viernes, 21 de marzo de 2014

ADOLFO SUAREZ: ¡MUCHAS GRACIAS!


El nombramiento de Adolfo Suárez como Presidente del Gobierno el 3 de julio de 1976,  nos pilló de vacaciones en la casa de mis abuelos en Ramales (Santander). A partir de ese día, todas las mañana mientras desayunábamos escuchábamos el todavía “Diario Hablado” de Radio Nacional de España. No nos podíamos creer lo que estábamos oyendo.  Parecía que ¡por fin! la Dictadura se estaba alejando. Nos sentíamos felices. Al igual que Lola González Ruiz y Javier Sauquillo, mi hermana Elisa y Luis Javier Benavides, con los que nos vimos varias veces en ese verano. Al acabar las vacaciones, Elena y yo decidimos que ya podíamos tener un hijo, porque nacería en libertad. Justo un año después nació  nuestro Javier.

Durante los meses siguientes, seguimos luchando por la democracia. Del gobierno de Suárez no compartíamos ni los tiempos, que considerábamos demasiado lentos, ni las formas, que veíamos demasiado respetuosas de la legalidad franquista. Por eso nos opusimos a votar en el Referéndum de la reforma política y montamos nuestras mesas explicativas en las calles de las ciudades y por ello, seguimos manifestándonos, haciendo huelgas, saliendo abiertamente a la superficie, repartiendo carnets y distribuyendo nuestra prensa…Pero lo importante es que tras mas de 20 años de estar defendiendo casi en solitario la política de Reconciliación Nacional, los comunistas teníamos un interlocutor en el otro lado que apostaba por la democracia.

Recuerdo de aquellos meses que a pesar de las evidentes diferencias políticas, Suárez “nos gustaba”. Una tarde en la casa de Cristina Almeida, donde estábamos reunidos una parte de la célula de abogados del PCE, interrumpimos la reunión para escuchar una de sus alocuciones televisadas. Todos nosotros estábamos embelesados y al terminar de oírle, no le aplaudimos por vergüenza torera, pero bien de ganas que teníamos. Como recuerdo igualmente las veces de haber comentado con Elena que después de oír a Suárez, “casi” nos convencía.

¡Teníamos tantas ganas de democracia!

Suárez, a pesar de su procedencia, limitaciones y compromisos, no fue un espejismo. Ni mucho menos palabras bonitas pero vacías. Se la jugo  y de que manera legalizando primero al PCE y después a CCOO. La izquierda política y social española nunca reconoceremos suficientemente el valor político y el coraje personal que demostró Suárez en la primavera de 1977.

Pero no acabó allí su tarea. Ahora que tantos indocumentados y reaccionarios de distinto signo están denostando la Transición, no esta mal recordar el apoyo de Suárez a una Constitución en su día modélica, avanzada e integradora, como muy pocas hay en el mundo democrático. Y tanto la Constitución como las reformas modernizadoras y progresistas que impulsó Suárez a partir de los Pactos de la Moncloa, eran terriblemente atacadas por la derecha política y económica. El presidente de la CEOE, el refinado Ferrer Salat, se fue a New York a denunciar la”cubanización” de España, que según él estaba iniciando el gobierno de Suárez bajo la influencia de Santiago Carrillo.

¡Las cosas que teníamos que escuchar cuando íbamos a reuniones con los empresarios! O en comidas con familiares. O los insultos que le dirigían a Suárez los ejecutivos y profesionales con los que yo compartía el gimnasio en el barrio. Sí, Adolfo Suárez no les gustaba nada a una buena parte de las elites políticas y económicas de nuestro país y por ello se lo cargaron, con la inestimable ayuda del Ejército y la permisividad del Rey.

Suárez siguió siendo un político digno y honesto. Ojala hubiera conseguido mantener a la UCD como expresión política del centroderecha español, Muy diferentes habrían sido las cosas. No hay más que comparar su actitud y la que después han mantenido Fraga, Aznar y Rajoy.

La ciudadanía de nuestro país tenemos mucho que reconocer a Adolfo Suárez. Sin minusvalorar casi 40 años de luchas populares que en definitiva hicieron posible e irreversible la consecución de la democracia, tenemos que aceptar que sin Adolfo Suárez el camino hacia la libertad hubiera sido mucho más largo, más sangriento y doloroso y posiblemente con peores resultados.

Así que ¡¡¡MUCHAS GRACIAS SUAREZ!!!.




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