domingo, 3 de marzo de 2013

·"SEARCHING FOR SUGAR MAN" : UNA GRATA SORPRESA




Llevo ya cincuenta años en esto de la música y en la vida había oído hablar ni había escuchado disco alguno de Sixto Rodríguez y eso que como buen alumno de Ángel Álvarez y su Caravana Musical soy un especial entusiasta del folk rock norteamericano.

Acabo de ver una magnifica película documental sobre su persona “Searching for sugar man”, reciente ganadora de un Oscar, dirigida por Malik Bendjelloul y que gira en torno a la figura de Rodríguez, de su fracaso en su país natal y del éxito en cambio en Sudáfrica, éxito que se ha mantenido vivo gracias a un  grupo de fervientes seguidores.

La película con una bellísima fotografía, con unas imágenes fantásticas de Detroit bajo la nieve y la lluvia, no trata solo de música. Hay una referencia a algo tan desconocido como la influencia que tuvieron las canciones inconformistas de Rodríguez entre la juventud blanca sudafricana, los afrikaners,  liberal y contraria al apartheid, en sus movilizaciones de los años 70 y 80. También traza un panorama interesante sobre la decadencia de una gran ciudad industrial como Detroit y las condiciones de vida de sectores marginados de la clase obrera norteamericana.

Pero el eje de la película, que atrapa desde el primero al ultimo minuto,  lógicamente es indagar en el porque un gran artista, con canciones excelentes, no solo no tiene el reconocimiento del publico y de la critica de su país, sino que cuando lo logra en otros países (ya que también triunfo en Zimbawe, Australia y Nueva Zelanda) ni se entera ni percibe royaltys de las compañías discográficas por las importantes ventas.

¿Y Por qué Sixto Rodríguez fracaso? ¿Era realmente bueno? Las canciones que se suceden en la película dan prueba de ello. ¿Entonces? En mi opinión, Rodríguez, que en muchos aspectos recuerda a otros dos cantantes formidables, uno norteamericano y otro inglés, Tom Rush y David McWilliams, (que aunque no fueron superventas, tuvieron un éxito razonable), llegó tarde al panorama de la música folkrock. A principios de los años 70, la edad dorada del folkrock norteamericano había quedado atrás. Nuevos estilos se abrían camino: el rock sinfónico, el rock progresivo, el soul sofisticado, el glam rock, el funky o el reggae. Además Rodríguez ficho con una discográfica, Sussex-Buddah Records no especializada en folkrock, sino en estilos mas poperos y comerciales y posiblemente no supieron o no quisieron apostar por un artista de un estilo que no les era propio. Posiblemente otra hubiera sido la historia si el fichaje hubiera sido por parte de p.e. Elektra Records, la discográfica mas innovadora de la segunda mitad de los años 60, que tuvo un gran protagonismo con su apoyo a la revolución del folkrock y a las músicas innovadoras.

Escuchando los dos discos que grabo Rodríguez a principios de los 70, especialmente el primero, un magnifico “Cold Fact”, descubrimos grandes canciones, unas letras muy trabajadas en la onda de Bob Dylan y los grandes folksingers de los 60, una voz muy especial y unos arreglos musicales muy elaborados. Su segundo lp, aunque no alcanza las cotas del primero y se inclina más hacia un sonido folkblues, es también un buen disco. Calidad musical que también se mantenía en sus conciertos y que por tanto no es atribuible a unos buenos arreglistas o productores, que sin duda los tuvo.

Pero además de la vertiente musical, Rodríguez, de origen mexicano y nacido en 1942,  es un personaje de grandes valores personales que quedan muy bien reflejados en el documental. No quiero profundizar mucho más, porque hay impactantes sorpresas en la película que no conviene destripar.

Así que mi más sincera recomendación. Ir a verla. Escuchar su música. Es un descubrimiento que merece la pena no perderse, aunque sea con 40 años de retraso.  

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