Obsesionados por la evolucion de la crisis en Europa, quizás no estemos prestando la debida atención a lo que esta sucediendo en Estados Unidos. Una monumental batalla política, económica e ideológica se esta librando entre demócratas y republicanos. El objetivo de la derecha es triturar a Obama. Doblegarle para imponer la política republicana y sobre todo que el presidente norteamericano pierda todo el apoyo de la amplia y diversa base social que le voto. Es posible que Obama haya infravalorado al Tea Party y al partido republicano. La estrategia del presidente frente a la crisis fue intentar una política de unidad nacional, evitando la confrontación partidista.Mantuvo en altas responsabilidades a políticos vinculados a los republicanos incluso al gobierno de Bush. Era un objetivo loable y razonable, pero que el tiempo ha demostrado terriblemente ingenuo. Con una oposición que sigue sin digerir la igualdad de derechos y que un negro llegue a ser presidente, que le acusa de ser comunista y extranjero, no se puede ir muy lejos. La política centrista de Obama y sus guiños al electorado conservador no ha dado resultados. No ha apaciguado a la derecha y en cambio le ha enajenado el respaldo de los sectores mas progresistas.Al Tea Party le importa un rábano la situación económica del país y la crisis política y económica que se produciría de no flexibilizar los niveles de endeudamiento. No se andan por las ramas: quieren menos impuestos para los ricos y menos derechos sociales para las clases trabajadoras. Son insaciables y crueles.Obama sigue haciendo equilibrios y sigue cediendo en aras de un acuerdo. Pero su margen de maniobra se agota. Tendrá que escoger entre ser coherente con su programa y apoyarse en su electorado o caminar hacia la derrota electoral plegándose ante los republicanos. Obama que, como Zapatero en su momento, tantas ilusiones despertó, debería aprender de la experiencia del presidente español. Si cede ahora, puede que sea tarde para después recuperar la confianza.
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