miércoles, 6 de febrero de 2013

SUELDOS DE LOS POLITICOS: CORRUPCION, NO; DEMAGOGIA, TAMPOCO





Lo peor de los escándalos de corrupción que recorren nuestro país, es que se esta consolidando cada día mas una imagen nefasta de los políticos y mas aun del sistema de partidos y de la democracia parlamentaria. Y ese es un camino muy peligroso.

Quizás en medio de esta escandalera no sea el momento mas apropiado para decirlo, pero lo voy a hacer: en España los políticos por lo general están mal pagados, sobre todo los que tienen mas altas responsabilidades en la Administración del Estado.

Vivimos en una sociedad capitalista, no en el socialismo, y los sueldos deben guardar cierta consonancia con las responsabilidades ejercidas. En el sector privado se fijan los sueldos en función de varios parámetros, tamaño de la empresa, resultados obtenidos, nivel de especialización de los responsables, exigencias de dedicación, oferta y demanda en el mercado de altos ejecutivos….etc. No se trata de aplicar a las administraciones publicas y a los altos responsables políticos los mismos criterios que en el sector empresarial, ni que a los Ministros se les pague un “bonus” al fin de año si han ejecutado bien su presupuesto, pero si que haya una cierta correspondencia.

Y lo cierto es que en España los medios y altos ejecutivos ganan muchísimo, pero muchísimo más que los políticos. Para poner un ejemplo. Mi sueldo cuando era consejero de RTVE era superior en al menos un 25% al del Presidente del Gobierno y el Presidente del Consejo de Administración de RTVE ganaba el doble que yo (aparte de otras prebendas). Como es obvio yo trabajaba mucho menos que el Presidente del Gobierno y con muchísima menos responsabilidad. Y si en lugar de tomar como referencia RTVE, al fin y al cabo una empresa publica, tomáramos p.e. Telefónica, SEAT, Telecinco, El Corte Ingles, Zara, MAPFRE…por no hablar de las grandes constructoras o los grandes bancos, las diferencias serian abismales.

Otro ejemplo. Si a la antigua Vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, le hubieran pagado según las horas que echaba al año y hubieran utilizado los baremos de una empresa mediana, su sueldo anual no hubiera sido los ochenta y tantos mil euros sino bastantes cientos de miles de euros.

En otro sentido  me parecen impresentables las quejas de un antiguo Consejero de Bienestar Social de Navarra, Calixto Ayesa, (al que tuve que sufrir desde el IMSERSO en los años 90), cuando justifica “los sobres” por el recibidos en que mientras estaba de Consejero dejo de ganar los saneados  ingresos que tenia cuando ejercía de medico dermatólogo. Nadie le obliga a dejar su consulta y entrar en el gobierno autonómico.

Por eso, insisto, no propongo equiparar criterios entre lo publico y lo privado, pero tampoco demonizar a una clase política y dejar que se vayan de rositas grandes empresarios y altos ejecutivos de nuestro país.
  
Así que a mi no me parecería nada mal que se les pagara mas a los responsables políticos, sin complejos, con plena transparencia, explicando las razones. Como tampoco me parece mal que los partidos políticos y otras instituciones publicas, como los sindicatos o las ONGS sociales, tengan una subvención parcial de sus actividades. ¿O es que vamos a subvencionar por mil vericuetos a muchísimas  empresas y a otras instituciones no?  ¿O es que vamos a permitir un sin fin de desgravaciones fiscales o de cuotas a las empresas y no vamos a apoyar a instituciones que realizan una función publica?

 Seguramente esa mejor retribución frenaría o evitaría conductas fraudulentas, pagos en negro, etc. Porque eso sí, al que se le pillara poniendo el cazo, al día siguiente cesado y en su caso al juzgado de guardia.

En definitiva, dejemos de hacer demagogia con los sueldos de los políticos y las subvenciones a los partidos (y a los sindicatos), seamos radicalmente implacables con los que defraudan o trapichean, pero no contribuyamos a engordar el caldo gordo de la antipolítica que todos los que hayamos ido al colegio sabemos donde acaba y eso sí en ese escenario sin políticos y sin partidos, las grandes empresas seguirían haciendo negocios y los altos ejecutivos ganando a espuertas.

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