lunes, 1 de abril de 2013

ARTUR MAS: MI REINO POR UN CABALLO



Dice la leyenda y lo recoge Shakespeare, que el rey de Inglaterra Ricardo III, enfrentado en 1485 la sublevación de Enrique de Richmond, en medio de la batalla de Bosworth fue arrojado al suelo por su caballo al que le dolía la herradura y salió corriendo. Desesperado y rodeado de enemigos, Ricardo III gritó “Mi reino por un caballo”. No tuvo suerte y perdió el reino y la cabeza.

Artur Mas no tiene reino, pero si quiere tenerlo. Y le corría bastante prisa, no se le fuera a sublevar un sector de sus seguidores, como le paso al propio Ricardo III, que en medio de la batalla con su rival, se encontró con que una parte de los suyos se cambiaron de bando.   

Parece mentira que el President de la Generalitat este tan obnubilado con el espejismo de Cataluña independiente. Lo he escrito otras veces y lo vuelvo a hacer. Una cosa es el respeto a los sentimientos de cada cual, en este caso los independentistas catalanes, otra cosa es lamentar las torpezas que se han cometido desde hace muchos años y se siguen cometiendo contra el pueblo catalán y otra muy distinta conducir a una sociedad desarrollada económica, social y culturalmente a un callejón sin salida, por intereses básicamente de una parte de sus elites gobernantes.

Artur Mas ha viajado, se supone que con los ojos abiertos. Ha leído, se supone que entendiéndolo. Y habrá visto que estamos en un lento, contradictorio, dificilísimo, pero afortunadamente irreversible proceso de construcción de la Unión Europea y que ese es el único antídoto que conocemos para dos cosas: evitar guerras en nuestro continente y ser competitivos en un mundo globalizado.

Artur Mas en su carrera profesional y política ha estado siempre muy vinculado al mundo empresarial y por tanto debería conocer las ventajas de los amplios mercados y de las economías de escala y las claras desventajas de lo contrario.

Y así están las cosas para Mas: sin poder aprobar los presupuestos, imponiendo recorte tras recorte, debiendo facturas a diestro y siniestro, sin posibilidad de colocar deuda en el mercado, con el Secretario de su partido empapelado, con su socio de Unió afilando el cuchillo,…vamos como para irse a su casa,

El espejismo le ha durado unos pocos meses. Ahora se entiende perfectamente la táctica de Rajoy, que dicen propia de los nómadas árabes, de sentarse tranquilamente en la puerta de la jaima hasta ver pasar el cadáver del enemigo. Rajoy, que lógicamente tiene mucha mas y mas cualificada información que Artur Mas, le ha esperado fumando un puro. Sin inmutarse. Hasta que la Generalitat se ha encontrado absolutamente ahogada financieramente y el President ha tenido que hacer su viaje a Canossa (hoy esto va de citas históricas) y encima haciéndolo en secreto y trascendiendo de manera inmediata.   

Rajoy, al menos ha sido mas mirado y  no ha hecho lo mismo que hizo el Papa Gregorio VII con el excomulgado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Enrique IV, al que tuvo a las puertas del castillo de Canossa tres días y tres noches de rodillas, descalzo, con una saya de monje, mientras nevaba, para lograr el perdón papal.

¿Que le ha exigido Rajoy a Artur Mas? Lo iremos viendo en los próximos meses. A cambio de aflojar en las exigencias de reducción del déficit público de la Generalitat, el President va a tener que tragarse algunas de las cosas que ha ido diciendo desde el pasado octubre hasta ahora.

Es muy posible que en este viaje sino a Canossa a la Moncloa,  Artur Mas a cambio de ese caballo que le permita seguir gobernando haya tenido que entregar un reino llamado independencia. A ver que dicen sus socios de ERC. En todo caso quien saldrá ganando será la ciudadanía catalana que podrá dejarse de ensoñaciones propias del siglo XIX y dedicarse a construir la Cataluña prospera, competitiva y solidaria del siglo XXI.

Lo más curioso es que todo o casi todo ha sucedido ya en la historia. Lo que pasa es que muchos no la han leído o se les ha olvidado.


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