lunes, 27 de enero de 2014

RETIRADA DE LA PRIVATIZACION HOSPITALARIA MADRILEÑA: SÍ, SE PUEDE, SÍ, HEMOS PODIDO


No me cansare de repetirlo: antes o después las movilizaciones sociales dan siempre sus frutos.  Lo que no da resultados es la pasividad, el pesimismo  o la resignación.

Lo acabamos de comprobar hace unas horas con la retirada por el gobierno autonómico de Madrid del proyecto de privatización de la gestión de seis hospitales y la consiguiente dimisión del Consejero Lasquetty.

Si la lucha es decisiva para cambiar las cosas, no menos importante es el carácter masivo, unitario, sin protagonismos y partidismos. Han estado juntas todas las categorías profesionales de la Sanidad, han convocado al unísono los sindicatos de clase y los corporativos, los colegios profesionales y los nuevos movimientos sociales y los partidos progresistas han apoyado a fondo pero han evitado cualquier tentación de capitalización.

La Marea Blanca ha sido la gran artífice de llenar las calles, de convocar la solidaridad de  la ciudadanía madrileña. Ha sido una movilización ejemplar sin ninguna salida de tono, sin ninguna provocación. La Marea Blanca ha apoyado otras movilizaciones de estos últimos años y en justa correspondencia ha encontrado la  solidaridad de otras mareas y movilizaciones sociales y sindicales-

Y otro elemento de reflexión ha sido la persistencia en la movilización. No se han desmoralizado ni se han ido a casa hartos. La lucha ha sido larga, muchos sábados o domingos que estábamos en la calle, a veces con algunos altibajos de participación ciudadana, parecía que no se iba a conseguir. La paciencia activa e insistente ha conseguido sus objetivos aunque se haya tardado.

Por ultimo y no menos importante, el Estado de Derecho ha funcionado. Los jueces y tribunales, que no siempre sintonizan con las demandas ciudadanas, que con frecuencia son lentos, sin embargo otras muchas veces cumplen con sus obligaciones de forma impecable y demuestran con sus sentencias y resoluciones que en nuestro país, a pesar de los pesares, la democracia prevalece y los derechos constitucionales se respetan.

El derecho a la Salud, ha ganado una batalla importante y significativa. Pero queda mucha tarea por delante. Los recortes y el deterioro del Sistema Nacional de Salud permanecen: el incremento de las listas de espera, la privatización de servicios y prestaciones, la extensión del copago, la precarización de las condiciones de trabajo de los profesionales siguen ahí.

Los retos del envejecimiento, de la aplicación masiva de las nuevas tecnologías, cada día mejores pero mas caras, la ineficiencia de la falta de coordinación sociosanitaria en especial en la atención a la dependencia, el todavía excesivo gasto farmacéutico, a pesar de su paulatina contención, las ineficiencias de la falta de coordinación entre los diversos Servicios Regionales de Salud, la insuficiente utilización de los equipamientos y dotaciones hospitalarias, la aun limitada implantación de practicas de vida saludables o de la cultura de la prevención y la rehabilitación….etc. son pruebas que debe superar nuestro Sistema Nacional de Salud, para mejorar la calidad de la atención, para asegurar la efectividad de la universalidad del derecho a la salud, para racionalizar y reducir gastos injustificados e ineficientes. Y no nos engañemos, son objetivos nada fáciles.

Una ultima reflexión. Ahora que hemos desbaratado la ofensiva privatizadora, las fuerzas sociales y políticas progresistas de Madrid (aunque no solo de Madrid), tendríamos que abrir una reflexión seria y rigurosa sobre el modelo y el mapa hospitalario que vamos a necesitar en los próximos años. Porque el tradicional modelo hospitalario y la arraigada demanda ciudadana de tener un hospital a tiro de piedra del domicilio o del barrio, cada vez van a tener menos sentido con los indudables y constantes avances en la atención a la salud. En otras palabras: no queremos el modelo privatizador y de negocio que defendía el gobierno del PP madrileño, pero tampoco nos sirve ya el modelo clásico de los años 80 y 90. Tenemos que ofrecer una nueva propuesta a la ciudadanía e ideas no faltan.

Pero hoy toca, sobre todo, alegrarnos y decir SÍ SE PUEDE, SÍ HEMOS PODIDO.


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