La convocatoria del 15-O era un gran y difícil reto.El 19 de junio había colocado el listón movilizador muy alto. Todos los que esperan y desean que los indignados empiecen a retroceder soñaban con que el 15-O reflejara la decadencia de la protesta ciudadana.Todo lo contrario. Mas gente, mas intergeneracional, y presencia en mas ciudades españolas. Y además el movimiento se ha internacionalizado como nadie hubiera imaginado hace tres meses.La manifestación de Madrid estaba plagada de camisetas verdes de las luchas en defensa de la enseñanza publica. Un ejemplo de que la convocatoria esta aglutinando en la calle todo lo que se mueve contra las políticas neoliberales.Había muchas familias con niños y empiezan a verse emigrantes. Ya no es la protesta de los jóvenes sin futuro, están tirando de todo el malestar social acumulado en cuatro años de sometimiento de los gobiernos a los intereses del capital y los especuladores.
¿Y ahora que? Todos tendremos que pensar por donde seguir. La derecha tiene que saber que no va a poder sacar adelante impunemente sus recortes sociales y de derechos civiles. La izquierda socialista, tras lo que se le avecina, debe hacer un profundo borrón y cuenta nueva y mandar al desván a todos los que han protagonizado o permitido esta nefasta legislatura de Zapatero. El PSOE tiene suficientes cuadros y militantes valiosos y de izquierda para pasar pagina y empezar una nueva etapa que vuelva a conectar con las gentes progresistas de las que se ha burlado tan duramente. IU haríamos muy mal en quedarnos con el slogan que ahora agita Cayo Lara de que nosotros somos los primeros y legítimos indignados de toda la vida. IU debe recuperar la frescura que tuvo el PCE en la transición y meterse a fondo en las luchas sociales pero sin pretensiones de capitalizar o dirigir, pero tampoco decir amen a toda ocurrencia, sino dar ideas, defenderlas con inteligencia y aguantarse cuando no salgan. Y los sindicatos deberíamos también buscar el apoyo y la convergencia, igualmente sin protagonismos ni seguidismos. No lo tenemos fácil. Como tampoco lo tiene fácil el propio movimiento de indignados que tiene que seguir dando pasos de construcción de discurso, de formas organizativas, de política de alianzas, etc..Esto esta adquiriendo ya unas dimensiones y una proyección muy serias y pilotar esta nave va a requerir inteligencia, dialogo, flexibilidad, y los pies en el suelo.Hasta hoy lo han demostrado, pero cada paso que se da con éxito, como ha sido el 15-O les coloca ante retos aun mayores.
Y para no divagar ahí tenemos la cita electoral del 20-N. Seria una insensatez y ceguera pensar que eso no va con los indignados. Que da lo mismo lo que pueda pasar. Y no es cierto. La hegemonía política, económica y mediatica de la derecha que se puede iniciar el 20-N puede durar muchos años y tener efectos terribles e irreversibles para la ciudadania y colocar al propio movimiento de indignados en una situación muy complicada.. Se que es muy difícil y arriesgado pronunciarse ante el 20-N, pero peor seria la indiferencia o el abstencionismo.
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