Una de las razones por las que nunca, ni
siquiera en mi época política mas radical, he tenido prejuicios antinorteamericanos, ha sido
mi rendida admiración por la figura de Pete Seeger.
Seeger acaba de morir con casi 95 años.
Poco nuevo podría yo escribir sobre un músico que representa la historia de la música
folk de los Estados Unidos y una personalidad señera en todas las luchas
solidarias del siglo XX por la libertad, la igualdad y la paz. Así que me voy a
limitar a contar sentimientos, algunos ya apuntados en un post que le dedique
el 9 de noviembre del 2012 (Pete Seeger y Obama).
La primera vez que oí una canción suya, “Where have all the flowers
gone?” fue en el otoño de 1965 en el “Vuelo 605” de Ángel Álvarez, ¡como
no podía ser de otra manera! y me entusiasmó. Al poco escuche “Turn, Turn,
Turn!”, otra maravilla, pero la que realmente me dejó extasiado fue “Bárbara
Allen”, una de las canciones mas bellas de todos los tiempos. Después llegarían
la versión mágica de “Guantanamera”, “We shall overcome”, “Little Boxes”, “Oh
Freedom”, la versión de “A hard rains a gonna
fall”, "The hammer song" o de “This land is your land”…
En el verano de 1966 en la playa de Gandia,
mi amigo Luis del Romero me enseñó como un tesoro el lp de Seeger “I can see a
new day”, que le habían traído del extranjero. En él, junto a otros grandes
canciones, se incluía “Viva la Quince
Brigada !”, una emotiva canción sobre los brigadistas
norteamericanos que lucharon en España con la Republica. Nos
pasábamos las tardes escuchando aquel disco.
El siguiente verano, mis padres nos
llevaron de viaje a Lourdes y el sur de
Francia. Yo estaba como loco por comprarme discos de los que no aparecían en
España. Me gasté todos mis ahorros en el single de Dylan “Like a rolling
stone”, en el “Somebody to love” de los Jefferson Airplane, “Light my fire” de
The Doors, en un ep de Judy Collins y en
el lp de Seeger “Dangerous songs!?” que acababa de publicarse, un disco
complejo y difícil.
En la Facultad de Derecho de la Complutense montamos
en aquellos duros años un programa de divulgación del folksong norteamericano,
que nos permitía hablar abiertamente de política, entre canción y canción. Todavía
conservo los apuntes de aquellas charlas, en las que me ayudaron con sus
conocimientos y sus discos, Miguel Jiménez Aleixandre, su hermana Marilar y
Juan Manuel Ibeas. Pete Seeger era el protagonista favorito.
Después conseguiría que Maye, mi novia
de aquel entonces, que pasaba los veranos en Tours, me trajera dos lps de la
magnifica serie “American favorite ballads”. Por fin en los primeros años 70
empezaron a publicarse en España, si bien con cuenta gotas, algunos discos de
Seeger, entre ellos “Rainbow Race”, el primer lp en el que Seeger, bastante
ortodoxo musicalmente, aceptoó acompañarse de arreglos orquestales e
instrumentales suavemente pop y en el que se incluía una canción extraordinaria
“Last train to Nuremberg” y algunas otras que reflejaban la nueva pasión de
Seeger, la lucha de los ecologistas en defensa de la naturaleza y el medio
ambiente.
Por fin ya en la democracia, el 12 de
marzo de 1978, logre cumplir un sueño,
asistir a un concierto de Seeger en el Pabellón de Deportes del Real Madrid. No tengo palabras para describir la emoción
de escucharle, con un puñado de sus canciones inolvidables.
En la era del compact disc, conseguí una
asignatura pendiente, adquirir la edición integra del legendario concierto en el
Carnegie Hall de New York el 8 de junio de 1963 (sobre el que ya escribí en el
citado post del año 2012), una grabación que resume como ninguna el arte
musical de Seeger y su impresionante capacidad de comunicación.
Y por ultimo, una de mis mayores alegrías
en relación con Seeger fue cuando, Bruce Springsteen, otro de mis ídolos, grabó
en el 2006 el extraordinario disco “We shall overcome: The Seeger sessions”, en
el que rendía un gran homenaje a Pete Seeger.
La producción musical de Seeger abarca
nada menos que siete décadas y supera los cien discos grabados, desde los primeros a principios de los
años 40 con The Almanac Singers hasta su ultima grabación hace año y medio, en
el año 2012, un cd doble dedicado a Woody Guthrie, realizado con 93 años, que
se dice pronto.
Seeger cantó en los años 40 la lucha de
los trabajadores y sindicalistas de su país y la lucha contra el nazismo; en la
década de los 50 realizó una impresionante recuperación del folk
norteamericano; en la década de los 60 apoyó de forma incansable a los nuevos
folksingers y estuvo presente en las movilizaciones por los Derechos Civiles y
contra la Guerra
de Vietnam; a partir de los 70 se sumó al ecologismo, al pacifismo, a los
derechos de las mujeres y de las minorías étnicas, a la denuncia de las
dictaduras latinoamericanas, a la defensa de los derechos de los consumidores
frente a las multinacionales….Nunca dejó de ser un luchador con su preciosa voz
y el extraordinario dominio de su guitarra y su banjo.
Y en la música de Seeger siempre estuvo
presente su solidaridad con la Republica
Española y los luchadores antifranquistas, grabando varios
discos en solitario o compartidos.
Pero Seeger no solo compuso e interpretó música comprometida. Grabó discos con canciones de cowboys, infantiles, de
otros países y continentes, rebuscó y resucitó canciones tradicionales, y
además editó discos en los que enseñaba a tocar el banjo, del que fue un gran
popularizador.
Seeger ha muerto pero su música y su
vida luchadora seguirá siempre viva para sus millones de seguidores y
admiradores.
Leo esto con retraso, pero me identifico con la historia. Mi entrada en el conocimiento de Seeger y las consideraciones posteriores son similares a las mías.
ResponderEliminarHola Antonio:
EliminarMe alegra mucho tu comentario y el hecho de que tu relacion con la musica y la personalidad de Pete Seeger haya sido parecida a la mia
Un fuerte abrazo, Hector