jueves, 6 de junio de 2013

OTEGUI SEGUIRA EN LA CARCEL Y EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ECHANDO LEÑA AL FUEGO





Cuando a principios de los años 70 trabajaba como abogado laboralista, uno de los pocos argumentos jurídicos de peso que podíamos utilizar frente a la aplicación del Fuero del Trabajo (aprobado por Franco en 1938)  y otras normas similares como las que prohibían el derecho de huelga o sindicación, era la aplicación del articulo 3 del Código Civil (nada menos que de 1889) que textualmente decía y dice “Las normas se interpretarán según el sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes históricos y legislativos y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquellas”

Con el recurso a ese bendito artículo queríamos convencer a los Magistrados de Trabajo, que dada la obsolescencia de la legislación laboral y sindical del régimen, había que utilizar otros criterios de aplicación de la ley. Obvio es decir que la mayoría de los jueces nos oían como quien oye llover, daban por supuesto que en determinados juicios lo íbamos a alegar y no nos hacían ni caso. Aunque también es cierto que poco a poco y según fue avanzando la perspectiva de la transición, cada vez hubo más Magistrados que empezaron a aceptar ese argumento para dictar sentencias mas justas.

Pues bien, nuestro Tribunal Constitucional parece no querer enterarse de que el art. 3 del Código Civil sigue vigente y hay que aplicarlo y que en definitiva la ley, en este caso el Código Penal, hay que interpretarla y aplicarla en función de cada momento histórico. Pues no, Otegui seguirá en la cárcel y no están dispuestos, no ya a absolverle de la condena en su día dictada por asociación terrorista, sino ni siquiera a darle la libertad provisional mientras sus señorías tienen a bien dictar la sentencia, que no sabemos cuanto se va a demorar todavía. 

El Tribunal Constitucional es uno de los culpables más significativos del derrotero que esta tomando la población de Cataluña. Su nefasta Sentencia sobre el Estatut, desautorizando el referéndum mayoritario del pueblo Catalán, fue el punto de arranque del actual proceso independentista y los jueces que votaron la sentencia sirvieron en bandeja a los nacionalistas el argumento que necesitaban. Una gravísima responsabilidad histórica del Tribunal Constitucional, que ya veremos donde termina.

Y ahora parece que quieren repetir la jugada, eso sí sumidos en un mundo de incongruencias. Legalizan a Sortu y Bildu y mantienen en la cárcel a su máximo líder. ¿Pero que pretenden? ¿Poner aun más piedras en el camino de la pacificación y normalización del País Vasco? ¿Dar mas oxigeno electoral a la coalición abertzale? ¿Competir a ver quien es mas duro con el gobierno del PP, que lleva año y medio paralizado en su política de normalización?

Que el gobierno del PP juegue con fuego en el País Vasco es una temeridad, mas aun después de sus descalabros electorales allí y del crecimiento del nacionalismo, pero se puede entender que responde a las presiones de su ala mas derechista y a las exigencias de una parte  las asociaciones de victimas del terrorismo. Pero el Tribunal Constitucional ¿qué necesidad tiene de adoptar una decisión tan ultra? ¿pero es que quieren que descarrile el difícil y lento proceso de pacificación? ¿alguien se imagina el proceso de paz en Irlanda del Norte con Gerry Adams en la cárcel? ¡Vaya ceguera!

Si algún día Otegui llega a ser Lendakari, habrá que agradecérselo en buena medida a los jueces de la Audiencia Nacional y al Tribunal Constitucional.

Personalmente prefiero otros Lendakaris en el País Vasco que no sean nacionalistas. Por eso y porque me parece un atropello legal, que quienes hemos estudiado en una Facultad de Derecho no podemos silenciar ni justificar, creo que Otegui debe salir inmediatamente a la calle. Lo he dicho en anteriores post y lo vuelvo a decir hoy: Otegui es un rehén del gobierno y el Tribunal Constitucional se ha plegado a ello.

Las democracias y el Estado de Derecho no pueden tolerarlo.

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