Han sido diez meses y 17 días en el caso de Javier y diez meses y dos días en el de Violeta. Uuufff demasiado tiempo sin estar con ellos, a pesar de los encuentros a través de facebook y del skype. Pero ya están aquí de vacaciones, cortas pera sin duda serán intensas.
Cuando en la salida de la T4 Violeta ha venido corriendo hacia su abuela y su abuelo, estaba como siempre y a la vez distinta. Mas alta y estirada, con una carita tan linda como desde que nació pero ya de niña mas mayor, con una sonrisa preciosa y cantarina. Tan, tan cariñosa. Y luego su acento y vocabulario chileno. Ya sabe leer y escribir, maneja la tablet, el móvil y lo que haga falta. Nos ha llenado de alegría y de luz y.... de agotamiento, con su inmensa actividad.
El tiempo ha pasado despacio en estos meses, pero ha sido como un paréntesis de unas horas. Todo ha sido como en los últimos días del pasado verano en la playa de Alcossebre. La conexión ha sido inmediata. Ahora estamos haciendo planes, muchos planes, de amigas con las que quedar, de piscina, de estar con el tío Juan y Ruben en Gijón, de comer con la bisabuela, con las tías Charito y Elisita, con el primo Javierito, de ir al cine, a ver por lo menos Maléfica, de dar una vuelta por H & M o por Zara. Quiere cortarse el pelo como Mavis la niña del Hotel Transylvania.
Y además de Violeta, tenemos a Javier. 23 días con el, para compensar estos meses de emigración forzosa a Santiago de Chile. Para hablar de este tiempo trabajando en la Universidad, de sus satisfacciones y alegrías y de los momentos duros que han pasado los tres. De contarnos sus planes.
Van a ser mas de tres semanas intensas, que nos van a saber a poco a nosotros y a ellos, pero que nos darán mucho oxigeno hasta que vayamos a verles a Chile en el próximo invierno.
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