Cuando a principios de los
años 70 trabajaba como abogado laboralista, uno de los pocos argumentos jurídicos
de peso que podíamos utilizar frente a la aplicación del Fuero del Trabajo (aprobado
por Franco en 1938) y otras normas similares
como las que prohibían el derecho de huelga o sindicación, era la aplicación
del articulo 3 del Código Civil (nada menos que de 1889) que textualmente decía
y dice “Las normas se interpretarán según el sentido propio de sus palabras, en
relación con el contexto, los antecedentes históricos y legislativos y la
realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo
fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquellas”
Con el recurso a ese bendito
artículo queríamos convencer a los Magistrados de Trabajo, que dada la
obsolescencia de la legislación laboral y sindical del régimen, había que
utilizar otros criterios de aplicación de la ley. Obvio es decir que la mayoría
de los jueces nos oían como quien oye llover, daban por supuesto que en
determinados juicios lo íbamos a alegar y no nos hacían ni caso. Aunque también
es cierto que poco a poco y según fue avanzando la perspectiva de la transición,
cada vez hubo más Magistrados que empezaron a aceptar ese argumento para dictar
sentencias mas justas.
Pues bien, nuestro Tribunal
Constitucional parece no querer enterarse de que el art. 3 del Código Civil
sigue vigente y hay que aplicarlo y que en definitiva la ley, en este caso el Código
Penal, hay que interpretarla y aplicarla en función de cada momento histórico.
Pues no, Otegui seguirá en la cárcel y no están dispuestos, no ya a absolverle
de la condena en su día dictada por asociación terrorista, sino ni siquiera a
darle la libertad provisional mientras sus señorías tienen a bien dictar la
sentencia, que no sabemos cuanto se va a demorar todavía.
El Tribunal Constitucional
es uno de los culpables más significativos del derrotero que esta tomando la
población de Cataluña. Su nefasta Sentencia sobre el Estatut, desautorizando el
referéndum mayoritario del pueblo Catalán, fue el punto de arranque del actual proceso
independentista y los jueces que votaron la sentencia sirvieron en bandeja a
los nacionalistas el argumento que necesitaban. Una gravísima responsabilidad histórica
del Tribunal Constitucional, que ya veremos donde termina.
Y ahora parece que quieren
repetir la jugada, eso sí sumidos en un mundo de incongruencias. Legalizan a
Sortu y Bildu y mantienen en la cárcel a su máximo líder. ¿Pero que pretenden?
¿Poner aun más piedras en el camino de la pacificación y normalización del País
Vasco? ¿Dar mas oxigeno electoral a la coalición abertzale? ¿Competir a ver
quien es mas duro con el gobierno del PP, que lleva año y medio paralizado en
su política de normalización?
Que el gobierno del PP
juegue con fuego en el País Vasco es una temeridad, mas aun después de sus
descalabros electorales allí y del crecimiento del nacionalismo, pero se puede
entender que responde a las presiones de su ala mas derechista y a las
exigencias de una parte las asociaciones
de victimas del terrorismo. Pero el Tribunal Constitucional ¿qué necesidad
tiene de adoptar una decisión tan ultra? ¿pero es que quieren que descarrile el
difícil y lento proceso de pacificación? ¿alguien se imagina el proceso de paz
en Irlanda del Norte con Gerry Adams en la cárcel? ¡Vaya ceguera!
Si algún día Otegui llega a
ser Lendakari, habrá que agradecérselo en buena medida a los jueces de la
Audiencia Nacional y al Tribunal Constitucional.
Personalmente prefiero otros
Lendakaris en el País Vasco que no sean nacionalistas. Por eso y porque me
parece un atropello legal, que quienes hemos estudiado en una Facultad de
Derecho no podemos silenciar ni justificar, creo que Otegui debe salir
inmediatamente a la calle. Lo he dicho en anteriores post y lo vuelvo a decir
hoy: Otegui es un rehén del gobierno y el Tribunal Constitucional se ha plegado
a ello.
Las democracias y el Estado
de Derecho no pueden tolerarlo.
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