miércoles, 10 de julio de 2013

EL PSOE SE MUEVE




Parece que poco a poco los socialistas empiezan a salir del estado de shock en que se  sumieron  tras la catástrofe electoral municipal, autonómica y estatal del año 2011. Aunque muchos, unos con alegría, otros con tristeza,  creían que el  PSOE estaba en el camino de la descomposición absoluta, un partido de más de 125 años de historia y con profundo arraigo en el pueblo español, no desaparece así como así. Los socialistas han atravesado largos periodos de crisis en el pasado, pero en sus filas y en su indudable ámbito de influencia social acumulan suficiente masa crítica para volver a salir adelante. Y eso es bueno, muy bueno para nuestro país.

La propuesta de renovar el modelo de estado, mediante un diseño más federal, podrá gustar mucho o poco, parecer suficiente, excesiva o escasa. A mi me parece sensata y razonable, mas aun viniendo de un partido con tendencias centralizadoras en buena parte de su dirección, afiliación y  votantes. Pero sobre todo ha tenido la virtud de mover el tablero, de afrontar el tremendo desafío de los independentistas catalanes (y vascos, no lo olvidemos) y de no esconderse tras la suicida pasividad del gobierno del PP o lo que es peor en su goteo de medidas recentralizadoras.

El PSOE ha puesto encima de la mesa una alternativa cuasi federal. No muy distinta  de lo que tenemos actualmente y a la que hemos llegado por la vía de los hechos, que ha ido claramente más allá de lo inicialmente pretendido por los constituyentes en 1978.  En resumen la propuesta socialista nos dice que no hay que ir para atrás, pero tampoco hacer una irresponsable fuga hacia delante; se trata de dar rango constitucional al estado cuasi federal que de hecho tenemos, clarificar la distribución de competencias y de financiación, marcar unas líneas rojas del perímetro estatal y autonómico, para ni cruzar la raya ni para estrecharla. Y también constitucionalizar toda una serie de gestos de reconocimiento de la libre decisión de la ciudadanía de quienes conformamos España y que desde el respeto a la diversidad queremos vivir juntos. Convivimos porque así lo hemos aprobado democráticamente, no porque lo hayan decidido los gobiernos del pasado o las inercias de la historia.

Tan importante, o mas, que esta iniciativa política, es el proyecto de Documento Político que van a llevar al debate y aprobación de la conferencia política que el PSOE va a celebrar el próximo octubre. He tenido la oportunidad de escuchar a Ramón Jáuregui, ese magnifico y desaprovechado dirigente socialista, presentar sus  líneas maestras.

Y lo primero que sorprende, para mí positivamente, es que refleja una recuperación clara y tajante de un proyecto socialdemócrata, puesto al día, en clave siglo XXI, pero socialdemócrata, rotundamente de izquierdas. En lo económico, en lo social, en el plano fiscal, ecológico, de derechos y libertades, de igualdad. Rompen amarras con el licuoso discurso de los gobiernos de Rodríguez Zapatero y apuestan por  un modelo progresista de desarrollo y de salida de la crisis.

Es verdad que se echa en falta la autocrítica; se intuye  más por las diferencias de lo que ahora proponen que por el reconocimiento explicito de los graves errores cometidos. Pero el PSOE es un partido poco dado a la autocrítica y mas propicio a tirar para adelante, sin ejercicios de público arrepentimiento y en el pasado no les fue mal con esa práctica.

Muchos pensaran que hay trampa; que es habitual en los partidos socialistas girar a la izquierda en la oposición y a la derecha cuando llegan al gobierno. Es verdad que esta esquizofrenia ha sido frecuente en España y fuera de España, pero sinceramente prefiero un programa político anclado claramente a la izquierda que una etérea propuesta de buenas intenciones. Porque un proyecto  socialdemócrata es un buen camino, si los que no somos del PSOE somos capaces de condicionarles con nuestra fuerza electoral. En otras palabras, si la izquierda alternativa crece, y crece bastante, será mas fácil llegar primero a un acuerdo de gobierno con el PSOE y después gobernar con ellos pisando el acelerador y no el freno.

Si se aprueba este documento, en lo esencial, la convergencia de todas las izquierdas será posible, no digo que fácil, digo que posible

Ahora a los socialistas les falta lo más complicado: hacer la renovación de sus equipos dirigentes, para presentar una oferta creíble a la ciudadanía. No se trata de renovar por renovar, sino de hacerlo de manera coherente con el proyecto político. Sinceramente no me creería a la mayoría de los actuales máximos dirigentes defendiendo el referido Documento Político. Y no es una cuestión de mero relevo generacional. No me tragaría a Oscar López o a Elena Valenciano propugnando los mensajes socialdemócratas. Sí le creo a Ramón Jáuregui, que tiene más de 60 años o al Presidente socialista de Asturias o a Tomas Gómez, incluso a Pachi López o a Soraya Rodríguez. Pero  esa foto del pasado fin de semana de los barones territoriales socialistas  con solo tres mujeres y un aspecto  acartonado que tiraba de espaldas, no puede repetirse, no es capaz de ilusionar ni a sus propios afiliados.

Y no tienen mucho tiempo para esa renovación de equipos.

Al menos ya han salido de la atonía política y lo han hecho por la izquierda. Es una esperanza que ojala no se frustre por el inmovilismo de los que se aferran a la silla.






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