En la magnifica serie televisiva “El Ala
Oeste de la Casa Blanca”, hay dos o tres capítulos que tratan el cierre
precisamente de la Administración Demócrata, por un pulso que la mayoría
Republicana en el Congreso le lanza al Presidente. Cuando los ví no me podía
creer que pudiera suceder aquello, que suponía que incluso buena parte del
personal al servicio de la Casa Blanca se marchaban a sus casas sin cobrar un
centavo. Obviamente la crisis se resolvía en unos días tras un pacto entre los
dos grandes partidos y tras una hábil y favorable negociación del Presidente.
Como en tantas otras ocasiones la
realidad supera la ficción y el bloqueo político, administrativo y económico que han provocado los Republicanos conducidos
por el Tea Party es algo realmente inconcebible para la ciudadanía de otros países
democráticos. Pero antes de entrar a valorar la actitud de la derecha
norteamericana, me gustaría subrayar la complejidad y el calado democrático que
tiene el entramado constitucional de los Estados Unidos, al que la izquierda
europea a menudo no hemos valorado adecuadamente.
Los padres fundadores de los Estados
Unidos, que lucharon no solo para independizarse de la Corona británica, sino también
para conformar una sociedad libre (eso sí con esclavos negros y con indios
masacrados) establecieron en su Constitución un sistema de contrapesos entre el
poder ejecutivo, el legislativo y el judicial, para evitar riesgos
dictatoriales, excesos presidencialistas,
o el desmesurado protagonismo de uno de ellos. Las sucesivas reformas
constitucionales, a través de las diversas enmiendas constitucionales, han
consolidado esa estricta división de poderes, que es horizontal, pero también
vertical entre el poder del Estado, los poderes de los 50 estados de la Unión y
los poderes de los municipios. En otras palabras y resumiendo, el poder esta
muy repartido en Estados Unidos, cuestión muy distinta es qué grupos o clases
sociales acceden o detentan mayoritariamente ese poder y cuál es el papel del
dinero en las trayectorias de consecución del poder.
Esos equilibrios de poder tienen
indudables ventajas democráticas, pero tienen también sus indudables riesgos,
cuando las mayorías parlamentarias son distintas de quien ocupa la Presidencia
de la nación y lo mismo en cada uno de los Estados de la Unión. Aunque el juego
Congreso/Senado es también otro factor de cierto equilibrio, finalmente el
Congreso tiene la llave del legislativo y una mayoría en el Congreso puede
paralizar una parte de la acción del gobierno, obligándole a negociar. Lo malo
es que esa mayoría asuma posiciones radicales, como esta sucediendo en estos días.
Lo que inicialmente es un acertado diseño de equilibrio de poderes, se
convierte en una tremenda manipulación y abuso de poder y en definitiva en una
perversión del sistema democrático.
Yo comprendo que para muchos
Republicanos y para todo el Tea Party tener un presidente de raza negra es un
trago imposible de superar, si tenemos en cuenta que hace tan solo 50 años a
los negros en algunos estados no se les dejaba ir a la Universidad o mezclarse
en los lugares públicos con los blancos. No han aceptado a Obama, al que le han
acusado de los cosas mas insospechadas y demenciales, y eso que el Presidente
ha hecho una política bastante moderada, mucho mas centrada de lo que le pedían
buena parte de su electorado en las campañas presidenciales.
Obama no ha atacado Siria ni ha
intervenido en Venezuela o Colombia y esta haciendo gestos para recomponer poco
a poco las relaciones con Irán y además ha retirado tropas de Irak y Afganistán.
Es decir ha desandado el camino belicista de los Bush. Y ha extendido las políticas
de bienestar social, en un tiempo en el que lo que prima es precisamente lo
contrario, abordando lo que no quiso o pudo hacer Bill Clinton y entroncando
con otro presidente demócrata, Lyndon Johnson que fue muy progresista en lo
interno (derechos civiles y política social) y sin embargo muy duro en la evolución
de la guerra en Vietnam y la península de Indochina.
Obama ha sido el primer presidente desde
los tiempos de Franklin D. Roosevelt que ha sido moderadamente de centro
izquierda en las políticas nacionales y también en las internacionales y
encima, vuelvo a insistir, negro.
El Tea Party no solo quiere cargarse la
reforma sanitaria, busca desgastar y derrotar a Obama y pretende crear una muralla y blindar el poder
de la hoy ya minoría WASP (Blancos, anglosajones y protestantes). Si Obama
termina su segundo mandato consolidando sus avances en política nacional e
internacional, estará facilitando el camino a próximos presidentes de las minorías
emergentes y en especial a los “hispanos”.
Obama se juega mucho con este pulso de
los republicanos extremistas, pero a su vez el Partido Republicano arriesga
mucho sus posibilidades de acceder a la presidencia en el año 2017. Si sigue
permitiendo que el Tea Party les marque la política, el electorado moderado de
este partido se lo pensara mucho antes de entregar el gobierno a una gente irresponsable
a los que no les importa dañar la economía, el empleo y el buen funcionamiento
de las instituciones de su país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario