No comparto los escraches. Ni he participado ni voy a participar en
ninguno de ellos. Pero resulta escandaloso el debate que están promoviendo
algunos al respecto. Me recuerda a las numerosas referencias que hacía
Jesucristo (que por cierto echó a los mercaderes del templo a empujones) sobre
los fariseos. Los que hoy se rasgan las vestiduras con esas protestas ante los
domicilios de algunos políticos del PP, son mucho menos sensibles a la realidad
de familias que se quedan en la calle por desahucio. Quienes, con razón,
critican que hijos e hijas y familiares de diputados se puedan sentir
presionados y molestados por la presencia de la protesta en las puertas de su
casa, deberían pensar por un momento como se pueden sentir los niños y niñas
que tienen que abandonar la casa en la que viven, su barrio o su colegio.
También confieso, una vez más, mi sorpresa de que la bronca se la
lleven exclusivamente los políticos y en este caso los del PP y los realmente
culpables e instigadores se vayan de rositas, p.e. el Sr. Botín presidente del
Banco de Santander o los Presidentes de las grandes Inmobiliarias. Claro que es
mas fácil hacer un escrache en una calle céntrica de Madrid que en un
urbanización de superlujo con acceso restringido y protegido.
Los desahuciados y quienes les apoyan tienen todo el derecho a luchar
contra las políticas, los políticos y los empresarios que han permitido por
activa o pasiva que les hayan echado de la vivienda. Tienen derecho a que se
conozca su situación por parte de la ciudadanía. Es cierto que no todos los
escraches son iguales, que los hay mas tranquilos y los hay mas tensos, pero en
mi opinión éste es un instrumento de protesta sin duda impactante, con mucha
visibilidad publica y mediática, pero quizás no sea el camino mas adecuado para
conseguir lo que se proponen.
En primer lugar los afectados por los desahucios deben lograr el mayor
respaldo social, incluida la gente conservadora y los votantes del PP y los escraches
les rechinan a mucha gente, que no comparten que los familiares o los vecinos
de los políticos se vean involucrados de esta manera. No en balde la
popularidad de la Plataforma contra los desahucios, de tener un respaldo casi
total, en las últimas semanas ha perdido apoyos.
En segundo lugar un acto en la calle de las características del
escrache puede ser manipulado, desde diversos ámbitos, desde grupos extremistas
hasta infiltrados parapoliciales, y degenerar antes o después en alteraciones
de orden publico que ya sabemos a quienes benefician, desde luego ni a los desahuciados
ni a la Plataforma. Hasta ahora afortunadamente no ha pasado pero es un riesgo
que esta ahí.
Además creo que no se deben mezclar los ámbitos privados y públicos de
las personas, incluidos por supuesto los políticos. La vida democrática tiene suficientes
y variados instrumentos para manifestarse públicamente una opinión y no
requiere tener que interferir en la vida privada. La protesta ciudadana puede y
debe manifestarse en todos los lugares públicos en los que un político ejerce
como tal, sea un local del partido, una sede parlamentaria, un centro
gubernamental, un mitin, una inauguración, una rueda de prensa o una visita a
un lugar publico. Pero el domicilio es un ámbito privado que debe respetarse,
aunque ellos no respeten el derecho a la vivienda de los que sufren
desahucios.
Por ultimo creo que el mejor escrache que podemos hacerle a un político
o a un partido es no votarle y hacer propaganda activa para que los demás no le
voten. Los gobiernos y las políticas en una democracia se cambian con el voto
no poniéndole a caldo a la puerta de su casa. Y tendría gracia que algunos o
muchos de los que practican escrache se abstuvieran de votar y con su pasividad
electoral contribuyeran a mantener en el poder a los que son objeto de sus
escraches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario