domingo, 20 de mayo de 2012

NI EDUCACION, NI CIUDADANIA


El gobierno sigue impertérrito recortando las políticas sociales, pero tampoco se olvida de desmontar los avances democráticos. Tras los ataques a la educación pública, ahora le toca el turno a uno de los objetivos mas ansiados por la ultraderecha: la asignatura de la educación para la ciudadanía.

Quieren que la ciudadanía del futuro no sea educada en los valores del respeto a la igualdad, a la diversidad sexual, a la convivencia con otras etnias y culturas. La lucha contra el machismo, la homofobia, el racismo o la xenofobia no tendrá lugar en las escuelas. En su lugar enseñarán las virtudes de la empresa privada. Como si tuviéramos poco con un capitalismo que esta oprimiendo a la mayoría de la población, pretenden que encima los jóvenes tengan buena opinión de este sistema. Cambian democracia e igualdad por lucro. ¡No esta mal esta manera de combatir la crisis! Como diría un castizo, cornudos y apaleados.

Luego que nadie se extrañe de que siga creciendo la violencia de género, si desde la escuela no se imparten valores igualitarios. Que ninguna persona homosexual justifique su abstención o peor aun su voto a un partido que no hace nada por erradicar la homofobia desde la infancia. Que ningún emigrante nacionalizado y con derecho a voto, que guiado por espejismos o falsas promesas se creyó los cuentos de Rajoy, se queje de que a él o a su familia la siguen marginando o despreciando. Que ningún bienpensante siga escudándose en el supuesto centrismo de Ruiz Gallardón para votar al PP. En esto ni siquiera se puede tener la excusa de los mercados o de la presión de Merkel.

¿Y con esta gente quieren pactar algunos? Con Adolfo Suárez la izquierda pactó sacrificios económicos pero a cambio conseguimos una Constitución progresista y empezar a construir una sociedad democrática con el compromiso activo de la UCD.

El PP no quiere pactos, lo dice un día sí y otro también. Pero la izquierda no podemos pactar ni “arrimar el hombro”, mientras no desanden el camino de la supresión de la educación para la ciudadanía, el control político y la destrucción de RTVE, la permanencia de Divar al frente del Tribunal Supremo, la retirada del recurso de anticonstitucionalidad del matrimonio entre  personas del mismo sexo o el secuestro legal de Arnaldo Otegui.

A esta derecha, ni agua. Nos quieren pobres, controlados, desiguales  y trogloditas. 
No me gusta la agitación por la agitación ni los discursos radicales, pero el PP ha atravesado ya todas las líneas rojas democráticas. Solo nos queda el camino de recuperar la hegemonía cultural, social y electoral en la calle y la denuncia y las propuestas en las instituciones. No podemos ser agresivos como lo fueron ellos en la oposición, pero sí claros y rotundos.
 

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