lunes, 1 de julio de 2013

ORGULLO GAY 2013: "JOVENES SIN ARMARIOS"





Empieza este año la semana del Orgullo Gay con una buena noticia y otra mala, claro reflejo de cómo están las cosas en el mundo en lo que se refiere a la igualdad de los derechos de todas las personas.

El Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que no es precisamente de izquierdas,  ha reconocido el derecho al matrimonio de las personas del mismo sexo en el Estado de California, lo que va a suponer un impulso para avanzar en la mayoría de los restantes estados que aun no lo tienen reconocido. En este sentido es muy estimulante el apoyo del Presidente Obama.

Sin embargo el Parlamento Ruso acaba de aprobar una ley claramente homófoba y hemos visto a la policía y a extremistas que atacaban a manifestantes defensores de los derechos de las personas LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales).

Y desde la última celebración del Orgullo hemos asistido a otros pasos adelante tan formidables como la Sentencia del Tribunal Constitucional español reconociendo el derecho al matrimonio de las personas del mismo sexo. Como también ha sido significativo que el Parlamento frances y el gobierno del Presidente Hollande haya aprobado el mismo tipo de ley, a pesar de las manifestaciones en contra de los radicales de derecha.

A pesar de estos logros, en numerosos países la homofobia impera, a menudo acompañada del recorte de derechos de las mujeres. Ambas intolerancias tienen una misma raíz: machismo puro machismo.

En nuestro país se ha elegido este año como lema “Jóvenes sin armarios”, recordándonos a todos que nuestra sociedad no es Chueca,  ni los colegios laicos, ni algunas series de televisión. Aun hay una España profunda que no admite la diversidad afectiva, la igualdad de todas las personas.

Y esa intolerancia todavía sigue estando muy presente en colegios, trabajos, familias, en el deporte o en el ocio y los jóvenes, a pesar del gran cambio social y cultural que ha experimentado nuestro país, en muchas partes siguen arrastrando prejuicios heredados contra “maricones” y “bolleras”. Muchos profesores miran para otro lado o no se plantan con firmeza ante actitudes homófobas. Muchos padres (y algunas madres) sigan preguntándose porque les ha caído la desgracia de un hijo o una hija “raritos” y no son como los hijos y las hijas de los vecinos o amigos. Todavía hay muchas familias que rompen cualquier relación cuando se enteran que uno o una de los suyos se ha salido de la normalidad heterosexual y se empeñan en llevarlos a un psicólogo, a un medico o a un cura a ver si los regeneran.

Y el reverso de la moneda es el sufrimiento indecible de esos chicos y chicas que quieren vivir su vida siguiendo sus deseos y afectos. Sufrimiento que en pleno siglo XXI da lugar a suicidios o intentos de suicidio.

De ahí el lema de este año. Fuera armarios en los colegios, trabajos y familia, pero que ello no suponga una heroicidad o tener que pagar un precio de rechazo o aislamiento. Vivir fuera del armario en igualdad como todo el mundo.

Cuando este fin de semana cientos de miles de personas vayamos a divertirnos en el gran desfile del Orgullo Gay por el Paseo del Prado, a ver  ese derroche de vitalidad, de belleza, de desenfado, de música y de calor, no nos olvidemos del mucho camino que se ha hecho y también del mucho que queda por delante.  

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