Ha pasado algún tiempo desde la Huelga General del 29 de marzo y de las manifestaciones celebradas en ese día. La pregunta que nos podemos hacer, más allá de la polémica sobre si fuimos muchos, pocos o regular, es ¿Ha servido realmente para algo?
Nadie, ni en la izquierda ni en la derecha ni en el centro subestima el deterioro del gobierno del PP en tan solo 100 días, a lo que ha contribuido decisivamente esta movilización social, junto con el cierto despertar del voto progresista en Andalucía y Asturias. ¿Es esto suficiente? ¿Nos conformamos con un resultado negativo como es el desgaste de Rajoy, lo que para la derecha confirmaría el carácter exclusivamente político de la huelga? Desde luego que “mal del PP, no puede ser consuelo de sindicalistas”; la izquierda nunca puede jugar a “cuanto peor, mejor”.
Cuando la gente lucha no solo lo hace para ir en contra de algo, en este caso la reforma laboral, también busca evitar nuevas embestidas y recortes, en definitiva para frenar y parar las malas intenciones del gobierno. Muchos, a la vista del proyecto de presupuestos generales del Estado para el año 2012, aprobados por el Consejo de Ministros al día siguiente de la huelga, pensaran que no solo el gobierno no ha rectificado, sino que sigue adelante en sus propósitos de una salida neoliberal a la crisis.
Pero sin caer en el optimismo ingenuo o en el mero voluntarismo, hay también otras posibles lecturas de las consecuencias de la Huelga General. El que no se haya subido el IVA, que se hayan adoptado algunas medidas de reducción de los privilegios fiscales de los empresarios, que no se hayan tocado las pensiones, ni las prestaciones por desempleo, ni los sueldos de los funcionarios, en un contexto en que están presionando brutalmente los mercados, Merkel, Monti y las agencias de calificación, pidiendo “mas, y mas y mas”, algo tiene que ver con la movilización social de las ultimas semanas.
Es verdad que han aprobado una amnistía fiscal, han reducido el crédito para la atención a la dependencia y la cooperación al desarrollo, se han cargado el Fondo para la Integración Social de los Inmigrantes, se han reducido las partidas de políticas activas de empleo y para la formación de parados, han reducido gasto en Educación y en I+D+I y han laminado importantes inversiones publicas. No voy a minimizar esas medidas. Pero están lejos, muy lejos, de los recortes que se han impuesto en Irlanda, Grecia o Portugal. Del ajuste de mas de 35.000 millones que tienen que hacer, por el momento las grandes cifras del gasto social: pensiones, prestaciones de desempleo, sanidad o educación, aunque en estas ultimas ha habido recortes no han sufrido daños muy graves. Y ello hay que situarlo en el haber de la movilización social. Cuestión distinta es que, sino les salen las cuentas de los ingresos fiscales, dentro de unos meses saquen de nuevo la tijera de cortar gasto social.
También hay que tener en cuenta que un gobierno “tocado”, y este lo esta en tan solo 100 días, es mas fácil de que se piense muy mucho sus agresiones sociales que un gobierno pletórico y pleno de fuerza y respaldo social. De lo que se trata es que, mejor antes que después, Rajoy se avenga a negociar los aspectos mas agresivos de la reforma laboral, que la tramitación parlamentaria de los presupuestos restituya los recortes mas lesivos (dependencia, cooperación al desarrollo, inmigración, formación de parados, investigación y desarrollo) y que sobre todo no se atreva a ir mas allá, teniendo en cuenta que aun falta el ajuste del año 2013.
En definitiva, la Huelga ha sido útil, la hemos hecho para abrir una negociación no para dar un coscorrón al gobierno. Aunque no nos hagamos ilusiones, esto no ha hecho más que empezar y solo terminara cuando logremos desplazar a la derecha con un gobierno de unidad de la izquierda; pero ese será otro post de la semana que viene.
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