En los primeros años del siglo XX se
desarrolló en nuestro país un interesante debate social sobre la modernización,
que podíamos resumir en la conveniencia de “europeizar España” o por el
contrario “españolizar Europa”. Dos grandes figuras de la intelectualidad de
aquel momento, José Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno, protagonizaron las
posiciones mas opuestas.
Unamuno sostuvo que España, con una
impresionante legado intelectual y cultural desde Cervantes a Velazquez, no
tenia mucho que aprender de Europa y resumió su posición en una frase famosa
“que inventen ellos”, que ya nosotros aprovecharíamos esos avances y ponía como
ejemplo, el fenómeno de la electricidad, descubierta en Estados Unidos, pero
que a principios del siglo XX estaba ya instalada en todas las ciudades
españolas. Para que nos íbamos a molestar….
Esa polémica, de una manera u otra, con
menores aristas y con diferentes presentaciones, parece como si siguiera
vigente en nuestros días.
No tengo suficiente conocimiento ni
información para emitir una opinión seria y rigurosa sobre la marcha del
eminente científico Juan Carlos Izpisua, abandonando el Centro de Medicina
Regenerativa de Barcelona, para
dedicarse en exclusiva a su trabajo en el Instituto Salk de California. Las
cosas nunca son en blanco y negro y es mas que seguro que en la gestión y dedicación
de este investigador se hayan producido errores y limitaciones. Como también es
muy posible que haya habido problemas de protagonismo. Por tanto no se trata de
hacer una defensa cerrada del mismo, sino más bien una reflexión al hilo de ese
abandono.
Parece evidente que una de las claves
para el desarrollo y la competitividad de un país como el nuestro en un mundo
globalizado, no pueden ser ni los bajos salarios, ni el aprovechamiento del
turismo, ni las facilidades a la carta para los inversionistas extranjeros. La
investigación, la ciencia y la tecnología, el diseño, la innovación, en
definitiva el I+D+I tiene una importancia decisiva. Sin embargo ni la
iniciativa publica, ni desde luego el sector privado, salvo notables
excepciones, han dedicado recursos económicos, materiales y humanos con la
intensidad, estabilidad y continuidad necesarios. Se ha preferido invertir en monumentales
y a menudo excesivamente costosas y poco útiles infraestructuras.
Peor aun. No se ha apreciado ni se ha
valorado ni se ha cuidado políticamente y socialmente, a los miles de
investigadores y científicos que dando ejemplo de lealtad a su país han
preferido quedarse en España antes que atender atractivas ofertas del
extranjero. Peor aun. Estamos asistiendo con los brazos cruzados a la
emigración forzosa de miles de licenciados, doctores, jóvenes preparados y
dispuestos a poner a disposición de la sociedad española todo lo que habían
aprendido en sus aulas. Peor aun. A los que, a pesar de todo, se quedan, les ofrecen salarios de miseria,
horarios sin fin, contratos basura. (Entre paréntesis, a mi yerno, medico
especializado en hematología, después de tenerle victima de sucesivos contratos
de tres en tres meses, el último que le han hecho ha sido por un mes. En un
hospital publico, en una Comunidad con gobierno socialista. Sobran los
comentarios).
Peor aun. Desde que se inicio la crisis,
año tras año se han recortado las dotaciones presupuestarios en I+D+I, ya de
por sí de las mas bajas de Europa en relación al PIB. (Un 16’8% menos en los últimos
cuatro años en el CRMB donde trabajaba Juan Carlos Izpisua). Gastábamos poco
antes de la crisis y ahora gastamos aun menos.
No hay una estrategia política a medio y
largo plazo ni del sector publico ni del privado en materia de I+D+I. No es una
prioridad del país, ni de sus gobiernos, central y autonómicos, ni de sus
empresarios, siempre salvo honrosas excepciones.
Así que es normal que Izpisua no
estuviera ni cómodo ni a gusto, ni estimulado para dar la suficiente y
necesaria dedicación al CRMB. No se le ha echado, pero no se ha hecho nada para
mantenerlo.
Eso sí, los grandes clubes deportivos,
que deben dinero a Hacienda y a la Seguridad
Social , que tienen practicas fraudulentas como indica un político
tan moderado como Joaquín Almunia, siguen contratando deportistas con unos
precios que permitirían, solo uno de ellos, p.e. el buen funcionamiento del
CRMB. Claro que este es un argumento demagógico por mi parte.
La marcha de Izpisua, insisto, sin
defender a ultranza su gestión y actitud, debería dar pie para abrir un serio
debate en las Cortes Españolas y en el Parlamento Catalán sobre el estado de
situación de la investigación en España. Lo malo es que la Generalitat esta en
otra y en las Cortes Españolas, el gobierno esta enfrascado con el proyecto de
ley del aborto y el principal partido de la oposición no tiene un balance muy
brillante que digamos en materia de I+D+I en sus épocas de gobierno, salvo un
corto periodo de cambio en la primera legislatura de Zapatero.
Pues nada. Cien años después, en el
fondo seguimos los consejos de Miguel de Unamuno.
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