viernes, 28 de febrero de 2014

"NEBRASKA": UNA GRAN PELICULA PARA DISFRUTAR


El gran cine norteamericano de vez en cuando nos regala  maravillosas películas, que con sencillez y sin alardes, ofrecen un profundo retrato de la sociedad norteamericana, de lo que se llama “la America profunda”. Ya he escrito en este blog de la inolvidable película de Peter Bogdanovich, “The last picture show” (“La última película”). En estos mismos días se esta proyectando otra formidable película, que por cierto tiene muchos puntos en común con la de Bogdanovich, me refiero a “NEBRASKA” dirigida por Alexander Payne.

Tengo que admitir que las anteriores películas de Payne, no he visto todas, no me entusiasmaron. Aunque “Los descendientes”, con un soberbio George Clooney, me pareció brillante a ratos. Pero “Entre copas”, casi me aburrió y “A propósito de Schmidt”, tampoco le encontré mucho interés.

Sin embargo “Nebraska” es punto y aparte. No es una comedia. No es un drama. No es una “road movie”. No es política. Pero tiene un poco de cada temática. Es tierna, muy tierna, es dura, a veces muy dura, es simpática, pero amarga, es muy sensible pero nada ñoña,  trata el envejecimiento y la llegada del Alzheimer, y a la vez un intenso amor filial que va creciendo según transcurren los escasos cinco días que narra la película;  en definitiva cada escena desborda humanidad.

Hay momentos magistrales, casi en silencio o con diálogos muy breves. Hay cruces de miradas cargadas de emoción. Hay cansancio de vivir y a la vez ilusión por lograr viejos sueños. Hay redescubrimiento de la diversidad y complejidad del padre, por parte de un hijo que no deja de sorprenderse y sorprendernos. Hay un feroz, muy feroz, retrato del despertar de la codicia. Hay una sencilla y a la vez profunda explicación de la génesis del alcoholismo y del machismo en una sociedad rural cerrada y sin alicientes más allá “del culo de los cerdos y de las vacas”, como cuenta un personaje. Y hay unas imponentes imágenes de unos pueblos asolados por la actual crisis económica.  

La fotografía es un portentoso blanco y negro y la música de Mark Orton es una deliciosa mezcla de country y new age.

Pero sin duda todo ello no sería posible sin las extraordinarias interpretaciones de Bruce Dern, un actor de nada menos que 81 años y con una larguísima carrera cinematográfica a sus espaldas, Will Forte, June Squibb y Bob Odenkirk (el corrupto abogado Saul Goodman de la increíble serie “Breaking Bad”).

“Nebraska” cuenta con seis merecidísimas nominaciones al Oscar (mejor director, película, protagonista masculino, actriz de reparto femenina, guión original y fotografía). No se si se llevara alguno, pero da lo mismo, es una película que perdurara en el recuerdo.

Viendo “Nebraska”, tenía la sensación que estaba volviendo a aquel pueblo en que Bogdanovich situaba su “The last picture show”,  tras haber transcurrido 60 años y que aquellos personajes que en 1951 arrastraban una adolescencia llena de frustraciones habían llegado a su vejez sin lograr romper esa dinámica. Aunque el cariño y el amor, a veces expresados un tanto rudamente, sobresalían y nos contagiaban su aire esperanzador.

Lo dicho. Ir a ver “Nebraska”, si aun no lo habéis hecho. Disfrutareis del gran e inmortal cine.


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