lunes, 15 de abril de 2013

ESCRACHES SI, ESCRACHES NO





No comparto los escraches. Ni he participado ni voy a participar en ninguno de ellos. Pero resulta escandaloso el debate que están promoviendo algunos al respecto. Me recuerda a las numerosas referencias que hacía Jesucristo (que por cierto echó a los mercaderes del templo a empujones) sobre los fariseos. Los que hoy se rasgan las vestiduras con esas protestas ante los domicilios de algunos políticos del PP, son mucho menos sensibles a la realidad de familias que se quedan en la calle por desahucio. Quienes, con razón, critican que hijos e hijas y familiares de diputados se puedan sentir presionados y molestados por la presencia de la protesta en las puertas de su casa, deberían pensar por un momento como se pueden sentir los niños y niñas que tienen que abandonar la casa en la que viven, su barrio o su colegio.

También confieso, una vez más, mi sorpresa de que la bronca se la lleven exclusivamente los políticos y en este caso los del PP y los realmente culpables e instigadores se vayan de rositas, p.e. el Sr. Botín presidente del Banco de Santander o los Presidentes de las grandes Inmobiliarias. Claro que es mas fácil hacer un escrache en una calle céntrica de Madrid que en un urbanización de superlujo con acceso restringido y protegido.

Los desahuciados y quienes les apoyan tienen todo el derecho a luchar contra las políticas, los políticos y los empresarios que han permitido por activa o pasiva que les hayan echado de la vivienda. Tienen derecho a que se conozca su situación por parte de la ciudadanía. Es cierto que no todos los escraches son iguales, que los hay mas tranquilos y los hay mas tensos, pero en mi opinión éste es un instrumento de protesta sin duda impactante, con mucha visibilidad publica y mediática, pero quizás no sea el camino mas adecuado para conseguir lo que se proponen.

En primer lugar los afectados por los desahucios deben lograr el mayor respaldo social, incluida la gente conservadora y los votantes del PP y los escraches les rechinan a mucha gente, que no comparten que los familiares o los vecinos de los políticos se vean involucrados de esta manera. No en balde la popularidad de la Plataforma contra los desahucios, de tener un respaldo casi total, en las últimas semanas ha perdido apoyos.

En segundo lugar un acto en la calle de las características del escrache puede ser manipulado, desde diversos ámbitos, desde grupos extremistas hasta infiltrados parapoliciales, y degenerar antes o después en alteraciones de orden publico que ya sabemos a quienes benefician, desde luego ni a los desahuciados ni a la Plataforma. Hasta ahora afortunadamente no ha pasado pero es un riesgo que esta ahí.

Además creo que no se deben mezclar los ámbitos privados y públicos de las personas, incluidos por supuesto los políticos. La vida democrática tiene suficientes y variados instrumentos para manifestarse públicamente una opinión y no requiere tener que interferir en la vida privada. La protesta ciudadana puede y debe manifestarse en todos los lugares públicos en los que un político ejerce como tal, sea un local del partido, una sede parlamentaria, un centro gubernamental, un mitin, una inauguración, una rueda de prensa o una visita a un lugar publico. Pero el domicilio es un ámbito privado que debe respetarse, aunque ellos no respeten el derecho a la vivienda de los que sufren desahucios. 

Por ultimo creo que el mejor escrache que podemos hacerle a un político o a un partido es no votarle y hacer propaganda activa para que los demás no le voten. Los gobiernos y las políticas en una democracia se cambian con el voto no poniéndole a caldo a la puerta de su casa. Y tendría gracia que algunos o muchos de los que practican escrache se abstuvieran de votar y con su pasividad electoral contribuyeran a mantener en el poder a los que son objeto de sus escraches.


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