Lo que nos faltaba a la izquierda de nuestro país y en especial al PSOE,
es abrir una bronca interna en las filas socialistas con motivo del proceso
independentista que han abierto los nacionalistas en Cataluña.
Siempre he valorado positivamente la capacidad integradora que a lo
largo de los últimos 35 años ha demostrado el PSOE en relación a sus
divergencias internas, a diferencia de lo ocurrido en el PCE y en IU que hemos
resuelto nuestras crisis con expulsiones explicitas o implícitas. Ahora que
parece que IU esta avanzando por ese buen camino del respeto a la pluralidad
interna, nos salen en el PSOE unos
cuantos con ganas de pelea.
Porque en mi opinión el motivo del reciente enfrentamiento, no era para
tanto ni mucho menos, ya que la resolución presentada por los nacionalistas
catalanes en el Congreso de los Diputados se podía haber votado, quizás con algún
retoque formal y en todo caso se podía haber propiciado la abstención de los diputados PSOE y el voto favorable del
los diputados PSC, sin darle mayor importancia. Pero no han sido capaces de
flexibilizar posturas y la derecha, la nacionalista de CIU y la españolista de
PP y UPD, están disfrutando de lo lindo y están echando leña al fuego para
desviar la atención de sus propios problemas.
No voy a minimizar las fuertes tensiones que esta viviendo el PSC en
Cataluña, emparedado entre el nacionalismo convergente, los nacionalistas de
ERC, el nadar y guardar la ropa de ICV y por otro lado la cerrazón
neocentralista del PP y de Ciutadans. No
debe ser nada fácil para los socialistas catalanes definir un espacio propio,
de izquierdas, respetuoso con los arraigados sentimientos nacionales de una
parte de su electorado, manteniendo a la vez su presencia entre los
trabajadores que emigraron a Cataluña desde otros territorios. Y que todo ello no
perjudique la imagen del PSOE en el conjunto de España. Es un complicado encaje
de bolillos que hasta ahora habían sabido manejar el PSC y el PSOE contando con
sus buenos resultados en Cataluña y en España.
Cuando la caída electoral ha sido abrumadora, emergen las tensiones,
desde las dos almas socialistas, la más española de la mayoría del PSOE y la más
nacionalista de una parte del PSC. Y en esas estamos.
El PSOE debería ser muy cuidadoso en su reacción y no olvidar que su
arraigo en Cataluña históricamente ha sido un tema muy complicado. Durante la
II Republica eran allí un partido pequeño, que se integro en 1936 en el PSUC
(hegemonizado después por su corriente
comunista), y durante la dictadura los socialistas prácticamente no tuvieron
presencia y su recomposición en los primeros momentos de la transición fue a
partir de Convergencia Socialista de Reventos, con una fuerte identidad
nacional y de otros tres grupos muy reducidos, el Partit Socialista-Congres, el
Partit Socialista-Reagrupament y la Federación Catalana del PSOE. Esa
unificación fue la que permitió su fuerte crecimiento y el desplazamiento
dentro de la izquierda catalana del histórico PSUC. Durante más de 30 años han
convivido, más o menos pacíficamente, esas diversas tendencias socialistas.
Si ahora el PSC saltara por los aires a causa de la ruptura con el PSOE
y del intento del PSOE de reaparecer en Cataluña con sus siglas exclusivas,
seria desastroso para la izquierda en Cataluña y en España.
Estos días he visto a Rubalcaba y a su equipo cada vez mas desbordado por los
acontecimientos, sin capacidad de reacción, mientras que algunos barones
territoriales y dirigentes históricos le piden mano dura con el PSC. Andar ese
camino seria un suicidio político para el PSOE y el PSC.
Parafraseando al entrañable
Obelix cuando veía a los romanos haciendo tonterías, podríamos decir
¿pero se han vuelto locos estos socialistas?
Esperemos que las discrepancias se encaucen, que no va a ser fácil y
que el sentido de la responsabilidad lleve al PSOE y al PSC a mantener un
status de convivencia y no regalarle a la derecha catalana y española ese
inapreciable regalo de la ruptura en el seno del partido mayoritario de la
izquierda.
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