lunes, 31 de marzo de 2014

POBREZA EN ESPAÑA: AL MINISTRO MONTORO NO LE GUSTAN LOS INFORMES DE CARITAS


Hace dos semanas el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, recibió a una representación de las más importantes ONGs que en nuestro país se dedican a trabajos relacionados con la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Iban, entre otros motivos, a presentarle el último Informe publicado por Caritas y elaborado por la Fundación Foessa sobre “Precariedad y exclusión social 2014”. El Ministro, aunque valoró positivamente la actividad que aquellas vienen haciendo, les indicó que las cifras que se manejaban en este Informe no tenían nada que ver con la realidad, que él en persona constataba cada día que paseaba por las calles. Nos podemos figurar la cara que se les puso a las ONGs.

Unos días después, una vez presentado el Informe citado a los medios de comunicación, Montoro ha vuelto a insistir, indicando que son “solo estadísticas”, “que los conceptos están mezclados”  y que la realidad es muy otra. No sé muy bien porque calles pasea el Ministro Montoro y si el paseo es literalmente andando o se reduce a recorrido en coche oficial. Pero incluso aunque solo dé vueltas por los barrios mas favorecidos de nuestras ciudades, se tropezara una y otra vez con la realidad de la pobreza. Pero “anécdotas”  aparte, lo peor es que ni Montoro ni sus asesores parecen haber leído el informe de Caritas. Un informe con varios capítulos que bajo la denominación “Profundizamos” y “Debatimos”, analiza con rigor y detalle diversos aspectos parciales de la precariedad, la pobreza y la exclusión en España, con voces plurales y sin pizca de demagogia o trazo grueso.

Lo primero que hay que resaltar es que, a diferencia de lo que sucedió con los primeros Informes de Foessa, que por la escasez de datos públicos existentes, las aproximaciones que se hacían a la realidad de la pobreza en España eran estimaciones con un evidente margen de error, los últimos Informes se han basado en las estadísticas oficiales que elabora el Instituto Nacional de Estadística, organismo publico de reconocida fiabilidad y cuyo máximo responsable suele ser una persona de confianza del gobierno de turno. Así que “esas estadísticas” que desprecia Montoro, proceden de la Encuesta Anual de Condiciones de Vida realizada por el I.N.E., que además se ajusta a criterios homologados por la Unión Europea.

Como ya he escrito en otros post, la Unión Europea, que esta especialmente preocupada por la evolución de la pobreza, (cuestión distinta es lo que haga para erradicarla), ha ido perfeccionando los criterios de medición de la pobreza y en la actualidad cuenta con tres bloques de indicadores (AROPE): hogares con ingresos por debajo del umbral de la pobreza que en el año 2012 se situaba en España en 7.182 euros/persona/año; hogares con todos sus miembros activos en paro; hogares con privación material severa (en función de unos indicadores de consumos básicos). La combinación de estos 3 indicadores se traduce en España en un porcentaje del 28% de la población en riesgo de pobreza o exclusión social. Que no quiere decir ni que todos sean pobres, ni que todos tengan la misma situación socioeconómica. Y como siempre insisto, no es lo mismo el umbral de pobreza en España, los citados 7.182 euros/persona/año, que en países de África, Asia, Latinoamérica o el Este de Europa. Es por tanto un riesgo de pobreza en relación a la realidad de cada país.

Pero teniendo claro lo anterior, lo cierto es que la pobreza severa, ingresos por debajo del 30% de la mediana, alcanza en España el 7% de la población y los hogares sin ningún tipo de ingresos (ni derivados del trabajo ni de prestaciones públicas) suman 700.000, con una población estimada de más de 1,5 millones de personas. Por tanto, pobres y en condiciones muy dramáticas, haberlos, haylos, se ponga como se ponga Cristóbal Montoro.

Pero lo más tremendo no es ya la evolución creciente de los riesgos de pobreza. Lo peor es la evolución de la desigualdad. Porque un país puede asumir un proceso de empobrecimiento generalizado, por razones económicas, de desindustrializacion o deslocalización por  la globalización, por reducción de su competitividad, etc. Lo que realmente es inasumible, es que una parte del país se empobrezca y otra parte mejore, profundizando la desigualdad y rompiendo la cohesión social; lo que en el Informe de Caritas se denomina: “la fractura social se ensancha”.

Desde el 2010 las rentas derivadas del trabajo han cedido dos puntos y medio en relación a la riqueza nacional (PIB) a las rentas empresariales y mixtas. La relación entre el 20% más pobre y el 20% más rico, ha crecido un 30% desde el 2007. En otras palabras, durante la crisis esta habiendo una transferencia de recursos desde las clases trabajadoras y clases medias hacia las clases altas. Dicho de otra manera, no todos se han visto perjudicados por la crisis. Evidentemente el estancamiento y la caída del PIB en los últimos años, se traduce en que España en el año 2013 sea algo más pobre que en el 2008. Pero sobre todo es un país más desigual.

Ese crecimiento de la desigualdad que esta convirtiendo España en unos de los países mas injustos del mundo, es lo que debería alarmarnos a todos.

Esta realidad es la que no le gusta a Montoro, a pesar de que se la pongan encima de la mesa organizaciones como Caritas, Cruz Roja, Unicef, EAPN…nada sospechosas de radicalismo y que encima lo hayan hecho con datos públicos.

En mi opinión deberíamos dejarnos de zarandajas abstractas, de debates identitarios o de reformas constitucionales, y situar el eje de las próximas convocatorias electorales en como reducimos la desigualdad, la pobreza y la exclusión en España.





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