Estos jueces no tienen arreglo. Salvo muy honrosas excepciones. No contentos con sus frecuentes interferencias en la vida política de nuestro país, complicandonos la vida a todos, algunos de ellos dan muestras de tremendo machismo con increíbles sentencias y sobre todo escandalosas motivaciones de las mismas. El ultimo caso el Juez Del Olmo, que no se ha distinguido precisamente por su sensibilidad hacia los procesos en materia de genero.Encima se mofa del personal con retorcidas argumentaciones para justificar que llamar "zorra" a una mujer no solamente no tiene connotaciones degradantes sino que hasta puede ser una alabanza al destacar su astucia. Y no ha servido para nada que el agresor verbal tuviera antecedentes por malos tratos a su familia o que le hubiera dicho a su hijo que vería a su madre en una caja de pino y que el saldría en televisión. Blanco y en botella. ¿Pero que mas necesitan estos jueces? ¿Que las mujeres lleguen al juzgado cubiertas de moratones? ¿con un cuchillo clavado? ¿estranguladas o quemadas? .
Esa violencia de genero que llena de muertas las casas de nuestro país años tras año, mes tras mes, semana tras semana, sumando cifras que superan con creces el terrorismo, debería escandalizarnos y responder con sanciones penales ejemplarizantes y disuasorias en lugar de tener en la cárcel como rehenes a Otegui o Diez Usabiaga. Ese desprecio por las mujeres es lo que debería mover las conciencias de esa jerarquía eclesiástica tan preocupada por los matrimonios del mismo sexo o la interrupción del embarazo. Pero aquí seguimos como si esa violencia de genero fuera algo consustancial e inevitable en la vida familiar. Y entre tanto el Consejo del Poder Judicial, con su ínclito y reaccionario presidente a la cabeza, sigue sin inmutarse y sin atreverse a tomar medidas ante tales actitudes. Mientras algunos zorros sigan diciendo en sus sentencias esas barbaridades que nadie se extrañe de que no se logre reducir la violencia contra las mujeres.
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