No me gustaría estar en estos momentos
en la piel de Elena Cortés, Consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, ni de
Diego Valderas, vice-presidente de Andalucía. Tienen una muy difícil papeleta
encima de la mesa.
Elena tiene suficientes razones, legales
y sociales para afrontar el desalojo de los desahuciados en viviendas
facilitadas por la
Consejería. Pero su decisión puede entrar en colisión con los
derechos adquiridos por otras familias, también en situación desesperada y en
lista de espera.
Si gobernar en coalición siempre es muy
complicado, lo es mas aun en tiempos de
crisis y de ajustes presupuestarios y todavía mucho mas si se esta gestionando
un ámbito social en el que hay una gran presión de demandas no satisfechas,
como es el de la vivienda social.
La izquierda alternativa, como IU, no
tiene fácil gobernar con el PSOE y viceversa, no nos engañemos. En el PSOE hay
fuertes y arraigadas tendencias a un tipo de gestión excesivamente tecnocrática,
obviando los aspectos políticos, sociales e ideológicos. Por nuestra parte, en
IU, que tenemos todavía muy escasa experiencia de gobierno, salvo en el ámbito
local, siempre nos encontramos en la disyuntiva de cumplir lo que nos dictan
nuestras ideas y lo que establece la legalidad o los pactos; con frecuencia
caminamos en el filo de la navaja y nos vemos empujados por el voluntarismo de
querer resolver los graves problemas de la gente como sea.
En el conflicto actual, parece evidente
que la Consejera
de Fomento, no solo tiene razones sociales sino también mandatos legales que
cumplir, por imperativo judicial. Pero antes de tomar una decisión, con tanto
impacto mediático y con previsibles consecuencias políticas, sin duda hubiera
sido oportuno consultarlo y tratarlo con los socialistas de la Junta de Andalucía, para
buscar una salida satisfactoria para todos.
A su vez, a la presidenta de la Junta le ha faltado tiempo
para tomar una decisión aparatosa y con una evidente dosis de prepotencia y
hasta de provocación: retirar la competencia de realojos a la Consejera. Es como si quisiera
llevar a IU al borde del precipicio y decirles o tragáis o saltáis. Y esa no es
manera de tratar a un aliado de gobierno, salvo que se pretenda socavar la
coalición o romperla.
Porque si hay algo claro en este momento
es el interés, desde diversos y opuestos ángulos en que fracase la
experiencia de gobierno PSOE-IU en Andalucía. Intereses en la derecha y no hay
mas que ver la inmediata, oportunista, reacción del PP, ofreciendo al PSOE su abrazo
del oso, si rompe con IU. También hay intereses dentro del PSOE de quienes no
les gusta nada, ni antes, ni ahora y mucho menos en el futuro, gobiernos de
coalición entre el PSOE e IU. Y por
supuesto dentro de IU, en España y sobre
todo en Andalucía, hay minorías que no simpatizan nada con estas iniciativas de
colaboración con el PSOE y están esperando la primera de cambio para pedir la
ruptura del pacto.
Hay que encontrar una formula razonable
para superar el conflicto. Nos estamos jugando mucho con el gobierno de
coalición PSOE-IU en Andalucía. Lo he escrito en otros muchos post, si queremos
desplazar a la derecha del gobierno del Estado, de la mayoría de las
Comunidades Autónomas y de muchos Ayuntamientos, no hay otro camino que el
gobierno de coalición PSOE-IU.
Tenemos que andar y allanar el camino para un gobierno de coalición en España del PSOE e IU, que no va a ser fácil y en el que nos vamos a encontrar fuertes presiones para que la alternativa al gobierno del PP, sea un gobierno PSOE-PP, como esta defendiendo insensatamente el propio Rodríguez-Zapatero y otros lo piensan, aunque por ahora no lo dicen. Un gobierno de gran coalición PSOE-PP, seria apostar directamente por una salida a la crisis de carácter neoliberal.
Tenemos que andar y allanar el camino para un gobierno de coalición en España del PSOE e IU, que no va a ser fácil y en el que nos vamos a encontrar fuertes presiones para que la alternativa al gobierno del PP, sea un gobierno PSOE-PP, como esta defendiendo insensatamente el propio Rodríguez-Zapatero y otros lo piensan, aunque por ahora no lo dicen. Un gobierno de gran coalición PSOE-PP, seria apostar directamente por una salida a la crisis de carácter neoliberal.
Los futuros gobiernos de coalición, si
los logramos, van a ser tremendamente complicados, con una gestión postcrisis
dificilísima; debemos tenerlo muy claro desde ahora y afinar bien en los
programas electorales, tanto el PSOE como IU. No podemos escribir “cartas a los
Reyes Magos”, sabiendo de antemano que no se van a cumplir. La recuperación de
la credibilidad de la izquierda, pasa porque nos comportemos con rigor y
tratemos a la ciudadanía con respeto y sin menospreciar su inteligencia.
Por eso es tan importante que la
experiencia de Andalucía no fracase. Es la hora de la cabeza fría, de la política
con visión de futuro, de negociar.
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