lunes, 14 de julio de 2014

NEGOCIAR: LA UNICA SALIDA AL CONFLICTO DE PALESTINA


Leonard Bernstein, Benny Goodman, Gershwin, Fritz Lang, Woody Allen, Frida Kahlo, Bob Dylan, Cary Grant, Lauren Bacall, Los Hermanos Marx, Kubrick, Jerry Lewis, Modigliani, Marc Chagall, Lou Reed, Carole King, Otto Klemperer, Daniel Barenboim, John Houston, Stan Getz, Mahler, Simon & Garfunkel, Burt Bacharach, Paul Auster, Harold Pinter, Stefan Zweig, Barbra Streisand, Laura Nyro, Philip Glass, Paul Newman, Yehudi Menuhin, Kurt Weill, Leonard Cohen, Neil Diamond, Mendelssohn, Percy Faith, Polanski, Kirk Douglas, Herb Alpert….son algunos grandes músicos, escritores, directores de cine, actores, pintores, directores de orquesta que tienen en común tres condiciones: son judíos, por lo general han estado al lado de las causas progresistas y me gustan a mí.

Judíos eran bastantes de los músicos folk progresistas norteamericanos de los años 40, 50 y 60. Judíos eran una parte de los que formaron la Brigada Lincoln y otras Brigadas Internacionales en nuestra Guerra Civil. Judíos eran muchos de los que fueron llamados a declarar por el Senador McCarthy en el Tribunal de Actividades Antinorteamericanas. Judíos eran algunos de los fundadores y principales activistas del socialismo en el siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX. Judíos eran Karl Marx y León Trotsky.

Nada tienen que ver con los que desde hace más de 6 décadas persiguen, acosan y matan a los palestinos. No tienen nada, nada que ver, con los que cada poco tiempo vuelven a lanzar sus aviones, sus tanques y sus soldados contra las cada día mas reducidas tierras palestinas. Nada que ver con los que, olvidando y renegando del ghetto de Varsovia, levantan largas murallas para asfixiar a la población palestina. Ni siquiera tienen nada que ver con aquellos que en los años 30 y 40, aun siendo sionistas, soñaron con construir un estado de honda raíz socialista en el antiguo Israel.

¿Cómo es posible que un pueblo con una dramática historia de persecución a lo largo de los siglos, que ha dado luz a una impresionante lista de intelectuales, artistas, luchadores sociales, científicos, etc. se haya transformado institucionalmente en un estado perseguidor? ¿Qué ha pasado para que el Israel de los kibutz se haya pasado mayoritariamente a la extrema derecha? Son preguntas para las que yo, desgraciadamente, no tengo respuesta. Pero pienso que también habremos cometido errores los sectores progresistas de dentro y fuera de Israel.

No tengo una visión maniquea y sectaria del conflicto palestino-israelí. Desde hace muchos años no he compartido la estrategia, primero de Al Fatah y después de los gobiernos de Arafat y sus sucesores y menos aun de Hamas. Creo que han dilapidado oportunidades, limitadas pero ciertas, para ir cambiando la situación mediante la negociación bilateral y la presión internacional, como fueron los Acuerdos de Oslo. Tolerando  acciones terroristas han alimentado a la extrema derecha israelí y han dejado casi sin argumentos a los pacifistas, a la minoritaria izquierda israelí y a personalidades como Shlomo Ben Ami.

Las elites políticas palestinas, en su mayor parte, han favorecido, han sido manipuladas o han hecho el juego a los intereses de otros gobiernos árabes, casi todos ellos extremistas  y violadores de los derechos humanos. No, no comparto la política palestina, que aunque buscase defender su derecho a tener un Estado propio, su escasa voluntad negociadora a la postre solo ha traído dolor y desesperanza a su pueblo y fanatismo a sus jóvenes.

Pero cada vez que hay una agresión israelí, como la actual, sembrando de cadáveres inocentes las calles y pueblos de Gaza y Cisjordania, no tengo la menor duda de que lado ponerme, a quien debo condenar y a quien expresar mi solidaridad.
  
El conflicto entre palestinos e israelíes, solo tendrá solución con democracia y respeto a los derechos humanos por ambas partes. Mientras el fanatismo religioso marque las pautas del comportamiento de judíos y árabes no habrá arreglo ni convivencia posible. Seguirán como la Europa de los siglos XVI y  XVII cuando la religión era el fácil banderín de enganche de las clases dominantes católicas y protestantes para violentas e interminables guerras en las que morían los campesinos y la población pobre.


Ojala los judíos progresistas, laicos y pacifistas de todo el mundo y en especial de Norteamérica pudieran influir y presionar al gobierno de ese país y desde luego a la sociedad y al gobierno de Israel para que se termine de una vez esa espiral de violencia y se vuelva al camino de la negociación. No sé si Obama tendrá ya fuerzas y ganas para dar un giro a la tradicional política prosionista de Estados Unidos y frenar los pies de esa hidra que durante décadas han tolerado e incluso alimentado. Aunque espero que el nuevo gobierno de la Unión Europea y la movilización ciudadana de nuestros países promuevan la paralización de la violencia y el inicio del dialogo.

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