lunes, 22 de julio de 2013

ALGUNAS BUENAS NOTICIAS: NO TODOS SON IGUALES




A veces, no muchas, da gusto leer el periódico. Por ejemplo hoy 22 de julio. Las declaraciones y actitudes de dos dirigentes del renovado PP del País Vasco, Iñaki Oyarzabal y Borja Semper claramente favorables a demostrar ante la ciudadanía la máxima transparencia de las cuentas de este partido frente las denuncias de Barcenas, que se suman al posicionamiento hace unos días de la nueva Presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, son un evidente reflejo de que afortunadamente para nuestro país no todos los políticos de la derecha son iguales.

Pero sobre todo quería referirme a la excelente entrevista  que dos redactores de El País realizan al Presidente de la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional, Ricardo Bodas. Tengo que decir que fuimos camaradas y soy amigo de él y siempre le he tenido una alta estima desde que era un sólido dirigente estudiantil en la Facultad de Derecho de la Complutense en los primeros años 70. Lo que no contamina mi opinión sobre esta entrevista.

Ricardo tuvo una larga experiencia como abogado laboralista, después como Magistrado de Trabajo, luego como cargo público en el Ministerio de Justicia y por último en la Audiencia Nacional. Desde el rigor técnico y el escrupuloso respeto por la ley, su trayectoria en defensa de los derechos de los trabajadores es inmejorable. Suyas son algunas de las sentencias más innovadoras y más valientes de los últimos años dictadas por la Audiencia. Pero no pretendo hacer una panegírico, por otra parte innecesario, de este juez.

Lo que quiero destacar es el interés de la entrevista, sin duda de gran contenido jurídico, pero también de evidente compromiso político progresista. No elude las críticas a la legislación laboral, a la ineficacia de las sucesivas reformas laborales y sus carencias, pero desde el papel que los jueces deben tener de aplicación de la ley, sin invadir competencias parlamentarias o gubernamentales.

Ricardo no da lecciones ni consejos sino argumentos, demuestra que esta en las antípodas de los jueces estrella, de diverso signo,  que tan a menudo reclaman protagonismo. Por el contrario toda la entrevista es un canto al papel fundamental de la negociación colectiva, (hoy gravemente amenazada por las reformas del gobierno y la actitud de la CEOE),  a la función de los sindicatos y empresarios y a la labor meramente subsidiaria de la jurisdicción laboral. Lo que defiende es que funcionen bien las relaciones laborales en la empresa, que haya transparencia y voluntad negociadora entre las partes. Desde una posición claramente progresista no se apunta al fácil  maniqueísmo antiempresarial ni tampoco se le caen los anillos al decir que los sindicatos deben asumir que en las negociaciones a veces hay que “dejarse pelos en la gatera”. No se puede ser más equilibrado y a la vez comprometido en unos tiempos en que esta tan de moda meterse con los sindicatos.

Leer la entrevista es muy recomendable por varias razones. Para empezar se demuestra que cuando el entrevistado es una persona seria, es quien realmente conduce y reconduce la entrevista, huyendo de banalidades y lugares comunes en los que incurren muchos periodistas. En segundo lugar, desde el rigor jurídico pero también desde la  claridad expositiva, pone de relieve los verdaderos resultados de las ultimas reformas laborales, que se concretan en debilitar y reducir  los derechos de los trabajadores. Por último refleja perfectamente lo que es la esencia de la distribución de poderes en la democracia, entre el ejecutivo, el legislativo, el judicial y la sociedad civil a través de los agentes sociales.

Toda una lección de derecho y democracia, que en los tiempos que corren no es fácil encontrar. Ojala el actual presidente del Tribunal Constitucional fuera como este juez o para no ser sectarios, la antigua presidenta del mismo Tribunal, María Emilia Casas,  que colaboro de manera irresponsable en la nefasta sentencia sobre el Estatut de Cataluña.

Que personas  como Ricardo Bodas tengan las ideas tan claras y desempeñen una importante responsabilidad judicial, o que en el PP haya dirigentes como los antes referidos, nos demuestra que no todo va mal en España, ni mucho menos.

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