viernes, 16 de agosto de 2013

SIMON & GARFUNKEL: THE DANGLING CONVERSATION"







Como todos sabemos, Paúl Simon y Art Garfunkel grabaron algunas de las más impresionantes canciones del siglo XX. Apenas cinco discos en estudio les situaron en la cima del arte musical, sin que en ninguno de ellos se pueda decir que había canciones de relleno. Casi 50 años después de su publicación siguen teniendo la frescura y la brillantez del primer día. Algunas de esas canciones se han convertido en referencias musicales fundamentales, que además de mantenerse en la memoria de generaciones, siguen apareciendo en películas o series de televisión, despertando la misma admiración que en el momento de su edición inicial.

Aunque Paúl Simon fue el autor de la practica totalidad de las canciones, fue la magnifica combinación de las dos voces las que dieron un sonido especial e irrepetible a las mismas. De hecho, cuando tras su obra cumbre, “Bridge over troubled water”, tuvieron la infeliz idea de separarse, la posterior trayectoria musical de ambos, aunque tuvieron momentos deslumbrantes, sobre todo en los discos de Paúl Simon que transitaron los caminos de la World Music, nunca alcanzaron las cimas de su obra en común.

En este post me voy a referir a una de sus mejores canciones, aunque quizás hoy no tan recordada: “The dangling conversation”, una maravilla de 2 minutos 37 segundos equiparable a los últimos conciertos para piano o la Música Nocturna de Mozart o los Conciertos de Brandenburgo o los conciertos para violín de Bach. Y si hacemos abstracción a los arreglos y acompañamientos instrumentales, es una canción con raíces en la mejor música del Renacimiento o del Barroco.

Se inicia con el acompañamiento exclusivo de guitarras acústicas y progresivamente se van añadiendo otros instrumentos y un creciente fondo orquestal. En pocas canciones quedan tan extraordinariamente conjuntadas voces, orquesta e instrumentos propios de un conjunto de folk rock. Y si la instrumentación es de una bellísima, compleja y armoniosa sofisticación, que hay que escuchar una y otra vez para descubrir nuevos matices, las voces son insuperables, en un crescendo en que se van alternando y conjuntando Paúl y Art y que, como he indicado, nos hacen recordar a Monteverdi, Purcell, Victoria…

Si de la música pasamos al contenido de la letra, un fuerte jarro de agua fría nos cae encima. Cuentan una historia tan triste como frecuente: la incomunicación de una pareja de ancianos de la burguesía culta, ella lee a la poetisa Emily Dickinson y él al poeta Robert Frost y están en una casa en la playa al borde del Atlántico, cuyo ruido de fondo se oye, (parecen extraídos de un cuadro de Edward Hopper), sumidos en la indiferencia, en el cuestionamiento de su vida en común, en si mereció la pena. Resulta sorprendente que Paúl Simon con apenas 24 años, escribiera con tal precisión una canción-poema sobre una realidad  que debería ser muy lejana a sus circunstancias vitales. La historia esta contenida en una letra de una belleza poética extraordinaria, que describe a la perfección el contexto y realidad de esa pareja y la enorme expresividad de la letra se potencia por la entonación de las voces de Paúl y Art.

Sí, es una de las canciones más tristes y la vez más bellas que se han compuesto en la historia de la música popular.

“The dangling conversation”, se publicó en el otoño de 1966 como un single, logrando una buena  acogida en las listas de ventas norteamericanas, llegando al numero 25. Después se incluyó en el tercer lp del dúo, “Parsley, Sage, Rosemary & Thyme”, una maravilla de disco con doce magnificas canciones, que fue un gran éxito, alcanzando el numero 4 de ventas.

Desde el primer día que la escuché me fascinó y hoy todavía me gusta más.

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