viernes, 14 de septiembre de 2012

MAREA NARANJA: POR LOS SERVICIOS SOCIALES




En los últimos meses hemos visto por las calle manifestándose gentes con camisetas de varios colores: verdes (educación), negras (funcionarios de las administraciones publicas), blancas (Sistema Nacional de Salud), azules (Canal Isabel II), de los bomberos, de los mineros, violetas (movimientos feministas), blancas con dos líneas rosas (matrimonio igualitario del colectivo LGTB), etc. Y este sábado en Madrid vamos a ver un gran despliegue de camisetas naranjas, correspondientes a los servicios sociales.

Los servicios sociales son el mejor indicador para valorar el grado de desarrollo del Estado de Bienestar de un país. En España durante muchos años hemos carecido de ellos. Instituciones religiosas, de beneficencia, de solidaridad, se encargaban como buenamente podían de ese agujero negro de la política social.

Tan solo desde principios de los años 80, con el INSERSO y poco a poco las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos, fueron poniendo las bases de un sistema público de servicios sociales. El intenso envejecimiento de nuestra sociedad, el crecimiento de la población dependiente, las exigencias de normalización de las personas con discapacidad, la integración de los inmigrantes o la necesidad de reducir la pobreza, estimularon un mayor interés de los poderes públicos por los servicios sociales. Pero siempre dentro de un orden. Cuando el gasto en pensiones se sitúa en torno al 9% del PIB, la Sanidad en algo más del 7% y el desempleo alrededor del  4%, los servicios sociales no llegan al 1%.

Además los servicios sociales, que son una de las actividades más intensivas en empleo, se han ido cediendo a las entidades privadas, lucrativas y no lucrativas, con una dejación de responsabilidades por los poderes públicos.

La ley de dependencia, a trancas y barrancas, supuso un impulso a los servicios sociales, aunque el gobierno lo presento triunfalistamente como la creación del 4º pilar del Estado de Bienestar Social, cuando solo se trataba de una parte del mismo.

Y la crisis se esta llevando por delante ese incipiente sistema de protección social. Se recortan gastos en dependencia, se dejan de renovar conciertos con el sector privado, no se pagan o se pagan con muchísimo retraso subvenciones y contratos, se cierran servicios y actividades, se despide gente, se precariza y deterioran aun mas las condiciones de trabajo de mas de 500.000 profesionales del sector.

¿Y quien sale perdiendo con todo esto, además de los trabajadores implicados? En primer lugar las mujeres, que tendrán que volver a asumir las tareas de cuidados a todos los miembros de la familia que lo vayan necesitando. Y la población  mayor, y las personas con discapacidad, y los millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social y los emigrantes…..Y por supuesto las familias, esas familias que a muchos gobernantes de la derecha estatal y nacionalista se les llena la boca hablando de ellas y luego les niegan el apoyo real.

Justo en tiempos de crisis es cuando mas se necesitan los servicios sociales. Son la primera puerta y el primer apoyo ante las dificultades sociales y no es como algunos creen un problema de “los pobres”, es algo que en uno u otro momento de la vida afecta a la inmensa mayoría de la población. Son razones suficientes para el sábado muchos de nosotros nos pongamos la camiseta naranja.
 


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