jueves, 10 de mayo de 2012

DIVAR EN MARBELLA, OTEGUI EN LA CARCEL



Paradojas del poder judicial. El presidente del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, el melifluo Sr. Divar, se lo pasa bomba en Marbella a consta del contribuyente, mientras ese mismo Tribunal Supremo sigue manteniendo como rehén político en la cárcel a Arnaldo Otegui.

Menos mal que en el ámbito de la justicia hay personas como José Manuel Gómez Benítez que ha tenido el valor de denunciar las andanzas de Divar. Conocí a Gómez Benítez en la Facultad de Derecho en 1968. Le llamábamos “el Bravo”, porque era un valiente frente a la policía, a los sociales y a los fascistas de Derecha Universitaria. A partir de 1969, tras una dura represión contra los estudiantes comunistas,  fue el único militante que quedo del PCE junto con Rita Moreno en la Facultad. No solía dormir en su casa. Hablaba en todas las Asambleas y en todas las concentraciones. A los que nos situábamos a la izquierda del PCE nos tenia fritos, porque por un lado admirábamos su coraje y lo muy bien que hablaba y agitaba y por otra políticamente le considerábamos un “revisionista”. Y además porque les gustaba muchísimo a las chicas (a las de derechas y a las de izquierda). En el 70, en la campaña de afiliación llamada “promoción Lenin” (¡que tiempos aquellos en que no nos daba vergüenza estas cosas!), por fin entre en el PCE y seguíamos siendo muy pocos, aunque teníamos el refuerzo de dos PNN, José María Elizalde y José Luis López Guerra y “El  Bravo” siguió dirigiéndonos hasta que definitivamente se tuvo que esconder. Pero ahí ha seguido. Luchando por la democracia. Y se ha enfrentado a algunos mangantes y mangantas del Consejo del Poder Judicial sacando a la luz  los tejemanejes que se traen. Y ahora denuncia a su Presidente.

Lo de Divar, estaba cantado. No hay más que verle y oírle. ¡Vaya intuición la de Rodríguez Zapatero colocándolo al frente del poder judicial! Es un personaje que me recuerda a los jueces que salían en las películas políticas italianas de los años 60 y 70. Viaja en clase club del AVE (y porque no hay otra mas cara), lleva como mínimo tres escoltas y a veces hasta siete. Se aloja en los mejores hoteles de Marbella, cena opíparamente, siempre con una sola persona (¿quien será?) y todo ello en fines de semana con una agenda de trabajo estresante en la piscina del hotel. Es decir, no se corta un pelo.

La otra cara de la moneda es la confirmación de la sentencia condenatoria a Arnaldo Otegui, aunque le hayan rebajado cuatro años. Hay amigos que me dicen que soy muy pesado con lo de Otegui y que parezco de Amaiur. No me gusta el nacionalismo y  nunca he compartido las posiciones de la izquierda abertzale, ni su pasado cómplice con el terrorismo. Pero que a estas alturas de evolución de esa izquierda abertzale se siga teniendo en la cárcel como rehén político  a uno de los mas claros promotores de su desenganche de la violencia, me parece un oprobio del sistema democrático y una vergüenza para todos los demócratas de nuestro país. El PSOE debería denunciarlo claramente y seguramente lo van a pagar caro en las próximas elecciones en el país Vasco, donde la mayoría de la izquierda podría votar a Amaiur. Como también debería ser mas tajante el PNV, aunque es comprensible que no les moleste demasiado que su mayor rival electoral este entre rejas.

Lo dicho. La ley del embudo. Uno en Marbella, el otro en la cárcel.
 

    

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