A principios de los años 80, cuando la crisis económica, el terrorismo,
el golpismo, la inseguridad ciudadana, la escalada de la droga, el fraude
fiscal generalizado, la parálisis de UCD, las tensiones autonómicas, etc.
atenazaban nuestro país, se acuñó el término de “El desencanto”. La democracia
no había sido el paraíso terrenal que muchos habían imaginado. Y se
multiplicaron los desencantados. Cómo si en tres o cinco años de libertad se fueran
a resolver todos nuestros problemas, algunos de los cuales se arrastraban desde
hacia siglos. Más aun, esperaban que todo lo arreglaran los políticos, en una
sociedad en la que la afiliación política, sindical, a ONGs o la participación
en actividades sociales, solidarias, o ciudadanas, era de las más bajas de
Europa, y el personal mirando los toros desde la barrera.
30 años después, estamos no en las mismas, sino en un desencanto aun más
profundo, grave y generalizado, como analizaba Belén Barreiro en un interesante
y muy alarmante artículo publicado el día 22 de abril en El País. Belén ha
puesto números y porcentajes, a lo que en líneas generales ya se sabía: que en
pocos meses la caída de la confianza en la democracia y en sus instituciones básicas
esta siendo muy intensa y no parece tener freno.
Prefiero ser optimista a pesimista y prefiero ilusionarme con una idea
apuntada en ese artículo, de que una vez superada la crisis económica podría
retomarse la confianza, como ya sucedió en la segunda mitad de los años 80,
aunque la propia autora avisa que ese proceso puede no repetirse.
¿Esta peor España hoy que en 1980? Sinceramente, se mire por donde se
mire, hay que decir que no. Hay mucha mas gente trabajando, desde luego muchas
mas mujeres, hay mucha mas protección social, mucha menos inseguridad
ciudadana, no hay terrorismo, no hay golpismo, los niveles educativos han
avanzado sustancialmente, al igual que la esperanza de vida, los derechos de
las mujeres y de los colectivos gays, a pesar de los pesares se han ido
reconociendo, la integración de los millones de inmigrantes no ha generado
grandes tensiones, la inflación esta razonablemente contenida….
¿Entonces por que esa sensación y esas opiniones tan demoledoras? ¿Porque
que ese peligroso distanciamiento de la democracia? Es evidente que hay seis
millones de parados, cierres de pequeñas y medianas empresas a mansalva,
emigración de jóvenes españoles, incremento de la pobreza, corrupción, deriva
independentista de los hasta ahora nacionalistas moderados, descomposición de
la Casa Real…etc.
Pero quizás lo nuevo, lo insoportable de la actual situación es la
frustración de las expectativas que muchos tenían, en especial la clase media y
los sectores de la clase trabajadora que se sentían ya clase media. El
desencanto de la clase media, que ya es muy amplia en nuestro país, le ha
llevado a la parte progresista a romper
drásticamente con el PSOE, y a los
sectores conservadores a estar molestos y desconfiados con el PP. Y tras la
ruptura con sus tradicionales referentes políticos, están pasando a un
cuestionamiento del sistema parlamentario.
Y en todo este proceso están jugando un papel nefasto la inmensa mayoría
de los medios de comunicación, echando leña al fuego, con posicionamientos
faltos de rigor, removiendo la basura, deformando una transición política que
durante tres décadas ha sido considerada modélica en todo el mundo democrático,
convirtiéndose al amarillismo puro y
duro, incluidos los que aparentemente han ido de serios y cabales.
Estamos jugando con fuego. Tenemos todavía escasa sedimentación de la
democracia. El nuestro es un pasado terrible de violencia e intolerancia, que
en cuanto rascas un poco levanta la cabeza.
Por ello tenemos que cambiar el chip. Otros pueblos pasaron por
momentos de graves crisis y salieron adelante, con sentido de nación, aunque
este sea un concepto que levanta sarpullidos en sectores radicales. La
izquierda tiene que levantar la bandera de la recuperación, del optimismo, de
la capacidad, de la creatividad, de la competitividad, del trabajo, de la
solidaridad. Dejar el mero y único discurso de la crítica y diseñar una
propuesta creíble y movilizadora.
Hacer una oferta desde la ilusión y no desde el pasado (vamos que
Rubalcaba no sirve para esto). Y en mi opinión esa bandera de “hay futuro”, la
tienen que protagonizar en primer lugar las mujeres progresistas, porque en
definitiva las mujeres son las que mas están perdiendo y las que mas tienen que
perder con esta marcha atrás. Necesitamos unas candidatas que generen una
movilización social como la que levanto Obama en el año 2008. Y las necesitamos
ya.¿Tan dificil es conseguir una Michelle Bachelet para España?
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