Es muy posible que la jueza Alaya,
instructora del procedimiento de los ERES con fraude en Andalucía, sea una
persona de ideología conservadora y simpatizante del PP. Con su lenta actuación
esta favoreciendo un desgaste político a los socialistas andaluces y un
desgaste de imagen a los sindicatos, especialmente a UGT pero también a Comisiones.
Es cierto que hay sumarios y este parece
ser uno de ellos, de gran complejidad o de prolija tramitación por el gran
numero de implicados en el mismo. Pero esa gran demora, unida a la incansable
agitación desde algunos medios de comunicación, generan inevitablemente una indefensión
en los imputados y en los que han sido llamados a declarar.
¿Y si después de todo ese larguísimo y
parsimonioso proceso resulta que la sentencia es absolutoria total o
parcialmente para los numerosos implicados? ¿Quién recupera la honorabilidad de
todas esas personas y más aun de todas esas instituciones políticas o
sindicales? Difícil, muy difícil.
Por ello no es de extrañar que haya quienes
piensen que la Jueza Alaya esta realizando una instrucción con intenciones políticas.
Dicho esto, me resulta inadmisible que
se le monte un pollo a la Jueza a la puerta de los Juzgados por parte de
afiliados, sindicalistas e incluso dirigentes sindicales de UGT y CCOO. Esas
imágenes, que interesadamente se han divulgado a troche y moche, hacen un flaco
favor a los sindicatos, deterioran aun más su prestigio y llenan de argumentos
a quienes están desarrollando una amplia campaña de acoso a los sindicatos.
No me cabe en la cabeza como se puede
ser tan irresponsable para montar un número de esas características. ¡Ni financiado
por Intereconomia! Y encima después de hacer esa cagada, hay quienes intentan justificarlo en base a la supuesta
libertad de expresión o manifestación o asimilándolo a los escraches de penoso
recuerdo.
La izquierda metiéndonos en ese terreno
llevamos siempre las de perder. Hasta Jueces para la Democracia, una
organización nítidamente de izquierdas y que siempre ha apoyado al movimiento
sindical, ha tenido que desmarcarse de esa actuación de acoso a la Jueza.
Pero no solo es un grave error de
imagen, que no es poco. Es además una falta de respeto democrático. Si
consideramos que hay malas practicas judiciales, la opción es el recurso legal
y llegado el caso, la denuncia al Consejo del Poder Judicial. Y si no hay
respuesta positiva, los cauces parlamentarios, el recurso a los medios de comunicación….etc.
pero en definitiva utilizar única y exclusivamente los instrumentos democráticos.
Espero con pavor las próximas encuestas
sobre la valoración ciudadana de las instituciones políticas y sociales, para
ver lo que piensa la gente de los sindicatos.
No se trata de magnificar lo ocurrido en
Sevilla, pero tenemos que reconocer que hemos tirado piedras contra nuestro propio
tejado y que alguna disculpa había que dar al respecto. Por eso es importante que hayan sido los dos Secretarios Generales, Cándido Mendez e Ignacio Toxo los que han salido a condenar esa actuación, eso sí llama poderosamente la atención el silencio de los dirigentes sindicales andaluces. De no haber mediado esa condena de Cándido y Toxo, mucha gente pensaría que además de chorizos somos groseros y faltones. Luego que a
nadie le extrañe el voto popular a la extrema derecha, también tiene que ver
con errores cometidos por la izquierda política y sindical.
En definitiva en el caso de los ERES de Andalucía,
como diría los italianos, a los sindicatos nos falta finura (“manca finezza”).
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