miércoles, 8 de junio de 2011

LA IMPRONTA COMUNISTA

Quien de muy joven se hace comunista y además en condiciones de terrible  clandestinidad, es difícil que después rompa tajantemente con esa intensa experiencia vital. Semprun nunca rompió. Aunque expulsado del PCE en condiciones traumáticas, y aun habiendo colaborado con el PSOE, incluso como Ministro, no cambio de bando. Siempre estuvo en el lado de los oprimidos, nunca perteneció a la gauche divine y bien de ocasiones que tuvo. Como tampoco se confundió con la socialdemocracia light. Viendo sus ultimas imagenes, su dificultoso caminar, su pelo resplandecientemente blanco, no pude  por menos que recordar a otros viejos comunistas, y en primer lugar a Simón Sanchez Montero. Esa imborrable dignidad de los viejos revolucionarios. Que también conservo Fernando Claudin hasta su muerte. Quizás Semprun y Claudin tuvieron razón cuando expusieron en el Comité Central las razones de su disidencia comunista. Querían la renovación del discurso, avanzar mas y mas deprisa hacia lo que luego fue el eurocomunismo. Pero desde la lógica interna de un partido todavía profundamente bolchevique, como era el PCE de los años 60, Carrillo capto y manejo mucho mejor los sentimientos de los militantes y simpatizantes. En el sprint final contra la dictadura había que galvanizar la militancia y posiblemente el mejor camino era el subjetivismo, el  voluntarismo, la ilusión de que era posible tumbar el franquismo y avanzar hacia el socialismo. Sin ese gran espejismo, que repudiaron Claudin y Semprun, quizás muchos jóvenes obreros y estudiantes no nos hubiéramos hecho comunistas y habríamos esperado la transición cómodamente como os que después recogieron el fruto de las luchas de la izquierda comunista revolucionaria. Pero en fin, esos son debates del pasado...Esta noche lo que importa es recordar con admiración y agradecimiento a Semprun.

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