En los días de verano, al borde de la piscina, siempre se oyen interesantes conversaciones. Este año, como no podía ser menos, la crisis económica es el tema favorito, sobre todo de las mujeres, que se inhiben menos para manifestar en publico sus opiniones políticas. Y la expresión mas repetida es la de “los unos y los otros”. Al referirse a los causantes de la crisis, a los que no son capaces de impulsar medidas de salida, a los que solo piensan en recortes sociales, al desencanto por las expectativas creadas en las sucesivas elecciones….siempre surge la descalificación general de los políticos, metidos en ese mismo saco de “los unos y los otros”.
A esto hemos llegado. La gente normal y corriente considera igual de responsables a los políticos del PP y a los del PSOE, a los que gobiernan el Estado, las Comunidades Autónomas o los Ayuntamientos. Es posible que en estos momentos quienes en su fuero interno se sienten mas defraudados sean los votantes del PP, que llegaron a creer que sí que iban a solucionar la situación de nuestro país. Pero esa decepción por el momento nos les lleva a cambiar su opción electoral, mientras que en los partidarios del PSOE la frustración les conduce en muchos casos a la abstención.
Porque lo peor de esa visión de “los unos y los otros” es que en la mayor parte de los casos no se traduce en movilización social, sino en resignación y pasividad.
Habrá quien piense que ese desapego no es nuevo ni exclusivo de la sociedad española. Ya cuando el segundo gobierno de la UCD se produjo el llamado desencanto de muchos que consideraban que la democracia no estaba dando los resultados que ellos esperaban. La diferencia es que a principios de los 80 todavía no se había producido la alternancia en el gobierno por parte de la izquierda y cabía la ilusión de que con la izquierda cambiarían las cosas. Y ahora “los unos y los otros” ya han pasado por el gobierno.
Pero aunque haya bastantes motivos para meterlos en el mismo saco, la verdad es que los “los unos y los otros” ni son lo mismo ni siempre hacen lo mismo. Y tenemos dos ejemplos. En la primera legislatura de Zapatero, aunque es cierto que no estábamos inmersos en la crisis, la necesidad del apoyo de IU y de ERC en el Congreso de los diputados permitió la aprobación de leyes y políticas razonablemente progresistas. Y ahora mismo el gobierno de coalición PSOE e IU en Andalucía esta aplicando unas medidas diferentes p.e. que en Madrid, Cataluña, la Comunidad Valencina, o Castilla La Mancha.
Cambiar al PP, va a ser difícil o mejor dicho imposible, después de que su sensibilidad demócrata-cristiana o socialcristiana fue barrida por el neoliberalismo aznarista y el líder natural de los centristas, Javier Arenas, prefirió pasarse a la derecha extrema del partido. En cuanto al PSOE, al margen de que en el futuro se produzcan cambios y se recupere el sector socialdemócrata mas progresista, la experiencia nos dice que los socialistas como mejor atienden a razones es cuando tienen a su izquierda una presencia política necesaria para alcanzar la mayoría parlamentaria; siempre y cuando, claro esta, esa IU sepa estar a la altura de las circunstancias como esta siendo el caso de Diego Valderas y su equipo en Andalucía.
Así que no estamos irremisiblemente condenados a padecer a “los unos y los otros”,
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