchas cosas que de
el se van a decir estos días. Santiago ha escrito paginas decisivas de la historia de España, de la lucha por el
socialismo, del movimiento comunista internacional.
La primera imagen que tuve de Santiago fue las fotos que aparecieron en
el Mundo Obrero con el histórico mitin de Montreuil en las afueras de Paris,
que los estudiantes comunistas repartíamos en la facultad de Derecho de Madrid
en 1971. Después le vi en persona por primera vez en una reunión clandestina de
cuadros comunistas de Madrid en 1976. Luego durante mas de 13 años, desde 1978 a 1991, tuve la suerte
y el honor de trabajar estrechamente con el, en su equipo, los carrillistas del
PCE.
Aprendí mucho de Santiago en esa etapa. Y aunque al final no compartí su
propuesta de integración de lo que en aquel momento era el Partido de los
Trabajadores de España, en el PSOE, seguí respetando, valorando, coincidiendo y
sorprendiéndome con su inmensa lucidez
hasta el ultimo día de su vida.
Santiago seguía considerándose un revolucionario, un comunista, ahora
sin partido, un ejemplo de coherencia y de lealtad con las ideas que le
llevaron siendo casi un niño a empezar a militar en la izquierda revolucionaria
de la Juventud Socialista Unificada.
Santiago fue mucho más que un protagonista de la Transición. Su vida
son décadas de intensa lucha política.
Santiago ha representado como nadie la grandeza y la tragedia del
movimiento comunista. La asuncion con 21 años del compromiso de la Junta de Defensa de
Madrid en octubre de 1936; la traición del coronel Casado y de su propio padre
entre otros, en marzo de 1939 que precipito la caída de la Republica; el larguísimo
exilio; la ruptura con gran parte del movimiento comunista soviético y chino en
los años 70 con el impulso del eurocomunismo, la terrible crisis del PCE en los
años 80 y su salida del Partido….
Pero para los españoles Santiago es mucho más que un gran dirigente
revolucionario comunista. Sin tres propuestas suyas decisivas, la Reconciliación
Nacional en 1956 (para superar la fractura social de la Guerra Civil), el Pacto Por la Libertad
(para unir a toda la oposición y conseguir la democracia en los primeros años
70) y la apuesta por los Pactos de la
Moncloa (como instrumento que permitió
la consecución de la Constitución), seguramente la democracia en España hubiera
tardado mucho mas en llegar y hubiera sido una democracia recortada.
Me gustaría también resaltar que Santiago no acartono ni paralizo su
pensamiento. Sus numerosas libros, artículos, blog, etc. en definitiva su producción intelectual se mantuvo hasta hace
unas pocas semanas. Nos dejaba a todos admirados con su participación, casi
centenario, en programas de radio. Fue pionero en la reconciliación nacional,
en la defensa del socialismo en libertad, de la alianza de las fuerzas del
trabajo y de la cultura, de la asumir las transformaciones de la revolución científico-técnica.
Nado contra corriente en las propuestas de normalización del País Vasco
o de comprender las movilizaciones del 15-M. Consiguió, tragar sapos, y
reencontrarse con antiguos camaradas que tanto le había atacado, participando en
iniciativas y actos de IU. Y también le vimos, ya renqueante con su bastón y
con la vista muy deteriorada en múltiples manifestaciones y actos de la izquierda
política y sindical, porque se mantuvo
hasta el ultimo minuto de su vida al lado de los trabajadores, de los
pueblos oprimidos, apoyando las luchas de los sindicatos y también de los
jóvenes indignados.
Y para terminar: Santiago fue un político honrado. En 75 años de vida política
nadie le ha podido afear nada. Lo que se puede decir de muy pocos.
Por todo ello y por muchas mas cosas, hemos sufrido una gran perdida,
aunque seguirá muy vivo para muchos.
Gracias Santiago por tu vida y por tu ejemplo.
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