domingo, 13 de abril de 2014

LA IZQUIERDA ALTERNATIVA Y EL 15-M: PREFIEREN SER CABEZAS DE RATON A COLA DE LEON


El vendaval que el 15-M levantó en la política española va hacer pronto tres años, hizo pensar a muchos que una nueva generación iba a protagonizar una profunda renovación en el sistema democrático de nuestro país. Otros, deseando que jugaran ese papel, temíamos que las cosas se difuminaran y al final no se concretara en un cambio real.

Las enormes expectativas se cruzaron con el deseo de algunas fuerzas políticas, hasta ahora minoritarias, de superar el bipartidismo y dar paso a un mapa político mas plural y equilibrado, mas conforme a la diversidad de nuestra sociedad.

Había, sin embargo, al menos dos serios obstáculos para traducir las movilizaciones del 15-M en cambio político real. En primer lugar una ley electoral que en al menos 30 provincias fomenta y favorece el bipartidismo, que beneficia lógicamente al PSOE, al PP, y a los tres partidos nacionalistas (PNV, CIU y ERC), y que por ello no han estado nunca interesados en modificar. Y en segundo término un mensaje lanzado desde sectores del 15-M, en que la critica al actual sistema político, fácilmente se convertía en una despolitización de la movilización social y en una desvaloracizacion general de la lucha política en las instituciones parlamentarias. Si el primer obstáculo trascendía sin duda a las posibilidades de actuación de la izquierda alternativa, el segundo cabía la posibilidad de que se pudiera ir corrigiendo, lo que no se ha llegado a producir.

Pero lo peor es que ha surgido un tercer obstáculo, en este caso imputable en exclusiva a todos los que se reclaman de esa izquierda alternativa y del 15-M: la absoluta fragmentación electoral.

Sin embargo el revulsivo político del 15-M, mas la positiva respuesta que en su momento dieron IU, ICV, Equo, Compromis, etc., hacían albergar la esperanza de que se podría fraguar una amplia alianza electoral del conjunto de la izquierda alternativa.

A la vista de lo sucedido, tengo la impresión de que nadie quería seriamente esa alianza. Los del 15-M porque mas o menos explícitamente meten en el saco del stablishmente político a IU y en menor medida pero también a ICV, Equo y Compromis y rehúyen alianzas con ellos. IU, por su parte, inició un proceso de negociación con grupos del 15-M, pero pronto se notó la prepotencia que le da el saber que estaba subiendo en las encuestas y que podía cubrir el expediente como al final lo ha hecho, dejando dos puestos de segura salida a dos representantes de lo que consideran movimientos sociales.  
Pero lo más sorprendente es que el propio entorno del 15-M ha sido incapaz de hacer una propuesta electoral común y ha forjado varias candidaturas en mutua y suicida competencia. Da la impresión que el 15-M esta reproduciendo ya algunos de los peores vicios de las fuerzas políticas a las que tanto critican.

Y la pregunta que muchos nos estamos haciendo es ¿realmente resulta tan difícil conseguir la unidad electoral de la izquierda alternativa?

Hace unos meses escribí un post tras escuchar al dirigente de Iniciativa per Catalunya, Joan Herrera, hacer una propuesta de convergencia electoral tras un programa muy general y básico. Ese era el camino: 5, 10 como máximo, iniciativas políticas de Reforma de la Unión Europea, que podían ser asumidas por toda la izquierda alternativa.

No ha habido voluntad para avanzar en ello. Han prevalecido la letra pequeña, los puntos y las comas de los programas electorales de cada cual, los prejuicios de unos frente a otros, las expectativas de buenos resultados, los intereses personalistas de dirigentes y hasta el deseo de recontar fuerzas.

Sencillamente es increíble e impresentable que vaya cada uno por su lado, prefiriendo ser cabeza de ratón a cola de león.

Yo sé muy bien a quien voy a votar el 22 de mayo: a los mismos que vengo votando una y otra vez desde junio de 1977, aunque no este muy de acuerdo con todo lo que dicen y hacen, ya que es mucho  mas lo que me une a IU que lo me diferencia y sobre todo porque creo que IU juega y tiene que seguir jugando un papel imprescindible en el equilibrio y reequilibrio de la izquierda. ¿Pero qué van a hacer los cientos de miles, los millones de jóvenes y no tan jóvenes que se sintieron ilusionados con el 15-M? ¿Qué papeleta van a coger entre las varias que se proclaman del espíritu del 15-M? Me temo que la mayoría van a quedarse en casa y unos cuantos se refugiaran  en el voto nulo o en blanco.

La izquierda alternativa mientras sea incapaz de superar los debates teológicos y filosóficos que generan división, no responderá a las necesidades y expectativas de sus potenciales bases sociales. Y ¿quiénes saldrán ganando de esa fragmentación? La derecha española y la europea.


La opción de ser cabeza de ratón va a tener un coste evidente. Luego que nadie se queje, si antes no se ha sabido estar a la altura de las circunstancias. 

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