Ya tenemos encima la enésima reforma de las pensiones. Hoy no me lo
quiero tomar por el lado político o socioeconómico. Estoy en mi casa de Gredos,
metido en una nube de agua, el campo esta verde y precioso, las montañas tienen
bastante nieve, hay una niebla que casi no deja ver el pueblo y no se oyen
ruidos. Esta primavera va a ser exuberante. Así que no quiero amargarme con la
Ministra Fátima Bañez, por lo menos hasta mañana que vuelva a Madrid.
Pero tengo que reconocer que cada día me están agobiando más. Hace años
pensaba en jubilarme a los 62 o 63, con la jubilación a tiempo parcial, en cuya
negociación participé a principios de la década anterior con el segundo
gobierno de Aznar y el primero de Zapatero. Después vino la segunda reforma del
PSOE y el horizonte se me movió hasta los 65
años. Y ahora esto. Hasta marzo o abril del 2016 no me podré jubilar.
¡¡¡¡Me quedan todavía tres años!!!. Si no nos hacen una nueva pifia en los próximos
meses.
Lo cierto es que estoy empezando a estar harto. Cuando era joven, me
gustaba mi trabajo y todos los alicientes que habían en el entorno político y
sindical, así que la jubilación no me interesaba. Ahora estoy deseándola un día
sí y otro también. Llevo trabajando casi 42 años de forma ininterrumpida,
afortunadamente me dirían muchos. Has tenido suerte me dirían otros, he
trabajado en lo que me ha gustado y casi siempre han sido trabajos muy
interesantes y variados, aunque a menudo intensos y cansados. Pero ya esta
bien.
Se me olvidan las cosas, tengo que apuntar todo, meto la pata con mas
frecuencia, tengo muchos menos reflejos.
Normal, a los 63 no puedes pretender comerte el mundo como a los 30. Pero no es
solo el cansancio físico y mental.
Es que a partir de los 60 años he empezado a echar cuentas de lo que me
puede quedar y el tiempo no me da de sí. Miro la pila de libros que me quedan por leer, que he ido
comprando año a año, diciéndome este lo leeré cuando me jubile. Miro las
colecciones de cómics que me gustaría volver a leer, como p.e. “El guerrero del
antifaz” o “El cachorro”, además de los que sigo repasando periódicamente, “Capitán
Trueno”, “Príncipe Valiente” “Flash Gordon”, “Jabato”. Me apena que
difícilmente podré volver a leer los libros de Guillermo el Proscrito o las
series de Salgari y Julio Verne, que 50 años después sigo recordando con alegría.
Y de música. Tengo cientos de cds sin escuchar. P.e. toda una colección
de Frank Sinatra, uno de mis cantantes favoritos. Y decenas de cds de música clásica
y opera, que me gustaría volver a oír. Y lo peor no es esto. Lo peor son los
cientos y cientos de archivos musicales que me he bajado de la red, muchos
maravillosos, que he buscado durante décadas y que estoy deseando disfrutar. Y mis amigos y
yo seguimos digitalizando incunables lps de los 50, 60 y 70….que harán cola en
mis estanterías.
Y cientos de películas, operas, conciertos de rock, de jazz o de
country o de series de TV que duermen en los discos duros y en los dvds
preparados para tener tiempo para verlos.
Y no conozco Estocolmo, ni el Cairo, ni Chicago, ni siquiera la Costa
Brava ni la Ribeira Sacra y me gustaría volver a las Highlands de Escocia, a
Cartagena de Indias y a New York. Y por supuesto ir a Disney World con Violeta.
Y todo eso y mucho más, me lo están regateando este gobierno y el
anterior y el anterior. Siempre con la misma historia: que el sistema público
de pensiones tal y como esta no es sostenible. Al primero que se lo oí decir
con toda seriedad (omito a los
meros agentes al servicio de los Bancos
y Fondos de Pensiones) fue a Enrique Fuentes Quintana vicepresidente del
gobierno con Adolfo Suárez. De eso hace 33 años. Que aburrimiento, tres décadas
repitiéndonoslo una y mil veces. Siempre los mismos, los que se jubilan con
suculentas indemnizaciones de cientos de miles o millones de euros. Y ahora a
todos ellos les acompaña El País, que de nuevo se quita la careta progre y
critíca al gobierno, porque considera muy tímida la reforma que han
aprobado.
Mañana seguiremos dando la vara a esta gente malvada que no nos quiere
dejar disfrutar la vejez y que una y otra vez quieren recortar las pensiones.
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