domingo, 27 de abril de 2014

UNA NUEVA COMIDA DE CARAVANA Y UNA REFLEXION SOBRE LA ADICION AL ROCK




Mike Jagger tiene 71 años, Bob Dylan casi 73, John Mayall y Leonard Cohen 80 cumplidos. Sus conciertos siguen siendo apasionantes, de hecho recordamos como  las entradas para los Rolling, en un gran estadio de futbol madrileño, se agotaron en minutos. Es cierto que hay otros grandes artistas en el mundo de la música clásica o del jazz, que han prolongado su vida activa hasta más allá de los 80. Pero en el caso del rock, inicialmente una música de jóvenes y para jóvenes, rompedora, vital, parecería que el paso de la edad tendría efectos devastadores e incluso les dejaría fuera de juego. No ha pasado ni con la mayoría de los músicos ni con la mayoría de sus seguidores.

Cuando yo tenia 15 años y oí por primera vez a Ángel Álvarez con sus programas “Vuelo 605” y “Caravana”, no me imaginaba a mi mismo siendo abuelo y con casi 65 años, siguiendo en la onda del rock. La verdad es que empecé a cambiar de idea cuando a finales de los años 70 iba a visitar a Ángel  a su estudio y le veía ya con sesenta años, con un hermoso pelo blanquísimo, con pantalón y cazadora vaquera y hablando con entusiasmo de los grupos de la “new wave” que estaban surgiendo en Inglaterra. Pensé para mí que a lo mejor era posible ser viejo y rockero.

Este 26 de abril, por quinto año consecutivo nos volvimos a juntar 38 seguidores y seguidoras de la música de Caravana. Para hablar de música, para disfrutar oyendo música. Como ya he contado en otra ocasión, cada año a los organizadores de la comida nos entra la duda de si esta vez tendríamos respuesta a nuestra iniciativa. Confiamos en los amigos, tiramos para adelante y de nuevo la acogida ha sido  magnifica.

Como todos los años repartimos un cd con las canciones que llegaron al numero 1 del Caravana Hit Parade, nuestra propia lista de éxitos. Esta vez correspondía al año 1964 y esa relación de joyas musicales, reflejaba muy bien el espíritu de la música de Caravana: sonido de Liverpool, country, surf, soul, folk, magníficos instrumentistas y orquestas, crooners, pop brillante….Siempre lo he dicho, Ángel Álvarez tuvo la gran virtud de abrirnos las orejas y no encajonarnos en un único estilo de música juvenil. Eso es un valor que no tiene precio.

A los postres tuvimos, por segunda vez, la actuación del grupo MAS MADERA. Todos maduritos, como nosotros. Excelentes músicos de estilo country-folk-rock, que nos ofrecieron un emocionante concierto con un recorrido desde Tom Paxton, sublime folksinger que empezó a principios de los años 60, hasta el actual Josh Turner, pasando por la Creedence Clearwater Revival. Viéndoles y oyéndoles, se reproducía en mi cabeza esa insistente pregunta de cómo es posible sentir e interpretar con esa pasión y con esa calidad una música que nació y se desarrollo a 8.000 kilómetros de nuestro país, en una sociedad y una cultura tan diferentes a la nuestra. Y de maravillosa propina escuchamos a una cantante folk norteamericana, compañera de uno de los músicos de Más Madera, que nos recordó a Joan Báez y Judy Collins.

También tuvimos tiempo para contarnos anécdotas como la de aquel “disco adicto” que con más de 15.000 lps en su casa un día su mujer le dijo que eligiera entre ella o los discos. El sensatamente optó por su mujer y destrozado vendió su maravillosa discoteca. Pero no superó el mono, y a los quince días empezó a comprar de nuevo discos para intentar rehacer su colección. No sabemos como acabó esta deliciosa historia, que refleja bastante bien la tremenda adición que provoca el rock.

Otra cosa buena de estas comidas de Caravana es que, a diferencia de las habituales reuniones con amigos y colegas, no hablamos ni de pensiones ni de enfermedades, ni de nuestros hijos desperdigados por el mundo en busca de trabajo, ni siquiera enseñamos fotos de nuestros nietos, lo que es el colmo y por supuesto tampoco discutimos de futbol o de la crisis. Así que nos despedimos tan contentos y quedamos ilusionados para el año que viene.









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