Nunca pude imaginar que los contratos
basura para los médicos iban a ser práctica habitual en el Sistema Nacional de
Salud, incluidos Sistemas Regionales de
Salud con gobiernos socialistas.
En los años 80 y principios de los 90
formé parte del Consejo General del INSALUD en representación de CCOO. En los
primeros años 2000 participé en el Comité Consultivo del Sistema Nacional de
Salud. En aquellos tiempos, sobre todo cuando aun existía el INSALUD, el
discurso básico de sus máximos responsables políticos incluía la necesidad de
una buena política de recursos humanos, que tuviera satisfechos a los
profesionales, ya que ello redundaría en las buenas practicas y buena atención
a los pacientes (incluso a estos se les empezó a llamar clientes, para
supuestamente reforzar una imagen de máxima exigencia en la calidad de la
atención). CCOO a veces criticamos que en algunas ocasiones había un exceso de
receptividad a algunas de las exigencias corporativas de los médicos, a
diferencia de lo que sucedía con otros profesionales y muy en especial con el
personal de enfermería.
Lo que ocurre hoy está en las antípodas
de lo que pasaba hace 15, 20 o 25 años y esta generando un malestar masivo
entre los profesionales del Sistema Nacional de Salud, en prácticamente todas
las Comunidades Autónomas, quizás con la excepción del País Vasco, que siempre
ha tenido buenos Consejeros de Sanidad (nacionalistas o socialistas). Es cierto
que, aunque minoritariamente, ha habido
abusos, incumplimientos de horarios, actitudes de autodefensa corporativa,
derivaciones a consultas privadas, conchaveo con empresas farmacéuticas o de tecnología
sanitaria, pero al menos desde los responsables sanitarios se tenía
razonablemente claro que era fundamental que los profesionales estuvieran bien
valorados y fueran tratados con respeto. Algo que hoy ha desaparecido. Y para
no hablar de oídas, me referiré a un caso muy cercano que es suficientemente
elocuente de a qué niveles de deterioro de la política de recursos humanos
hemos llegado en los Servicios Regionales de Salud.
Mi yerno trabaja en un hospital público
de una Comunidad Autónoma con gobierno del PSOE. Es hematólogo, una especialidad
muy compleja, con una práctica que resulta decisiva en muchísimos casos para la
vida de los pacientes. Es relativamente joven, pero con dos MIR,
participaciones en congresos nacionales e internacionales con intervenciones y
ponencias altamente valoradas y una dedicación extraordinaria, con una inmensa retahíla
de guardias los fines de semana, no deja de estudiar e investigar ni de noche
ni de día, incluso en vacaciones se ha pasado por el hospital para el mejor
seguimiento de algunos enfermos en situación muy delicada.
Pues bien este medico lleva encadenados
un montón de contratos temporales, primero fueron varios por ¡un mes! ahora se
los están haciendo por tres meses. Como si fuera un camarero de una discoteca
de la Costa del Sol. Ocupa el lugar de una plaza fija y en estos momentos su
volumen de trabajo es tal que tiene ya citas hasta el próximo mes de abril y
comenta que muchos días no puede ni parar 5 minutos a tomarse un café.
Y lo mas tremendo, le han confirmado a mediodía del 30 de septiembre la
prorroga de otros tres meses, del 1 de octubre al 31 de diciembre. Hasta ese mediodía
se habían negado a avanzarle si el martes 1 de octubre seguiría en el Hospital
atendiendo a los pacientes, algunos de ellos en estado muy critico.
¿Pero a donde vamos a ir a parar? ¿Es
que no tienen vergüenza estos irresponsables gestores de la sanidad pública que
pagamos todos? Y aquí no valen excusas de que no pueden cargarse de personal
ante una actividad de evolución discontinua o temporal. ¡Hasta abril tiene
citas! ¿O es que piensan decirles a los pacientes con cáncer que no saben si
les van a poder atender la semana que viene? Lo peor del caso, es que no es el único;
no estamos ante el mal funcionamiento de un jefe de servicio o un gerente de un
hospital. No, no, son prácticas sistemáticas, conocidas y respaldadas por un
consejero socialista, para que luego vengan Rubalcaba y Valeriano Gómez a
criticar los contratos basura y la reforma laboral del PP. Y si esto hacen los
del PSOE que harán los otros…
Mi yerno a veces piensa en irse a Inglaterra, donde se trabaja menos, son mejores los sueldos y lo recibirían con los brazos abiertos, debido a su buena
formación y su experiencia.
Esta política de Recursos Humanos que
confunde un hospital con un chiringuito de playa, es nefasta para miles de
profesionales que se pueden preguntar si merece la pena el esfuerzo que hacen
para el trato que reciben. Algunos se irán a la privada, otros se marcharán de
España, otros se resignarán, acartonarán
y perderán toda ilusión por su práctica profesional, y otros seguirán
confiando que algún día las cosas cambien. Y los pacientes a esperar que haya
suerte y que su medico en el que confían, no desaparezca un día tragado por la
no renovación de su contrato basura.
Este no era el Sistema Nacional de Salud
que queríamos, desde luego no él que quería él que fue primer ministro
socialista de Sanidad, Ernest Lluch.
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