sábado, 22 de junio de 2013

MIGUEL POVEDA "SUPERSTAR"




Soy fan apasionado de Miguel Poveda desde hace muchos años, cuando tras ganar la Lámpara Minera en el Festival del Cante de las Minas de la Unión en 1993, me compré su primer y precioso disco “Viento del  Este”, grabado por Nuevos Medios (¡cuanto tenemos que agradecerle los aficionados al olfato del recordado  Mario Pacheco, impulsor discográfico de todo lo innovador y de calidad en la música española!). Pero lo de anoche en la Plaza de las Ventas fue demasiado.

Para empezar el sonido fue espectacular, lo que ya es difícil en esa Plaza de Toros. Un excelente montaje de luz y efectos especiales, muy lejos de la tradicional sobriedad flamenca y mas propio de un gran concierto de rock. Miguel, inició su actuación nada menos que con Miguel Hernández, Rafael Alberti y García Lorca, con un estilo que se movía entre el flamenco rock y el flamenco vanguardista en la línea de Enrique Morente y con ligeros toques de jazz de los instrumentos de viento y el piano. A mi personalmente, no es lo que mas me gusta de él, pero reconozco que fue apabullante.

Después salió Serrat, para cantar juntos “El meu carrer” y la verdad es que Poveda se lo merendó con patatas, a pesar del cariño y admiración que le demostró; Serrat es un musico en franca retirada desde hace tiempo y Miguel, con sus recientes 40 años, esta en la cumbre sideral.

Y pasó al flamenco puro. El público entró en levitación, ante la mas impresionante voz  en la historia del flamenco. Cantó  todos los palos y todos bien y la gente entregada. Hay que decir que a diferencia de Camaron, que a sus conciertos arrastraba sobre todo a cientos de  familias de etnia gitana, el publico de Poveda, que es payo de Badalona, es sobre todo adultos de clase media amantes del flamenco.

Salió Carmen Linares, cantaora donde las haya, a la altura de las grandes, grandisimas, pero a pesar de ello, Poveda la eclipsaba muy a su pesar, aun y así llovieron los aplausos. Siguió el concierto con cantes antiguos y todos entusiasmados, a pesar del fresquito que empezaba a hacer, cantes de Jerez, cantes de Cádiz y San Fernando, y el delirio.

Enfiló a continuación canciones latinoamericanas, de Chavela Vargas, tangos, fado y un bolero, que fue la única interpretación que no me llenó. Sacó a María Dolores Pradera, que pronto cumplirá ¡89 años!  y cantaron de forma enternecedora “Fina estampa”, no podía ser de otra manera y la gente de pie aplaudiendo la simpatía y el esfuerzo de esta gran artista.
Después Miguel volvió a la copla, demostrando que todavía se pueden escuchar versiones  de canciones que llevamos oyendo decenas de años, con nuevos matices. Terminó el concierto de nuevo con flamenco rock y “La leyenda del tiempo” de Camarón. Y en la propina volvió a la copla.

A todo esto eran las dos menos veinte de la noche, llevaba tres horas y 25 minutos, ¡ni Bruce Springsteen!  y parecía fresco como una lechuga, mucho mas que el publico que estaba ya agotado de emoción y de frío.

Si como cantante Miguel es más que formidable, como persona reflejó igualmente una gran  talla. Se pasó la noche agradeciendo a una diversidad de músicos  de los que había ido aprendiendo, agradeció lo mucho que muchos le habían ayudado, reconoció su aproximación respetuosa a otras músicas distintas del flamenco, así,  en la cumbre de su éxito, fue modesto y encima hizo un alegato de convivencia entre Cataluña y España, muy medido y sencillo, que la mayoría aplaudió.

Poveda iba acompañado de Joan Albert Amargos como arreglista, pianista  y director del numeroso y buen grupo instrumental que le acompañaba. Amargos tiene una larguísima y meritoria carrera con los mejores artistas de la música popular española, pero en mi opinión en algún momento se le iba la mano en demasiado decibelio eléctrico, aunque la verdad es que la voz de Miguel podía con todo y más. Y desde luego destacar a Chicuelo, el gran guitarrista que acompañó a Poveda en prácticamente todo el concierto.

Miguel después de este histórico concierto se puede considerar el artista “superstar” de la música española. Ha colocado el flamenco en la pista del despegue como nunca antes. Ahora todos tenemos que contribuir a que su vuelo consiga velocidad supersónica. Y los que  gobiernan en España y también en Cataluña y Andalucía, deberían tomar buena nota, Poveda sí es “Marca España” y no algunos de esos empresarios y banqueros que solo buscan hacer negocio dentro y fuera. Porque esa altísima calidad e innovación de Poveda le sitúa entre los mas grandes músicos mundiales del siglo XXI.

Ahora esperar sus nuevos discos y desde luego no me pienso perder ningún concierto que pueda volver a dar en Madrid y lo mismo recomiendo a todos.  

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