El mapa político de la izquierda de nuestro país ha cambiado en los últimos meses y con bastante probabilidad de manera irreversible.
En la mayoría de las Comunidades Autónomas en el futuro será ya muy difícil que el PSOE puede lograr la mayoría absoluta para poder gobernar en solitario. En algunas tendrá que reiterar, de una u otra manera, sus pactos con las diversas formaciones de izquierda, incluidas las de carácter nacionalista. Los cambios producidos en el ambito de la izquierda abertzale y la radicalización neoliberal del PP, va a posibilitar otro tipo de alianzas en Navarra y Euzkadi. Tan solo en alguna Comunidad Autónoma con fuerte presencia de la derecha y con normativa electoral excluyente de IU (Castilla La Mancha) se podría repetir la dinámica de alternancia entre una mayoría absoluta del PP y otra del PSOE, salvo que se cambie la ley electoral.
Así que quienes queremos desplazar a la derecha de los gobiernos autonómicos, tenemos que pensar en impulsar gobiernos de unidad de la izquierda, con base PSOE-IU.
Es evidente que ese camino no es fácil. Hay experiencias de gobiernos compartidos, Baleares, Asturias o Cataluña, con resultados muy diversos, unos positivos y otros no tanto o nada. Hay también arraigadas prevenciones en la militancia y en las direcciones socialista y de IU a avanzar en gobiernos de unidad de la izquierda. Lo estamos viendo en los procesos de negociación actuales en Andalucía y Asturias. Ni los del PSOE se fían de los de IU, ni los de IU de los del PSOE y razones hay por ambas partes. De ahí la importancia de crear de nuevo lazos de colaboración, empezando en las acciones en la calle, en las que de la mano de CCOO y UGT nos volvamos a encontrar el conjunto de la izquierda, superando tantos recelos creados.
En mi opinión, ni ahora ni en el futuro podemos limitarnos a un mero acuerdo de investidura. Esto sirve para cambiar los cargos, pero mucho menos las políticas. A la larga se convierte en un fiasco, especialmente para IU que se queda en un limbo fuera del gobierno y los incumplimientos, mayores o menores, reales o imaginarios, se convierten en una escalada de reproches.
Gobernar en coalición es harto difícil, sobre todo para el partido o partidos minoritarios, nadie se puede engañar al respecto. Pero si se pasa de un mero reparto de consejerias a compartir un programa de gobierno pormenorizado, negociado con tranquilidad y compartido previamente con la ciudadanía en los procesos electorales, las cosas pueden ser distintas y mucho mejores para las expectativas de quienes están a la izquierda del PSOE.
Crear una dinámica de unidad supone diseñar una estrategia a largo plazo mucho mas ambiciosa y compleja que los meros pactos de investidura o gobiernos de coalición decididos a prisa y corriendo.
Una estrategia de Unidad de la Izquierda que tenemos que empezar a trabajar ya, si queremos lograr un amplio desplazamiento de la derecha en las futuras elecciones autonómicas. Y hay que empezar por ir pensando en un programa, sino común, al menos con el acuerdo en líneas básicas comunes, con dos objetivos fundamentales: generar entre el electorado de la izquierda una ilusión de que el cambio a la izquierda es posible y movilizarles y en segundo lugar tener avanzado un acuerdo de gobierno.
Avanzar en ese programa común de la izquierda puede tener muchas vertientes. Desde la colaboración en criticas compartidas a la derecha, propuestas parlamentarias comunes o compartidas, iniciativas de movilización social en colaboración con los sindicatos y organizaciones sociales, actos públicos conjuntos, etc. y a la vez crear equipos que empiecen a trabajar en el diseño de ese programa común, en el que seria bueno participaran también representantes de los sindicatos, de los movimientos sociales, profesionales progresistas, etc.
Si la experiencia resulta positiva a nivel autonómico y no tiene porque no serlo, seria el momento de pensar en unas metas más ambiciosas a nivel del gobierno del Estado.
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